La rebelde

Extraño que, a día de hoy, una película protagonizada por Natalie Wood y Robert Redford y del director de “Matar a un ruiseñor” lleve tan pocos votos y ninguna crítica.

La película cuenta la historia de una adolescente con muy buena voz que es captada como fenómeno de masas y empieza a ser la protagonista de películas y musicales.

Relata cómo puede encajar una chica, salida más bien de la pobreza, el codearse con actores famosos, lujos, la presión de actuar, de grabar las canciones, los engaños y esa sed de poder y de dinero tan propia de las grandes productoras y sus dueños. Esa obsesión por el dinero y el éxito, preocupándose muy poco por quienes les permiten ganarlo y que tantas veces vimos reflejadas en algunas películas.

No es ninguna obra maestra, pero se puede ver, en parte a la buena actuación de Natalie Wood, que es lo que más vale la pena. La fotografía y colorido, sobre todo de algunos escenarios en las actuaciones que ella hace, también están muy bien.

Escrita expresamente para Natalie Wood, “Inside Daisy Clover”, es una novela del anglo-estadounidense Gavin Lambert (1924-2005), con la que se propuso ilustrar a un fuerte carácter femenino que, a diferencia del común de las chicas que aspiran a realizarse en Hollywood, intenta demostrar que, los principios y los sentimientos del alma, valen muchísimo más que la fama y la abundancia. ¿Conseguirá demostrarlo?

Lambert, quien vivía en Los Ángeles, California, desde 1956, conocía muchas historias acerca del medio cinematográfico, pues además de haber sido biógrafo de Norma Shearer y de Alla Nazimova, también había asistido al director, Nicholas Ray, en “Bigger than life” y en “Bitter victory” como co-guionista. Después, esta misma labor la realizó en “Sons and lovers” y adaptó la obra de Tennessee Williams “The roman spring of Mrs. Stone”, y cuando escribió “Inside Daisy Clover”, también se ocuparía de la adaptación cinematográfica, buscando que su alegato en contra de la manipulación y la explotación femenina como otra mercancía cualquiera, fuera muy fiel a sus preconcebidas ideas… y ahora que lo pienso, la influencia de Williams se nota en la personalidad de Daisy Clover, como su fuerte carácter y su capacidad para respuestas extremas.

Con producción de Alan J. Pakula, el polifacético director Robert Mulligan, toma de nuevo la rienda de este drama en el que, una muchacha de 15 años -con escasas condiciones de subsistencia y quien vive solo con su anciana madre porque, su padre y su hermana se fueron, cada uno por su lado, desde hace varios años-, desde su modesto negocio de fotografías de artistas, Daisy sueña cada día con ser, también ella, una nueva estrella. Con este propósito, envía una canción suya al Estudio Swan… recibiendo la sorpresa de que es llamada para hacer una audición y de que su figura cae en gracia a la esposa del productor, Ray Swan.

Doblada en sus canciones por Jackie Ward y con coreografías de Herbert Ross, Natalie Wood nos ofrece otra atractiva interpretación que le merecería una nominación al Oscar, como también lo lograra la que hace de su madre, Ruth Gordon, actríz que, por un fuerte lazo de amistad, fuera sugerida por Natalie a los productores. Junto a ellas, Christopher Plummer es la suerte de productor que pretende jugar con los sentimientos de la chica a su antojo, y Robert Redford, es el galán que, en el libro es de definidas inclinaciones homosexuales, pero él acordó que su personaje fuera bisexual al momento de rodar la película. Por cuidados con la censura, la sugerencia de su oculta inclinación, tan solo se hace con alguna frase.

Infortunadamente, mientras la historia convence con su evolucionado papel de la mujer, la narración no avanza lo suficiente desde el ritmo, ni en la eficacia de las acciones, y el nivel emocional se mantiene bastante plano durante buena parte de la historia. Lo salva todo lo que atañe a la relación madre-hija, pero el resto –exceptuando la primera coreografía como profesional de la nueva promesa, que luce muy bien lograda- carece de la pasión y del romanticismo que eran de esperarse en semejante historia.

