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Los pequeños amores

Drama Teresa cambia sus planes de vacaciones para ayudar a su madre, que ha sufrido un pequeño accidente. Madre e hija pasarán juntas un verano de lo más sofocante, en el que no conseguirán ponerse de acuerdo ni en las cosas más triviales. Sin embargo, la obligada convivencia removerá más de lo esperado y en las noches estivales Teresa vivirá momentos reveladores junto a su madre.
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2024
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Madre no hay más que una

Hay muchas mujeres hoy en día, ya en su senectud, que viven solas, pero quienes han creado una relación dependiente por parte de sus hijas. Su carácter autoritario y controlador no permite que sus retoños se conviertan en mujeres independientes y seguras de sí mismas.

En Los pequeños amores, también se pone en relieve la importancia de cuidar a nuestros progenitores, pero sin olvidar nuestra propia salud mental y física. Algunas madres aprovechan su desvalimiento o convalecencia para exigir sus derechos como la mujer que les ha dado la vida. Es decir, reclamar los mismos cuidados que dieron a sus vástagos, pero obligando a hacer las cosas de la misma manera que las hacen ellas.

No comprenden que cada ser es diferente, aunque haya nacido de sus entrañas, y sus maneras de actuar son tan válidas como las de su madre. Para Celia Rico, el universo materno filial es un asunto que le preocupa y, según sus propias palabras, toma como referente a su propia madre. No en el sentido de posible mujer tóxica, que no lo es, sino en la relación tan cercana y entrañable que mantiene con ella.

*Literatura y música que acercan mundos

Un guion potente es lo que da fuerza a la Los pequeños amores, junto con el gran trabajo actoral. Además de las dos protagonistas ya nombradas, el personaje secundario, pero no menos relevante, es el de Jonás.

Un joven pintor de brocha gorda con anhelos de estudiar para convertirse en actor. Magistralmente interpretado por Aimar Vega (Modelo 77) es quien animará a Teresa (María Vázquez) y será un soplo de aire fresco ante la agobiante relación con su madre. Aunque también lo será para Ani (Adriana Ozores), a quien leerá en voz alta algunos fragmentos de libros.

Libros que son muy oportunos para la trama, como por ejemplo "Hijos y amantes", el poema "La esperanza tiene alas"...todos libros que tienen profundo sentido para Celia Rico.

*¿Lloras por lo que todavía no ha pasado?

La soledad es otro asunto que preocupa a la sociedad en la actualidad, un tabú que incluso nos da reparo hablar sobre él. Pero, no es lo mismo vivir en soledad que ser solitario. Ambas protagonistas, necesitan su parcela y son felices viviendo solas.

Por otro lado, una finísima línea de humor recorre Los pequeños amores, las conversaciones siempre llevan algo que tiene gracia. Incluso la mascota, un perro pastor alemán, cariñoso y fiel, acompaña en todo momento a su dueña.

*Conclusión

Los pequeños amores es una maravillosa película costumbrista sobre los vínculos entre una madre, Adriana Ozores, y su hija cuarentona, María Vázquez. Unos potentes diálogos y un magistral trabajo actoral son la clave de su éxito.

Celia Rico continúa en este su segundo largometraje contando aspectos que le preocupan e interesan en el seno del ámbito familiar, sobre todo en la relación que mantiene con su madre.

Escrito por Irene Abecia Navarro
Cinemagavia
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11 de marzo de 2024
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Celia Rico vuelve a los cines este próximo 8 de marzo dirigiendo su nueva película Los pequeños amores (2024). Tal y como reflejaba en su ópera prima Viaje al cuarto de una madre (2018), con su nueva cinta la directora vuelve a presentar una historia verdaderamente intimista y humana entre la relación de un madre y una hija.

Un nexo familiar que desde un primer vistazo denota distancia y pensamientos fuera del acuerdo, pero con un trasfondo de vidas que realmente se unen más de lo que piensan.

La película nos planeta, a priori, una trama simple donde una madre viuda tras un leve accidente pasará el verano junto con su hija, con quien no comparte algunos ideales de vida. Celia vuelve a plasmar sobre la gran pantalla a dos grandes mujeres. Y aunque pueda resultar contradictorio, la cinta no intenta hablar sobre la maternidad, sino reflexionar sobre lo que supone ser hija.

Numerosas son las conclusiones que Celia planeta al espectador con el fin de entender según parezca a cada uno. Todo esto con una película muy personal narrada en gran parte en una casa de campo, como un único escenario.

Generalmente suele ser arriesgado limitar toda una historia a un simple escenario, pero en este caso la directora consigue que el espectador llegue a olvidar el sitio, incluso los nombres y la personificación de los personajes. Da igual quienes son, lo que importa es lo que dicen.

