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Sparta

Drama Ewald se mudó en su día a Rumanía. Años después y entrado ya en los 40, busca comenzar de nuevo. Deja a su novia y se muda al interior. Con la ayuda de jóvenes de la zona, transforma una escuela en ruinas en una fortaleza. Los niños disfrutan de una existencia nueva y sin preocupaciones. Pero la llama de la desconfianza no tardará en surgir entre los habitantes. Y a Ewald no le quedará otra opción que enfrentarse a una verdad que ha ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2022
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sparta, el último trabajo del austríaco Ulrich Seidl, ha llegado al festival de San Sebastián cargadísima de polémica. Por el tema que trata, por acusaciones de que los niños no fueron tratados adecuadamente durante el rodaje y de que los tutores de estos no sabían de qué iba la película, etcétera, etcétera. Tan sonada fue la controversia que cancelaron su proyección en el festival de Toronto, donde iba a ser estrenada. Por suerte, hemos podido "disfrutarla" en San Sebastián. Y bueno, lo pongo entre comillas porque Sparta no es, en absoluto, una experiencia agradable. Pero qué queréis que os diga: polémicas aparte, a mí me ha parecido de lo mejorcito del festival.

Sparta es una película incómoda. Muy incómoda. Tan incómoda que asfixia. Seidl marca los tempos con muchísima habilidad, manteniendo los planos y alargando ciertas escenas, y cuanto más vamos conociendo a su protagonista, más aumenta la tensión, sobre todo si entras en la película sin tener ni idea de qué va, que es lo que me pasó a mí. Es un trabajo de duración moderada que se hace más largo no porque aburra, sino porque agobia y perturba.

El enfoque de Seidl será donde muchos espectadores tracen la línea. Seidl pone bajo el microscopio a un perfil que es, a todas luces, repudiado por la sociedad actual, nos muestra su naturaleza y sus impulsos pero se niega a convertirlo en un monstruo. Lo humaniza y no lo juzga, lo cual es una decisión valiente y muy arriesgada, y que seguro que no gustará nada a más de un espectador, pero a mí me parece el punto más fuerte de la película. Me gusta que Seidl no me trate como si fuera imbécil. Me gusta que exponga su historia y me permita a mí sacar mis propias conclusiones. Me gusta que incite al debate y a la discusión y que en ningún momento me coja por los hombros y me diga: "Esta es la conclusión que tienes que sacar".

A nivel visual, Sparta es estupenda. Seidl cuida al detalle la composición de los planos, a menudo estáticos, creando imágenes perturbadoras y otras de considerable valor estético. De banda sonora escasa, utiliza los silencios y la mezcla de sonido para llenar el espacio. Y las interpretaciones, sin ser sobresalientes, diría que también aprueban con nota. Georg Friedrich saca adelante un papel muy, pero que muy difícil, y si no fuera por su trabajo, por cómo es capaz de desnudarse (en todos los sentidos) ante la cámara y de mostrarnos el mundo interior de Ewald, la película se vendría abajo enseguida.

Mi mayor problema con la película reside en cómo está enmarcada. Sparta empieza y acaba con secuencias cuyo contenido no revelaré, pero sí diré que están relacionadas con el padre de Ewald, y me cuesta entender exactamente cómo engranarlas con lo que se nos cuenta en el resto de la cinta. Da la sensación de que en estas secciones Seidl intenta abordar temas de más y de que no están bien integrados, o al menos a mí me cuesta ver de qué modo lo están. Luego me he enterado de que Sparta es la segunda película en una trilogía, así que tal vez ver la primera parte, que al parecer trata sobre el hermano de Ewald, me ayude a rellenar esos huecos y a entender mejor qué está intentando decir Seidl con este fragmento de la historia.

A pesar de eso, Sparta me parece un trabajo muy meritorio en el que la conjunción de las imágenes, el tono, el pulso narrativo y la temática consigue crear una experiencia inquietante, oscura y difícil de olvidar. No es una película fácil, desde luego, y le exige bastante al espectador, pero yo creo que merece mucho la pena porque, te guste o no, lo más probable es que no te deje indiferente.