Por suerte, la secuencia con que se cierra el filme es muy original y magníficamente resuelta por Robert Mulligan, y algo se alienta en nosotros para hacernos sentir que estuvimos ante un filme al menos interesante.

Título para Latinoamérica: “INTIMIDADES DE DAISY CLOVER”

La película es una crítica social a lo que Hollywood hace con sus estrellas: les dice cómo comportarse, cómo presentarse en sociedad, qué es bueno decir y qué no, qué mentiras hay que contar de cara a la galeria, incluso cómo se tienen que vestir y/o maquillar.
De hecho, ya lo hicieron en la vida real con actrices como Greta Garbo, a quien obligaron a adelgazar para estar más estilizada y ser más vistosa, y cambiarle el peinado y la forma de vestir. O a Marilyn, a quien siendo pelirroja la tiñeron de rubia y operaron nariz y pómulos para ser más bella y sexy.

Hollywood te sube a lo más alto, y cuando no les convienes o te revelas, te bajan a los infiernos olvidándose de tí.

En ésta película que empieza siendo interesante, digamos la primera parte, luego no sucede realmente nada memorable ni que haga honor al título de la rebelde que le dieron en España.
Alguna pequeña discusión por incumplimiento de contrato, y poco más.

Para mi gusto, podría haber ido más allá, le falta algo de chispa y un poco más de aventura.
Le doy un 5 y ya va bien...

Según la sinopsis, una joven humilde de la noche a la mañana es convertida en actriz famosa. Y lo es literalmente. ¿Cualquier persona puede ser aupada al éxito arrollador por una poderosa compañía, o realmente hay que demostrar su valía? ¿Tan sólo se necesita una buena promoción para crear una estrella? ¿Qué razones le hacen inclinarse al director de la compañía para promocionar a esa desconocida que ha ido a buscar sin más referencias que una carta pidiendo que la escuchen cantar? No sé, es muy normal que a muchos les suene a chino ese proceder, pero bueno, es una película, y como película la pintan muy bien para que uno se lo crea. Lo principal es que hay unos actores muy a propósito y encima en su momento álgido, coincidiendo en sus personajes más acorde para el papel; buen casting. Yo, por lo que sea, y menos mal, soy hetero, pero no por eso puedo dejar de decir que Robert Redford está que se sale. Atractivo al sumo. Es normal que un tío envidioso que sea más feo que un macaco catarrino aborrezca al señor Redford, pues aquí, le aborrecerá un poco más. Mejor. El caso es que su papel es muy evidente, suena al clásico recurso. Lo que pasa es que el saber estar y el aplomo ante las cámaras del señor Redford nos hacen ver que su aparición sí es algo casual y creíble, y queda de lo más normal que la chica se quede anonadada al verle y surja un encuentro de película que estará destinado a algo más que un romance. Robert es el típico dandi consagrado que aparece como por arte de magia y uno piensa que su personaje no podía faltar, era obligado, demasiado obligado.
De la señorita Natalie Wood se puede decir que la edad la mejoró físicamente, la hizo más atractiva, pero está convincente como esa joven pizpireta que entra de golpe en el mundo del famoseo, del negocio y de la industria del espectáculo, sin perder su rebeldía; de ahí el título.
Luego, como siempre, Christopher Plummer domina la escena de una manera pasmosa. Uno se hace fan de este tío quiera o no. Aquí me recordaba a un gerifalte de la Administración, una Administración fría, sin humanizar, algo así como un Jefazo de la Unidad de Obtención de Información, y si encima le pones a Roddy McDowall de secretario en plan androide sin personalidad, un robot sin alma para obedecer ipso facto, pues queda un panorama siniestro, y por supuesto, muy acorde para causar ese solemne ambiente en el que la joven promesa, casi temblando de miedo ante tanta ostentación, nos hace compadecerla. Pero no; ni mucho menos por eso nos asustamos ni nos inquietamos. No hay cuidado. El conjunto de la trama queda bien elaborado, destinado a que el público aprecie el lujo y las actuaciones, pero es un relato fantasmón, a base de crear contrastes muy evidentes. Pero bueno, como crítica al dominio que las altas esferas quieren someter a sus estrellas puede valer; aunque al principio es normal que el pardillo vaya un poco a tientas, pero luego todo el mundo espabila.
Esa es la película y lo que cuenta no va más allá, aunque está bien contado y con estrellas.

