Elephant (TV) (TV)

Hay muchas y variables de maneras de entender el título de la película. Yo me quedo con la que en cierta ocasión soltó el guionista en una entrevista; y es una referencia a que la situación en Irlanda del Norte por entonces era la equivalente como si hubiera un gran elefante en medio del salón y nadie se sorprendiera de ello, que es, desde mi prisma, sobre lo que va la peli; de como la violencia en Irlanda del Norte, o en cualquier otro lugar, es absurda, sin ninguna lógica o explicación factible, y de como estamos acostumbrados a ella como si tal cosa.

La película comienza con un asesinato, que no logramos entender, sin motivos aparentes, sin resultados. Un hombre busca a otro hombre y lo mata. La primera muerte nos impresiona, tan fría, filmada de manera sin recrearse, pero cruda. Soltamos un "¡joder!".

La segunda muerte nos choca, pero no tanto como la primera. La tercera muerte nos deja algo fríos. En la muerte número 10 estamos aburridos. Pero aquí amigos, estoy seguro que es algo intencionado del director. Seguimos sin comprender ninguna de las muertes, pero ya nos da igual. Estamos, en la misma situación que los hombres que ven un elefante en medio de su salón y no se sorprenden. Estamos anestesiados de tanta violencia. Nos da igual quien va a morir a continuación.

Yo no sé vosotros, pero a mi me parece terrorífico está manera de jugar el director con el espectador. Es tan... cierto. Tan real. Y no hace falta irse al Ulster, es igual en todas partes.

Y es jodido, porque algunas muertes son mucho más jodidas y crudas que la primera, pero, vuelvo a remarcar, nos la suda ya quien muera.

Y entonces el director va aún más lejos con la última muerte del filme. Es el plano más largo, donde dilatas más el tiempo. Y el espectador lo único que desea ya es un monstruoso " que se lo carguen ya de una puta vez".

Y joder, llegar a pensar eso es aún más terrible que lo anterior. El director nos hace pensar. Y las respuestas son incómodas.

Película muy difícil, pero que recomendaría a todo el mundo que lo viera.

Debo acabar la crítica. El elefante del salón de mi casa quiere más café.

Quien vaya a ver el anterior anexo a la "Elephant" de Gus Van Sant, que no se engañe: Van Sant, construía con su "Elephant" un experimento digno de admirar, no sólo porque tras una forma que se adecuaba perfectamente al mensaje de la obra contenía una buena dosis de reflexión, sino por el impresionante trabajo que había tras ésta a nivel de montaje, composición, etc... sin embargo, con la "Elephant" de Clarke, nos hallamos ante algo radicalmente distinto: en ella, la forma no intercede en el fondo e, incluso, lo redondea hasta el punto de obtener un atinado resultado, pero aquí, hay algo que se aleja a pasos agigantados de la cinta de Van Sant: su montaje. En éste, el uso de los recursos expresivos por parte del director, siempre es el mismo, es decir, enfatiza no en la acción, sino en su propia visión de la acción, y me explico.

Cada vez que en "Elephant" observamos un asesinato, existe un proceso de mecanización que podrá parecer o no acertado (a mi, en parte, si), pero ante todo, busca resaltar un mismo hecho: antes del asesinato, el plano de seguimiento inunda la pantalla y nos hace partícipes de una palpable tensión sin saber exactamente en que derivará (no en el sentido de como terminará la acción, sino en el sentido de que no conocemos a la víctima ni al verdugo, el inicio acontece siempre con el mismo tipo de plano, pero la cuestión es como Clarke otorga neutralidad a ese momento, así que en ninguno de ellos sabemos si nos está mostrando al asesino, propiamente, o al asesinado), tras el asesinato, un plano casi estático que resalta la aspereza del momento, nos muestra lo que antes era un cuadro repleto de vigor, como algo inerte, y lo entrega de modo aséptico, dando una conclusión concisa.

El desazón aparece y desaparece por arte de magia, y las reacciones son las esperadas: al termino, un cuerpo en el suelo, sin vida, sólo y sin miradas a su alrededor, destapando la crudeza de una muerte que, al fin y al cabo, no habrá llevado a nada, sólo a reslaltar la violenta naturaleza de un hombre que, esté en la situación que esté, siempre será un lobo para el hombre.

Unos individuos sin identificar se dan muerte de forma indiscriminada en unas desérticas calles que parecen dispuestas como escenario de juego macabro, y no como lugar habitado por seres humanos. La idea es mecánica, extenuante, circular. No hay diálogos ni música; el silencio se vuelve incómodo, espectral.

1.

De acuerdo en que 'Elephant' es reiterativa y morosa. No obstante, la propia propuesta de Clarke asume eso como parte indispensable de la idea a transmitir; la película 'quiere' ser así. Redunda en la muerte, la hace eslabón de cadena infinita que no admite lecturas racionales; la confirma como automatismo biológico. ¿Qué pregunta cabe hacer que convierta en razonable la masacre?

2.

El travelín. Al igual que en la posterior 'Elephant' de Van Sant (la cual toma de esta algo más que el nombre; la expresividad visual), hay largos planos donde la cámara se sitúa a la espalda del personaje. El tempo, real, se dilata ante la inminencia de la muerte, sin dejar ubicar al espectador cuándo sucederá ésta. Lo desangelado de los escenarios, un puñado de páramos marginales y calles herrumbrosas, y el desasosiego que producen, remiten a una versión más áspera y tétrica de la soledad que emanaban las ciudades de los films de Antonioni.

3.

Tras cada asesinato, la cámara reposa sobre el cadáver. A Clarke le interesa que reparemos en que ese fardo de carne muerta antes constituía una vida humana.

Desgarradora crítica social tan a quemarropa como lo que muestra en sus planos secuencia.

Dejando a un lado los grandísimos beneficios del steadicam (estabilizador de cámara) a la historia denunciada, lo que realmente aterroriza son sus planos fijos, pudiendo estos ser interpretados como: "Mira al p*** elefante"

En inglés, elephant in the room («elefante en la habitación») es una expresión metafórica que hace referencia a una verdad evidente que es ignorada o pasa inadvertida. También se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir.

Se basa en la idea de que sería imposible pasar por alto la presencia de un elefante en una habitación; entonces, las personas en la habitación que fingen que el elefante no está ahí han elegido evitar lidiar con el enorme problema que implica.​ Sin embargo, la propia presencia de un problema tan grande y obvio se vuelve incómoda para todos los involucrados, quienes, a pesar de ello, continúan evitando el problema.

En Elephant se comete un solo asesinato, aunque a lo largo de los treinta y siete minutos de mediometraje veamos dieciocho variaciones del mismo. Por la ambientación parece que nos encontramos en la Irlanda de los Troubles. El título nos lo confirma, puesto que hace referencia a una frase del guionista, Bernard MacLaverty, para el que el conflicto irlandés era como tener un elefante en la sala de estar sin que nadie se sorprendiera, tan acostumbrados estaban a él. Es por esto que vemos matar a gente dieciocho veces, y si el primer crimen nos impacta, progresivamente vamos acostumbrándonos a los siguientes, que se llevan a cabo de manera maquinal. Clarke dirige con ascetismo bressoniano esta impresionante película que incide además en reflejar el tenue límite que separa la vida y la muerte, perversa consecuencia de la integración de la violencia en la vida cotidiana