Calificación: Notable
Dabi
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30 de septiembre de 2022
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Precedida de gran polémica por diversas razones, ninguna todavía aclaradas convenientemente, la proyección de este film en el reciente Festival Internacional de Cine de Donostia/San Sebastián 2022 no ha sido para tanto.
Ninguno/a de lo/as acreditado/as presentes pensaba que causaría escándalo y así ha sido por cuanto la película es sobria, espartana en cuanto a exposición de los acontecimientos y sin ninguna escena subida de tono.
No logra azorar, tampoco emocionar pero se ve sin ningún problema ya que la narración es clara y precisa, aunque deja en la conciencia del espectador la auténtica verdad del argumento, aunque para mi está clara.
Buenas interpretaciones, austera puesta en escena, logran un film interesante en cuanto al fondo aunque sencilla en la forma.
El resultado final es de obra digna y honesta, llena de turbiedad en el alma del protagonista, cruda, pero también bastante convencional en su narración. Así a unos espectadores les gustará y a otros les decepcionará. Como la vida misma.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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12 de julio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda parte, y final, de la obra que diera comienzo con “Rimini”. Si en la primera nos transportaba a una ciudad bucólica bañada por el mar mediterráneo, esta navega hacia el este, desembarcando en otra mítica ciudad, igualmente mediterránea, de la antigua Grecia. Esto lo hace de forma figurada, ya que la acción, aunque se desarrolle en el este, lo hace en un pequeño pueblo del entorno rural de Rumanía.


Recordamos como en “Rimini”, Ulrich Seidli, nos mostraba el oscuro sótano donde habitaba el singular Richie Bravo. En esta ocasión nos presenta el no menos tenebroso y sucio subterráneo de su hermano Ewald. Una persona, que a diferencia de su hermano, es de aspecto normal, con un trabajo normal, con una pareja normal, de usos y costumbres, en apariencia normales; un mediocre que se revelará como alguien que, contra todo pronóstico, se encuentra, como su hermano, fuera de la media. Una característica que tanto me atrae de su director, que plasma en toda su obra, es que al igual que el realizador, Claude Lanzmann, no juzga a sus personajes, sino que solo se dedica a mostrar, entre el blanco y el negro, toda la gama de grises de la que, al igual que todo hijo de vecino, se componen, para que cada cual juzgue a conveniencia.


Película que viene acompañada de una gran polémica por el tema primario tratado y la forma de afrontarlo, que incluso ha motivado demandas de los padres de los pequeños actores hacia el director. Aspecto este, que bien pareciera que su autor pudiera haber presagiado, y que pertinentemente ha quedado reflejado en la propia cinta. Así mismo, no ha contado con el beneplácito de gran parte de la crítica. Todo ello entendible, si claro está, nos asomamos al abismo del metraje en su literalidad, sin tomar la distancia y la abstracción oportunas. No en vano, como ya se ha indicado, es la segunda parte de un todo que no se puede entender por separado (bueno, esto no es del todo cierto, ya que “Rimini” sí posee entidad propia). Siendo parte de un conjunto que se debe interpretar más allá de la textualidad que ofrece el fotograma, se debe rebuscar en su fondo para desenterrar la significación subyacente, es decir, lo que verdaderamente nos quiere mostrar su autor, que, por otra parte, mucho tiene que ver, entre otros aspectos, con todas y cada una de las localidades y localizaciones elegidas; algunas de las cuales, ya recurrentes en su filmografía. Otro aspecto reseñable en cuanto al trabajo de Seidli, es el gusto por el detalle, la sutilidad de enseñar sin mostrar y la maestría de mostrar sin enseñar. Cabe realizar mención especial para el actor alemán Hans-Michael Rehberg que, en su corto, pero imprescindible, papel de padre, realiza una memorable y, por desgracia, última interpretación. D.E.P.


