En el ojo del huracán

La cruzada anticomunista puesta en marcha por el senador Joseph McCarthy a principios de la década de 1950 dinamitó la industria cinematográfica estadounidense con una virulencia inusitada. Además de los tristemente célebres "Diez de Hollywood" que fueron encarcelados por negarse a declarar ante la Comisión de Actividades Antiamericanas, una gran cantidad de profesionales vieron cercenadas sus carreras o fueron arrastrados al exilio al ser incluidos en (secretas) listas negras.

"Storm center" no hace referencia a la ominosa figura de McCarthy, pero fue la primera película en denunciar de forma directa y naturalista la paranoia política que marcó esa época. Fue el primer y único trabajo como director de Daniel Taradash (guionista ganador del Oscar por "De aquí a la eternidad") y cuenta con una entregada actuación de Bette Davis como la bibliotecaria de una pequeña localidad, acusada injustamente de simpatizar con ideologías izquierdistas.

El tratamiento frontal del tema desde un punto de vista inequívocamente progresista fue motivo más que suficiente para que el film (distribuido por Columbia) se viera abocado al ostracismo comercial, tras ser calificado en una categoría especial por parte de la Legión de Decencia. Un honor que solo comparten con ella "Blockade" (William Dieterle, 1938) y "Martin Luther" (Irving Pichel, 1953).

Puede que "Storm center" no destaque por su sutileza dramática o estilización visual, pero merecería salir del olvido por su defensa a ultranza de la libertad de pensamiento y expresión. Con unos alegóricos títulos de crédito del gran Saul Bass, la película puede verse como una especie de eslabón perdido entre "Esta tierra es mia", de Jean Renoir, y la adaptación de "Fahrenheit 451" a cargo de François Truffaut.

"- Siempre he dicho que una bibliotecaria es una isla rodeada de concejales".

Valiente film dirigido por el normalmente excelente guionista Daniel Taradash, hombre liberal siempre defensor de la opinión del pensamiento y enemigo acérrimo del macartismo.
Debido a lo que ataca la cinta no se estrenó en mogollón de países, entre ellos, cómo no la España de Franco y en su país, EE.UU. tuvo una calificación especial (negativa, por supuesto), gracias a la Legión de la Decencia.
En fin...
Centrándome en la película, es muy interesante por lo decidido de su denuncia contra la intolerancia y la falta de libertad de pensamiento y de expresión, aunque desde un punto de vista estrictamente cinematográfico pese de resultar algo plana en el componente técnico, siendo algo envarada. Pero también es verdad que su narración es clara, nunca se aparta del camino trazado y deja al final un buen sabor de boca por su valor humanista, su aliento progresista y el esfuerzo empleado por salirse del camino trillado del cine hollywodiense.
Buen elenco interpretativo.
Podría haber estado mejor pero hay que valorarla muy positivamente por su mensaje y su fondo.
Y a pesar de su seriedad argumental tiene ocasionales diálogos divertidos, como este:

"- Karl, ¿ha limpiado todas las papeleras?
- Señora, le recuerdo que sólo tengo dos manos.
- La próxima vez que necesite más manos contrataré a un pulpo".

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Es sorprendente encontrarse con una cinta de este tipo que denuncia sin tapujos, en plena Guerra Fría y en clara alusión a la vergonzante caza de brujas liderada por el senador MacCarthy, toda la paranoia y enfervorizada sed de " buen patriotismo" que afectó a gran parte de la sociedad americana, para terminar convirtiéndolos en una panda de soplones fanáticos e intolerantes inquisidores del pensamiento correcto.
Me encuentro sorprendido de que esta película encontrara algún hueco en su distribución y realización en aquellos años. También me choca que una actriz consagrada como la Davis se aprestara a protagonizarla. Este posicionamiento no debía ser fácil en aquel entonces.
La acción se sitúa en una pequeña población norteamericana. La bibliotecaria del lugar ( Bette Davis), es invitada amablemente por las fuerzas vivas del lugar, el alcalde y los concejales, a retirar un libro " peligroso" de tendencias comunistas de las estanterías públicas.
Ante su negativa, se emprenderá una campaña de desprestigio de la dama que le hará perder, su empleo primero y la terminará condenando al ostracismo después.
Fílmicamente no tiene muchas virtudes. Es un vehículo al servicio de un mensaje que lo impregna todo y que carece de sutileza y tacto. Las interpretaciones no son muy allá, resultan por momentos teatrales y el guion también resulta brusco, sobre todo, en su tramo final.
Pero el mensaje es meridiano y, como tal, cumple su objetivo. Hacer reflexionar a la población sobre las consecuencias a que un patriotismo mal entendido pueden derivar. La verdadera libertad comienza en la libertad de pensamiento.
No puedo dejar de comentar lo que me ha recordado esta cinta a la situación que se da también en una película española " La lengua de las mariposas" basada en los cuentos de Manuel Rivas.! Cuesta tanto educar en el pensamiento libre y es tan fácil alienarlo!

Muy comprometida película, interesante, bien rodada. Con una Bette Davis imperial, que sobrevuela la cinta de principio a fin.
Tema duro, durísimo. Rodada en pleno Macartismo se posiciona abiertamente a favor de la libertad de expresión y contra la censura. La figura del niño es la más frágil en toda la cinta. Es el punto de unión entre la bibliotecaria y la sociedad, en realidad su único punto de conexión con la realidad que la destroza y la atenaza.
Me recuerda ligeramente a "La herencia del viento" (Stanley Kramer, 1960) en relación a la expansión de ideas y la libertad para profesarlas. Aquella, no obstante, es muy superior a esta.
Es la única película de su director, gran guionista del Hollywood clásico. Supongo que fue un fracaso total en taquilla, porque la temática era áspera. Sin embargo creo que con los años es una cinta que ha ganado en empaque y poso. Vista desde estos tiempos puede considerarse una cinta muy valiosa. Me ha gustado mucho.

Una película un tanto irregular. La intención es buena, con la denuncia de la caza de brujas como telón de fondo y presentando a esa "masa" de buenas personas que pueden convertirse en los peores inquisidores, además sin ninguna base o en base a rumores. Pero la película dista para mí de estar bien hecha. No me refiero sólo al patrioterismo que destila (estamos en 1956) y a su cinismo (Davis es "inocente" porque no es comunista; si lo fuera no sería inocente), sino a una irregularidad en la actuación: una Davis superapagada que sin embargo nos da un final super intenso a lo "a Dios pongo por testigo" que no pega, un niño complicado sobre el que se pone demasiado peso pero no funciona y un surtido de ciudadanos que, con alguna excepción, se comportan como tarugos sin seso. La cosa es demasiado esquemática y el guion un tanto simple, un poco más de complejidad le hubiera venido bien. Pero, ya digo, merece la pena verla sólo por las buenas intenciones. Además es inquietante porque me temo que uno puede encontrar paralelismos con la sociedad actual. Demasiados.