La fuerza de la venganza

Me quedo con varias escenas destacables de esta película.
- La del carnaval donde los sicarios de la organización disparan contra Larry Richards (Steve James) matando a uno de sus hijos y posterior persecución por parte de Matt Hunter (Michael Dudikoff) por coger a los responsables.
- Cuando los Pentágonos asaltan por la noche el rancho de Matt matando a los agentes del servicio secreto que vigilaban el porche y después quemando la granja entera, muriendo también la mujer de Larry y su otro hijo, el propio Larry y también al abuelo, dejando a Matt mal herido viendo como secuestran a su hermana para obligarle a ir a los pantanos donde sera cazado por ellos.
- Y por supuesto la cacería final de Matt en los pantanos a cada uno de los miembros de la organización... cuyo ultimo y quinto miembro era el almirante James Brown del servicio secreto.

El asalto al rancho donde está oculto el senador interpretado por James y su familia, con el posterior asesinato de todos ellos, es una absoluta brutalidad que no se corta un pelo en mostrar la barbarie de esos neonazis.

La cacería en ese lago cerca del pueblo de los white trash, con Dudikoff pasando de presa a cazador, es también enorme. Lástima que la pelea con Ryan cante mucho con la peluca de la que he hablado anteriormente.

Y es una desgracia que no hubiera secuelas, ya que el final quedaba abierto con la duda de si la agencia de inteligencia estaba también contaminada por esta sociedad secreta, al más puro estilo Hydra.

Todo lo que pasa desde que los malotes llegan a la casa, chivatazo mediante, es una puta locura, muere hasta el apuntador, los queman a lo bestia y a nuestro protagonista le retan, vale, de acuerdo, el tipo lo acepta, da el visto bueno, el consentimiento más benévolo, todo sea para rescatar a su hermana pimpolla y ahí ya mi cabeza explota, La pequeña de Louis Malle, Hardcore, un mundo oculto, Taxi Driver con De Niro salvando a Jodie Foster, El cabo del miedo de Scorsese y esa lluvia ominosa, Depredador en la selva más fiera metafísica, Apocalypse Now con Martin Sheen cumpliendo con su cometido, la sagrada sanguinaria tarea saliendo surgiendo del agua más turbia agónica esquizofrénica, y no sé qué más, la hostia puta, se duela con el de la máscara blanca y allí jarrea, el diluvio del fin del mundo, True Detective se me olvidaba, qué hermosura, después con el osote salido de una cualquier sauna gay, o de Pulp Fiction, o de los Goonies, más tarde con el chicuelo rubio que es como de Dudikoff, está mejor que nunca en todos los aspectos, hasta en el pelo, ese sosias o gran espejo reflejo, y finalmente con el jefe de todo esto, que justo cuando estaban en lo mejor, en plena faena asesina, repartiendo bellos mandobles a diestra y siniestra entrambos, lo cortan y todo se va a la mierda, le vemos aparecer donde los del gobierno, tremendos corruptos ineptos, con su hermana del alma y te dices esto qué cojones es Dios mío qué estropicio narrativo gran cretinez, ahí, de hecho, en el fango debería haber acabado la magna obra, para que alargar/olvidar para nada el memento mori, hermano, se pregunta uno tan desconsolado, para al de un rato ir a la casa del maloso que está allí tan tranquilo como si hubieran pasado unos día a pesar de que Dudikoff siga con las mismas heridas o manchas, como si la película de repente se hubiera desdoblado, hubiese cruzado absurdamente, como en La mosca de Cronenberg, dos planos trozos temporales completamente ajenos entre sí, el del guerrero americano magullado por un lado (hace apenas unos minutos que salió del pantano, de las aguas primigenias, de la sopa originaria de la que todos procedemos, polvo sobre polvo, cemento armado, fue como Superman volando voy, volando vengo y por el camino yo tanto me entretengo), y el del gerifalte ultra maloso por el otro (lleva ya una temporada en su covacha o cochiquera esperando, no se sabe bien si a Godot o a Dudikoff montan tanto, el primero que por allí aparezca o se presente, le es indiferente, cualquiera de los dos será bien recibido, a palo, y tentetieso, a hostia limpia, es el perfecto anfitrión, no hace de ninguna clase distingos, no discrimina, es inclusivo y progresivo en ese aspecto, le tira a todo, le da lo mismo dios que cristo, ocho que ochenta y ocho, de reunión con los amigotes, ni una mujer allí pace o tienen los cabrones, no hace falta ser un lince para darse cuenta perfecta de que es una conflagración, conspiración de enormes mariposones, ¿tal vez de increíbles vírgenes solterones?), pero bueno, dejémoslo ahí que la están peinando, el caso es que se pegan como si no hubiese un mañana, que no lo hay, con todo tipo de artilugios o adminículos de todas las del hombre edades batallas en ese cuarto santo que recuerda tanto al de los lobos y Ana, afinidades electivas que se dice entre los más grandes creadores, la angustia de la influencia, Saura y Firstenberg beben/comen del mismo plato, genealogías amigas, próceres de nuestro tiempo, y gana nuestro héroe, como no podía ser de otra manera, ofende la duda efímera y también la eterna, y vuelve al hospital y cuando crees que no me ves, que sí, que ya está, que no hay más Santo Tomás (está al caer esa festividad, vamos a celebrar), pues no, el epílogo o glosa es gloria, magnífico, puturrú de fuá, yo te señalo, tú eres el topo, el intruso, el infiltrado, y yo aquí sigo con dos cojones y un palo, luchando, a mí Sabino que los arrollo, que los aplasto, a todos, capullo, mucho cuidado que yo soy el puto amo.