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A todo volumen

7,3
1.129
Documental Un documental sobre la guitarra eléctrica desde el punto de vista de tres significativos músicos de Rock: The Edge, Jack White y Jimmy Page. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
5 de febrero de 2010
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
It might get loud supone la consagración de su director, David Guggenheim, ganador del Oscar en 2007 por el documental Una verdad incómoda, que con las series de TV ha tenido la cal (Deadwood) y la arena (el inexplicable remake de Melrose place), y sus largometrajes (Rumores que matan, Grace) no terminaron de convencer.
Para esta ocasión, el cineasta juntó a tres de los mejores guitarristas de la historia del rock: Jimmy Page (Led Zeppelin), The Edge (U2) y Jack White (The White Stripes y actualmente The Dead Weather), tres generaciones, tres estilos, tres propuestas bastante diferentes entre sí, pero al fin y al cabo, tres virtuosos con interesantes puntos en común. Con ellos organiza una 'cumbre' intimista de la guitarra, y mete a los tres dentro de un viejo almacén con sofás y amplificadores.
Se trata del relato de la búsqueda de un sonido inigualable y personal, de llegar a conseguir que el espectador escuche lo que ellos escuchan en su mente. A la hora de buscar su propia senda, si fijaron en lo que había en la época en la que empezaron, se intentaron quedar con lo que les gustaba, pero sobre todo, lo que tenían muy claro era lo que no les gustaba, a lo que no se querían parecer. Page huyó a toda costa del pop meloso imperante en los '60, The Edge se desmarcó de los solos interminables y megalómanos característicos de los '70 y White manifestó su aversión por el predominio del bajo de mediados de los '80.
El director se sirve de material muy variado (imágenes de archivo, situaciones creadas y hasta animaciones), y construye un puzzle con las filias y fobias de estos virtuosos, haciendo hincapié en sus fantasmas personales. Es indescriptible la sensación de Page cuando viaja de nuevo al lugar donde compuso Stairway to Heaven, el arraigo que el conflicto irlandés tiene en las entrañas de The Edge (germen de la mítica Sunday bloody sunday) o la obsesión enfermiza por la música que asola a Jack White desde niño, como se puede ver en la animación que recrea la 'habitación-estudio' que se montó en su temprana adolescencia.
La experimentación e innovación continua de Jimmy Page, la búsqueda minuciosa del sonido perfecto de The Edge y la actitud punk constante de Jack White confluyen en un soberbio clímax final, esa jam-session en la que acaban tocando juntos un tema ideal para la ocasión: The Weight, de The Band: ¿os suena?
Skorpio
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23 de febrero de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
It might get loud es sólo para verdaderos amantes del rock, para quienes creen firmemente que seis cuerdas de guitarra bastan para hacer milagros. El documental de Davis Guggenheim consigue reunir a tres grandísimos guitarristas, representantes de tres generaciones diferentes, para que nos relaten sus experiencias, sus influencias y su especial relación con tal mítico instrumento musical: Jimmy Page (Led Zeppelin), The Edge (U2) y Jack White (The White Stripes). Y, además, se marcan unos cuantos riffs y alguna que otra canción juntos. ¿Se puede pedir algo más?
Un documental apasionante sobre la historia de la música popular encarnada en tres genios de la guitarra. Factura impecable y una selección musical inmejorable, junto con documentos sonoros y visuales de grandísimo valor. Una joya para descubrir y disfrutar.
juanantlopez
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6 de mayo de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jimmy Page, Jack White y The Edge, la agrupación perfecta. Como me hubiese gustado que estos tres grandes de la música hubiesen tocado alguna vez juntos en directo.
Desde niño me encantaba Led Zeppelin, crecí con ellos, U2, The Raconteurs y White Stripes vinieron después, pero aún así, mi amor por estos grupos aumentó con el tiempo. Ahora soy uno más, uno más de los muchos aficionados de estos maestros del rock.

Este documental esta hecho para los amantes de este estilo, de estas tres leyendas. Cada uno expresa desde su punto de vista su amor por la música, por la guitarra y su influencia que esta tuvo a lo largo de sus vidas. La pasión con la que cuentan sus anécdotas hace que te transportes a esas noches de desenfreno, de descontrol total.

Comprender la música a través de una guitarra no suele ser fácil, pero una vez que logras percibir la esencia, la pureza de tan bello instrumento, sabrás lo que cuesta hacer música. Yo llevo años y años intentando entenderla, y todavía me queda mucho por aprender. Una guitarra tiene tanto que dar, que es imposible que una vida te baste para descubrir todo lo que en ella guarda. El amor por la música y por este estilo en especial no podría ser mayor.

Amo el arte, amo la música, amo el rock...
Óscar
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13 de abril de 2011
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me acabo de crear una lucha, una struggle, como dice Jack White, sabio y acaparador de los mejores momentos de la película tras su apariencia de niño tímido y vergonzoso que se balancea de adelante a atrás agarrándose las rodillas mientras les pone, temeroso ante las posibles reacciones, su música más preferida a sus nuevos amiguetes guitarristas. La vida va de eso, de crearse una o unas batalla o batallas que hay que ganar.

Esta la tengo ganada, porque se trata de escribir una crítica teniendo muchas ganas de escribir pero estando a la vez falto de inspiración.

Davis MuseodeBilbaodecontenidocomparablealoquesepuedaextraerdelanodeunaballenacarroñera ha creado una maravilla de documental, donde el montaje juega un papel importantísimo, al estructurar de forma organizada y hábil los testimonios, opiniones personales y conversaciones de unos protagonistas cargados de sabiduría en lo referente a la guitarra, protagonista absoluta.

Para saber más, hay que ver la película, consejo que nadie mínimamente interesado en el rock despreciaría, y que ningún fan acerrerrerrérrimo de Led Zeppelin (mi caso) que además halla placer en los diversos proyectos del mentado Jack White (mi caso) y que por último cree que ver y escuchar a The Edge no puede tener ningún efecto perjudicial, tardaría menos de un par de minutos en seguir.

Vale. Siento contradecirme, pero he de añadir para quedar satisfecho con mi labor informativa que hay un par de imágenes memorables. Por ejemplo, el guitarrista de The Raconteurs sangrando por las manos en pleno concierto, a causa de la intensidad de su actuación.

Y hasta aquí mi cútrica. Creo que he ganado.
AGF
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