Segunda parte necesaria, que completa la obra en su totalidad, que junto a la primera, bien podría formar un mismo y único, (kilo)metraje. Ambas confieren una obra maestra, cara y cruz de una misma moneda que discurren de forma paralela, divergiendo en su forma de afrentar el trágico pasado y supervivir a un precario y agónico presente. Cinta incómoda que incomoda como pocas. En ocasiones, se torna difícil mantener la mirada en la pantalla, llegando incluso a alcanzar, por distintas razones, el grado de repulsión de “Cargo 200”. Este es el segundo y último paso de aproximación al maestro Pasolini.
osferal
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25 de abril de 2024
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Descubrí el peculiar sello del cine de Ulrich Seidl con su trilogía: "Paraíso: Amor" (2012), "Fe" (2012), y "Esperanza" (2013). Película a película, la huella que este director ha ido dejando en mí ha sido cada vez más profunda. Y así me interesé por otros títulos más antiguos de su filmografía como las recomendables: "Models" (1999), "Días perros" (2001) e "Import/Export" (2007), y por supuesto con quizás su película más «digerible» entre comillas hasta la fecha, "Rimini" (2022). Esta última tiene un nexo común con "Sparta" (2022), la película que os quiero recomendar, ya que cada filme cuenta la historia de un hermano. Es más, os recomiendo ver primero "Rimini", para que encontréis sentido a las imágenes del padre de ambos que aparecen en "Sparta".

La película, nominada a la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián, llegó cargada de polémica, no solamente por el peliagudo tema que se trata en ella, la pedofilia, sino también por manera tan personal de hacer cine de Seidl. A ello se unen las denuncias de los padres de los niños que actúan en la película, que acusaron al director de ocultarles el verdadero argumento de la misma, cosa que Ulrich Seidl niega tajantemente. De momento la policía de Rumanía (lugar donde se grabó la película) sigue investigando.

No quiero meterme en estos berenjenales, porque bastante tengo con intentar no caer también en la provocación cinematográfica que me produce Seidl con "Sparta". La manera de tratar este tema con la visión cuasi humanista del pederasta que parece querer mostrarnos, es directamente jugar con fuego. Sparta nos narra los demonios interiores de Ewald, un cuarentón austriaco que tiene su vida hecha en Rumanía, pero decide romper con todo y empezar desde cero en un remoto pueblo, comenzando un viaje personal que va oscureciéndose cada vez más y más.

Si al escabroso tema tratado le unes la habitual y desolada manera de Seidl de ver la vida real con toda su dureza, mostrándonos la suciedad y el egoísmo del alma del ser humano y plantándolo como un puñetazo en toda la cara del turbado espectador, el resultado es inquietante y devastador. Siendo "Sparta" su película menos explícita hasta la fecha, me sigue causando escalofríos esa comparación entre la relación del pedófilo y los niños, y la de estos últimos con sus padres. Esta inhabitual óptica trazada hacia el pedófilo me recuerda ligeramente al enfoque de la también muy interesante y coetánea película de Carlos Vermut, "Mantícora" (2022), que también insufla humanidad en la tenebrosa mente de su personaje principal.

Quizás os escandalice, quizás os asuste, quizás os produzca repulsión, pero aunque no os guste, desgraciadamente para nosotros, habitantes de este planeta tan azul, no hay nadie que se acerque tanto como Ulrich Seidl a mostrarnos con tanta veracidad la ignominia del ser humano.

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Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura
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9 de junio de 2023
0 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien tramada, rodada e interpretada, pero qué cutre todo. Se pasa mal viéndola. El pedófilo da, la vez, pena y asco.
No se acaba de entender qué pretende Seidl con este tipo de películas. Por lo demás, es muy previsible, desde las primeras escenas, de cómo va a ir la cosa.
Se hace lenta y reiterativa hasta la mitad de la película. Y, como en tantas otras, se reserva un poco de intriga en la última media hora.
Me entero a posteriori de la polémica que suscitó. Pero si yo fuera el padre de algunos de esos niños nu hubiera dejado que participasen, no por lo que ocurre en la película, sino por el mismo planteamiento.
yoparam
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