La piedad

La película me parece maravillosa, divertidísima, con una imagen estética inigualable, un juego cromático nunca antes visto y una deformación visual de la que David Lynch es un mero aprendiz, en comparación. Los valores que transmite la propia película y su autor son totalmente constructivos y justos, como todo su discurso fuera y dentro de las pantallas. Creo que el cine español debe hacer un esfuerzo y comprometerse con desarrollar y meter muchos más recursos en este tipo de producciones, y centralizar todas las temáticas, estéticas y puntos de vista en un pequeño grupo de personas, que considero están dotadísimas para el séptimo arte y que hacen que nuestro cine contemporáneo español supere con creces las épocas doradas del cine americano, europeo y asiático.

No tengo más palabras para describir el efecto que me ha causado, no solo esta, sino todas las otras películas del director y sus cortometrajes, que siguen una línea, como dije, constructiva y reflexiva, sin ningún tipo de tópico ideológico, y que nos ayudan a meditar sobre los asuntos más importantes de la existencia humana. Un cine, en definitiva, de una belleza exterior e interior, de contenido y forma, que roza lo sublime. Y además, hecho por y para el público, con las mejores intenciones, y sin ningún tipo de narcisismo.

Le pongo un 1, porque no me gusta nada el cine, y entonces, les pongo 10 a los bodrios como Ben Hur, y 1 a las obras de calado como esta.

PD: A quien pueda interesarle:
Espero que esta crítica sea más de su agrado que la anterior, validada primero (con 15 validaciones positivas) y desvalidada un día después.

Pieles me espantó de lo mala que es y quiero decirlo tal como pienso sin entrar en más detalles de todos conocidos. En esta ocasión, viene a pasar lo mismo de lo mismo........ mucho curro en cuanto al aspecto visual, la imagen, lo banal, lo superficial, pero luego el contenido, lo verdaderamente importante, es aburrido, decepcionante sería la palabra, vacío. Querer llamar la atención del espectador con carteles publicitarios o posts en insta coloridos y provocadores es claramente un síntoma de falta de talento por parte del director, es como que te den un caramelo con un envoltorio muy bonito, colorido, brillante y luego saber a rayos. Aquí las apariencias engañan claramente. La historia es aburrida al máximo, sin sentido como en pieles, pierde credibilidad ganando en previsibilidad no obstante a medida que transcurre la historia, desde el minuto 5 deseando que terminara la película. No quiero pensar cómo eran las otras películas que competían en el Fest Festival porque si ésta les pareció la mejor o bien los premios me temo que no se dan en base a la calidad de la película sino a otros motivos o razones...........
En definitiva, lo que más me sabe mal de todo esto es que Ángela Molina no fuera la primera opción del director siendo tristemente plato de segunda.
No la recomiendo, gasto de dinero y tiempo innecesarios para el bolsillo del espectador.

No es creíble. El carácter trasgresor de las propuestas de Casanova no me parecen naturales. Quiere crear un universo propio que se diferencia del resto, y lo quiere hacer si o si.
No me creo que todo lo que muestra le salga de dentro como insiste cada vez que le dan la posibilidad de explicar su obra, luego las ves y te das cuenta de que solo quiere ser diferente, que no es lo mismo que ser diferente.
Ronda por su aurea un descarado intento de ser un nuevo Almodóvar, pero claro, nada en la obra de Almodóvar es impostado, son sus pensamientos naturales reflejados, su alma se podría decir. Mientras que da la sensación de que si a Casanova lo rascas un poco, se le cae toda la careta en cuestión de segundos.
La Piedad es más parecido a Star Wars que a un producto independiente de un autor libre de esos que simplemente cuentan sus historias porque son las que le salen. Casanova se pregunta constantemente que puede contar y como para que parezca que tiene un complejo mundo interior, y el resultado se traduce en un constante esfuerzo por plasmar esa mentira. Y se nota, se nota constantemente.
Tampoco es que nada de lo haga tenga algún valor, el Photoshop también tiene su aquel, y ahí lo tiene bastante claro y se esfuerza con resultados decentes, pero cuesta tragar con la falsedad de sus creaciones.
Es en definitiva un aburrimiento del que poco se puede extraer.

Tratar de resultar innovador con una estética a base de filtros y cromáticamente llamativa no es suficiente. Carece de entusiasmo, de transgresión.

En un intento de crear imágenes que pasen a la posteridad, cae en desgracia con una película que se asemeja a lo que fue Rainbow, estrenada no hace mucho, un experimento fallido e insípido, que no aporta nada nuevo y cuya mayor carencia es es guion, una verdadera historia que capte la atención del espectador y sea un reclamo para acudir a las salas de cine.

La sola presencia de Ángela Molina, arrebatadora siempre, no consigue sacar a flote algo que conceptualmente estaba abocado al fracaso.

Se me llevan los demonios que revistas como Fotogramas ( la valora con 4 estrellas; estamos locos o qué) o programas de televisión como Días de Cine, sean benevolentes en sus críticas con este despropósito de película. Me gusta el cine experimental y arriesgado, así que, cuando fui a ver su primera película, Pieles, iba con las expectativas muy altas y me defraudó totalmente;en este caso, iba con las expectativas templadas, y me decepcionó aún más. Es obvio que es un mejunge sin sentido de imágenes que quiere provocar a toda costa, con una apuesta visual kitsch revulsiva y feista, -y a veces, risible- que trata de epatar a los ofendiditos de siempre, que intenta ser vanguardista, pero que se queda en una abigarrada aglutinación de influencias de videoartista aficionado. Incluso, Ángela Molina, que es una de mis actrices fetiche, no está nada creíble en este proyecto absurdo y huero, de contenido vacío que no aporta nada, sólo indignación por perder el tiempo visionándola.