Los pequeños amores es significado de simpleza, de cotidianeidad, de dar importancia a lo verdaderamente importante. Simpleza que vemos reflejada tanto técnica como narrativamente, puesto que junto con las líneas de guion cómicas y los gags que deja caer, hace de una historia que en la que pocas veces se transmite positividad, te pueda sacar incluso una sonrisa.

Para poner cara a la trama, Celia Rico selecciona a dos grandes actrices como Adriana Ozores y María Vázquez. Por un lado, el personaje de Ani (Adriana), una madre ruda y firme en sus ideas de la que poco conocemos durante la película, pero que por pequeños detalles que nos desvela, se puede deducir toda la experiencia e incluso trabajo que hay detrás de ese personaje. Por otro lado, se encuentra Teresa (María), una mujer de cuarenta años que deja atrás un viaje con lo que comienza a ser su pareja, por tener que cuidar de su madre. Sobre este personaje recaen la mayoría de los valores que la historia quiere transmitir, tomando un punto de referencia distinto para cada espectador.

Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en que el amor es el motor principal de la historia. El amor entre ellas, el amor con otros, el amor de otros, el amor que cada uno quiera entender y recordar una vez vista la película. Un concepto que prácticamente aparece en cada situación que se nos presenta.

Dos de dos para Celia Rico, que una vez dirigida y firmado el guion se vuelve a consolidar como la directora y contadora de buenas historias que demuestra que es, sin la necesidad de grandes artificios. Una vez dicho esto, la película es de cada uno.

https://historiadelcine.es/criticas-cine/los-pequenos-amores-2024-opiniones-resena/
Javier Lizarán
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9 de marzo de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su Directora, Celia Rico, hacer esta película ha sido como continuar una conversación sobre las madres, que suele tener con sus amigas. La película es como un lugar para dialogar y que haga continuar al público con ese diálogo después de verla.
Hay muchas hijas dependientes de una madre muy pesada. Igualmente, en esta película se muestra la dependencia de los móviles y de los aparatos electrónicos, de una manera sutil, muy integrada en la historia.
Se plantea cómo nos vinculamos con nuestras madres. Qué significa el amor condicional de madre e hija, cómo se traspasa eso cuando llegas a la cuarentena. También cómo sería la relación de una hija que siempre será hija y nunca madre, cómo será si eres hija para siempre.

María, la hija, vive más pensando en las cosas que no le han pasado, en lugar de lo que sí le ha pasado, incluso en una no-relación con un galán a través de un teléfono. Es curioso que un teléfono móvil te hace sentir cosas, te emociona al escuchar música, sonidos o una voz. Tiene una relación muy poco clara, a través del teléfono, que es lo menos real que hay, simplemente enviar un corazón, un enlace a una canción, aunque puede lograr hacerte sentir cosas o inventarte cosas.
También es una muestra de cómo se relaciona la madre con la tecnología, que es una ventana maravillosa, con todo lo bueno que ofrece internet.
Es un cine muy veraz, da la sensación de haberse asomado a la casa y a la relación de esta madre e hija, y hay una química muy especial entre ellas, todo encaja con una apariencia casi de improvisación, pero hay un trabajo previo muy grande de confianza y de guión.
Adriana Ozores comenta que el crear una cápsula, amorosa y meticulosa, entre la madre y la hija, ha sido posible de forma intuitiva, se aislaron la una de la otra de alguna manera, para crear dos universos diferentes y poder relacionarse con perspectiva entre ellas. Como la madre cascarrabias que saca la flaqueza a la hija.

Es interesante esta película porque la historia de relación de madre e hija puede acabar siendo perversa, por los estereotipos que se han ido creando con la literatura, históricamente. Sin embargo, la película es el balance de la vida de la hija que, a sus 42 años, se pasa la vida proyectando las vivencias que no le han pasado.
Una secuencia preciosa es cuando se lee en voz alta el pasaje de un libro, que es el poema “La esperanza tiene alas”.
Tenemos un tabú de lo que significa la soledad a partir de una edad. Esta historia es la metáfora de la vida del personaje, de la hija, de Teresa. Donde un muchacho la pone en el presente, la devuelve al momento que vive en la actualidad y no sobre lo que no le ha pasado.
Hay pocos referentes de madres o de mujeres que no tienen descendencia, que no tienen pareja, que están solas y que aún sigue siendo un tabú para afrontarlas y contar esas historias.

Hay una línea de finísimo humor a lo largo de toda la peli. El chiste, la escena del muchacho con ella, supone una azaña de las conversaciones que tiene con su amiga, la frescura.
Ser solitaria no significa tener soledad.
La hija no pertenece a ningún lado. Incluso cuando va a integrarse con el resto del pueblo, en el cine, cae la lluvia y trunca ese acercamiento. La película casi es un documental de esa soledad, esa relación entre madre e hija, esa hija que será para siempre hija y no reconocerá nunca el papel de madre porque no tiene descendencia. Pero no pasa nada, no se acaba el mundo por no tener una pareja estable, o no tener descendencia. Los hijos no han venido al mundo para cuidarnos.