Maravillosa interpretación de Natalie Wood, eso es lo primero que viene a mi mente.

Es llamativo como lo que constituye una revelación para cada uno de nosotros no es cuando todos los demás lo hacen con mucha frecuencia, sino cuando simplemente lo sentimos, en el momento menos esperado.

Mientras que la aclamación casi unánime de la crítica especializada y los fans acuden a sus formidables películas "Esplendor en la hierba" o "Rebelde sin causa" como las mejores interpretaciones dramáticas de Wood, sin embargo yo sentí esta catarsis con una película tan olvidada de su filmografía como es "La rebelde" o concretamente su título auténtico: "Inside Daisy Clover".

Realmente la película dirigida por Robert Mulligan autor de producciones tan completas como "Verano del 42" o "Matar a un ruiseñor", es una oda a la vida real de todo aquel que llega de la nada a hechizar a Hollywood, convirtiéndose en toda una estrella y siendo adorado por millones de personas por toda América y alrededor del mundo que romantizan una vida que no existe en un mundo frío, tan solo guiado por el dinero, por los intereses comunes, los favores personales y el éxito.

Cuesta entender si esto es así, dado lo "feliz" que son los actores en la actualidad, pero en contraste con las vidas trágicas que constituyeron algunos de los mejores actores clásicos, enfrentados en su mayor parte a un origen desconocido, que venía de un autobús lleno de chicos y chicas que hacían la maleta desde cualquier parte de América e iban a California para hacer audiciones y ser así "descubiertos".

Daisy Clover es así esa figura que ve como su sueños de ser cantante y actriz se consolida al ser requerida por la productora Swan, cuyo líder es Raymond Swan, un empresario que hace los sueños realidad a costa de una vida dictada para su actriz fetiche.

Natalie Wood muestra la decepción como nadie, el hecho de ver como la vida soñada no existe más que en sus sueños y en las canciones que canta, mientras la manipulación se cierne sobre ella como una serie de acciones o deberes a hacer que detonará en una explosión de rebeldía como el título dice y de auténtico análisis de su vida feliz, de cómo tiene el mundo a sus pies. Debería de haber obtenido un Oscar por este rol. Acompañada de nuevo por Robert Redford, como una distracción amigable pero desechablemente innecesaria a la vez que encantadora, será de las pocas cosas a sorprender.

No es una película plana, hay mucho sobre lo que hacernos reflexionar.

Plantea la vida ideal de nuestros mayores ídolos en la pantalla.

Hoy en día la vida de los actores escritos sus mayores logros en las redes sociales y aplaudidos por una audiencia ciega que les rinden un amor ciego e incuestionable, rozando el fanatismo a veces muestran la parte de ese cuento de hadas que se supone es su vida al tener éxito, belleza, fama y dinero.

Pero Natalie Wood gracias a Christoper Plummer nos lo hace pensar. Ruth Gordon como la madre loca, que ata a la actriz al mundo real ya fantástico de por sí por su locura y buen rollo, será parte de lo mejor de este drama.

Dramática, dinámica, trágica, simpática, con números musicales para mayor lucimiento de Natalie tras "West Side Story", repetitivos pero necesarios, es una película en su mayor parte hecha para hablar de ese Hollywood idealizado pero dictador que se esconde tras rutilantes historias.