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Belmonte

Drama A Belmonte, interesado en retratar al ser humano, sus pliegues, su desmesura, se le acerca una muestra de pintura en el Museo de Artes Visuales de Montevideo, pero él está más ocupado pensando en los cambios que vive su familia: su ex mujer está embarazada, fruto de la relación que mantiene con otro hombre, y percibe que su hija, Celeste, pasará menos tiempo con él cuando nazca su hermano. Belmonte necesita la brújula que le supone ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
11 de diciembre de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El viernes 23 de noviembre acudí a la Cineteca para ver a las 19:00 una de las películas que deseché en mi agenda donostiarra: la uruguaya Belmonte, de Federico Veiroj. El pintor Belmonte, especializado en desnudos masculinos, se prepara para una próxima Muestra en Montevideo. Múltiples cambios vitales le perturban e inquietan, tales como el embarazo de su ex-mujer y el consiguiente distanciamiento de su hija Celeste. Un señor hosco en crisis de mediana edad que deambula por su vida entre lienzo y lienzo. Un filme recogido y sombrío, melancólico, sencillo en su puesta en escena y clásico en atmósfera. Su manera de captar la angustia del artista y su ambiente cultural es harto acertada. Es una película que tiene personalidad, y es innegable la valía de ofrecer estilos narrativos diferentes en esta era de la abundancia. Sus elecciones musicales y su uso de un formato cerrado dan para secuencias hermosas y encuadres interesantes. Pero a grandes rasgos el filmes es muy poca cosa, no ofrece demasiado ni en fondo ni en forma. Es deliberadamente pequeño, pero ello logra que no conectemos con el relato. Belmonte jamás nos simpatiza, y una pátina de frialdad rodea su viaje emocional. Largometraje tan noble como olvidable.
Néstor Juez
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24 de marzo de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 4,5

Por qué pintas siempre hombre desnudos?

Los artistas son aves de otro plumaje, se requiere poseer de ciertas características especiales y no siempre fáciles, para entenderles y acercarse a ellos. Belmonte es un caso típico de ello. Un artista gráfico de buenas cualidades y que se introspecta en su trabajo. Pinta bosques y espacios llenos de colores con trazos fluidos donde representa hombres desnudos contorsionándose o híbridos, hombres desnudos en lucha consigo mismos o retozando, donde no está exenta una gran carga sexual. Todo esto siempre con una profunda sensación de soledad y furia contenida.

Hasta ahí la obra misma serviría para delinear a un personaje intenso, de grandes sombras internas y dispuesto a entablar guerra en cualquier instante. Sin embargo no es así. Belmonte nos lleva por un ininterminable camino de situaciones que va abriendo el guion, una tras otra, para luego simplemente dejarlas así, abiertas sin resolución alguna.

Abriendo tramas

Belmonte como personaje es un hombre difícil de comprender, pero el guión lo hace aún más complicado dejando de lado toda posibilidad que nos expongan en la historia, que si se hubiera tomado, hubiera dado golpes dramáticos interesantes sin embargo se les deja desperdiciadas.

El tiempo de una cinta de arte
Es completamente válido en una cinta, que se cataloga como de cine de arte, dejar puntos para que el espectador los cierre, pero cuando la mayoría de la trama se queda abierta, ya es demasiado y hace que el ritmo, de por si lento de la película, parezca mucho mas y sus 73 minutos… se hagan eternos.

Más de lo que te imaginas

Y no es que los actores estén mal, no lo están, hacen lo que pueden con lo que les da el guión. Aunque sobresale Olivia Molinaro como Celeste.

Gonzalo Delgado (quien en realidad es pintor) hace también los cuadros de Belmonte y se adivina muchísimo más de él que lo que el guion deja ver.

Belmonte como personaje naufraga en un guion que lo deja en medio de la indefinición; como divorciado, como hijo y hasta como padre (su relación más valida y fuerte en la película es con su hija pero nunca logra pasar adelante)

Nada que hacer, verdad?