En cuanto al rodaje y al guión:
En “Viaje al cuarto de una madre” hubo muchas cosas sin resolver, donde una madre cuida a una hija. En esa película se ha hecho la continuación a esa carencia, haciendo que una hija cuide a la madre.
Pocas veces se encuentra un actor delante de una autora comprometida con lo que quiere contar. Eso quiere decir que no hace ninguna concesión, muestra el tema con toda la desnudez, tanto de la madre como de la hija, y eso cuenta con un gran valor, tanto para los actores que lo interpretan como para el público que lo recibe.
Es un regalo de cariño, respeto, entrañable, que hace tener ganas de querernos y de cuidarnos, sin que sea la ñoñería el punto de partida. Los cuidados tienen que pasar por toda la sociedad, tenemos que pensar cómo cuidamos a otros y cómo nos cuidamos a nosotros mismos.

El personaje de la madre surge de conversaciones con sus amigas. A raíz de su anterior película muchas personas le contaban cosas de sus madres, con lo que Celia Rico disfruta, se va empapando de lo que le cuentan y con las reflexiones buscó una lista de películas de madres e hijas, pero no hay tantas, no hay muchas que cuenten la historia desde el lugar de las hijas.

Hay pinceladas de las madres de las amigas de la Directora, aunque también hay de la propia madre, como ese uso del abanico y la frase de “Empieza a tomar soja, para prepararte a la menopausia y sus calores”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AngelsRup
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8 de marzo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ideas de la película: A mi parecer la película trata del efecto de la distancia en las relaciones humanas. Los equívocos, los desacuerdos, los lamentos, el despego, la incomprensión cimentada en creer que hay una atención desequilibrada en la relación. Por otra parte se trata la vulnerabilidad, ante una enfermedad, un traumatismo que llama a las personas queridas a responsabilizarse de los cuidados, y como esa cercanía repara las suspicacias.
Lo mejor de la película. La interpretación de Adriana Ozores es maravillosa. Acompañamos su progresivo cambio en la relación con su hija, el aumento de la empatía, la comprensión, el consejo que nace de relatar tu vida, lo que no ha sido contado hasta ese momento. Como los lazos se fortalecen con la convivencia
Lo peor. La directora Celia Rico usa largos planos secuencia en donde los actos cotidianos son mostrados en toda su duración, al estilo de "Perfect Days". Creo que ello le hace perder ritmo a la película. Yo desde luego comienzo a divagar y a pensar en mis tareas y preocupaciones, me ausento de la sala.
Resumen. Una película intimista, cotidiana, que narra la belleza y la fragilidad de las relaciones humanas, la vulnerabilidad, la solidaridad, la dificultad de mantener una relación en la distancia, la soledad no deseada, todo ello con sutileza y empatía. Una película que disfrutas viendo y recordando.
pedrokik
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8 de marzo de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Teresa y su madre durante un verano sofocante, donde se ven obligadas a convivir debido a un pequeño accidente de la madre. A medida que pasan tiempo juntas, surgen tensiones y conflictos, pero también momentos reveladores que profundizan su relación. La película ofrece un retrato íntimo y sencillo de la complejidad de las relaciones madre-hija, explorando tanto el cuidado y la seguridad como las inseguridades y vulnerabilidades que surgen dentro de la familia.

Celia Rico dirige con maestría esta película costumbrista, capturando la esencia de la vida cotidiana y los pequeños detalles que definen las relaciones familiares. Su enfoque minucioso en el detalle, las miradas y los gestos cotidianos crea una atmósfera auténtica y emotiva. Rico logra alcanzar el tono deseado con una mirada interior que revela más de lo que se dice explícitamente, aprovechando los silencios y las ausencias para transmitir emociones profundas.

El elenco encabezado por María Vázquez y Adriana Ozores ofrece interpretaciones magistrales que elevan la película a otro nivel. Su química en pantalla y la profundidad de sus actuaciones dan vida a los personajes de Teresa y su madre, permitiendo al espectador conectar emocionalmente con sus experiencias y dilemas. Los potentes diálogos y la autenticidad de las interpretaciones contribuyen significativamente al éxito de la película.

Desde el punto de vista técnico, destaca por su atención al detalle y su enfoque en la narrativa visual. La cinematografía refleja hábilmente el ambiente sofocante del verano y la intimidad de los momentos compartidos entre madre e hija. La banda sonora complementa perfectamente la atmósfera de la película, añadiendo profundidad emocional a cada escena.

Es una maravillosa película que ofrece una mirada conmovedora y honesta a los vínculos familiares. Con una dirección cuidadosa, actuaciones destacadas y una narrativa visualmente cautivadora, la película cautiva al espectador desde el principio hasta el final.
Pablo Veiga
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