Belmonte actúa como un ser huraño y resentido, lleno de rabia que pensamos que explotará violentamente y al manos se liará a golpes con alguien… pero eso, simplemente es una suposición. Parece que goza su soltería tras el divorcio, pero en realidad está necio con no desparecer de la vida de su ex, quien ha reconstruido la suya. Tiene en puerta una exposición en un Museo importante en Montevideo y sin embargo sabotea su trabajo. Nada se cierra, todo queda al “llene el espacio” sin una razón.

Sin coronar

Cada vez que el personaje va a coronar, la historia lo abandona y hace que desista, cada vez que llega a un punto de quiebre y que podría revelar algún secreto para avanzar, o complicar la trama dramática, al guion se le olvida y se abre otro plot, en una contradicción tras otra, el personaje nunca crece, nunca se mueve a otros planos, nunca nos da una respuesta clara del por qué o qué es lo que quiere. O básicamente, por qué se niega a enfrentar la verdad que se le pone frente a la cara.

No pasa nada, no te preocupes

Ese es el tinte de la película, plantear que puede pasar algo, dejar que transcurran las cosas llenando la pantalla de situaciones cotidianas y que al final de cuentas no pase nada y se salte sin más a lo que siga para recomenzar el proceso.

Es abrir un sinfín de abanicos dramáticos nada mas por abrirlos, sin haber pensado en cómo terminarlos, cuando la lógica mandaría que cada vez que se abra o se use algo en la trama es para solucionar o hacer explotar otro punto; si no es para eso, francamente da lo mismo exponer el tema o no.

Conclusión

Pese a tener un buen trabajo de los protagonistas (padre e hija) presentar una obra pictórica interesante y un nutrido soundtrack, la historia no cautiva, no resuelve los problemas que abre incesantemente.

Al final del día, Belmonte es una larga colección de pausas en una historia que abandona todos los recursos dramáticos sin darles la menor importancia.

Escrito por Fabian Quezada Leon
https://cinemagavia.es/belmonte-pelicula-critica/
Cinemagavia
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19 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Belmonte es un pintor con una hija pequeña (bastante lista para su edad) que tiene que lidiar con la 'presión' que pueda suponer la llegada de un bebé para su ex mujer en lo que respecta a un posible alejamiento de su hija para estar más con él.

En teoría había mimbres para sacar una película bastante decente con solo eso. En teoría.

'Belmonte' no engaña a nadie más que a sí mismo porque sí que enseña lo que promete, pero realmente rasca poco en la superficie y en como llegó a divorciarse de su mujer, como afectó a su hija en común, entre otras cosas. En este filme las cosas van pasando, y ya.

Lo que más se permite conocer es al protagonista, una persona algo antipática a veces y lo contrario en otros momentos. Me hubiese gustado saber también más sobre él porque había más potencial para ello.

Con lo (poco) que se ve en pantalla se saca la conclusión de que llega a ser una obra simpática para matar el tiempo en el que los actores principales (especialmente la actriz que encarna a Celeste, la niña pequeña) y el rendimiento que sacan con lo poco que tienen son lo más positivo.
Michael Myers
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20 de noviembre de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La transparencia de su guion es igualada a la luminosidad de su actuación. En esta película el director deja ver nítidamente la percepción de una forma de ser. Abre en canal una sensibilidad, sus miedos, sus carencias y sus intransigencias. ¿Diferentes?, ¿irreales?... no, simplemente un alma desubicada en busca de sus necesidades, exacerbadas por sus vicisitudes y agrandadas por el irremediable paso del tiempo... El eterno paso del tiempo que marca menester y requisito de su vehemencia y de sus emociones.
Destacable sus protagonistas, tanto padre como hija. Esa relación intrínseca es palpable, es sensible, afectuosa y conmensurable. Esa lucha de caracteres, de personalidades convergentes y requeridas traspasa la pantalla para emitir todo tipo de juicios, esas valoraciones que el espectador necesita en una película. Al final, una exhortación a la búsqueda de la estabilidad, de atención a las circunstancias y de análisis de actuaciones pasadas que influyen en una personalidad.
Bolseiro
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