All's Well, Ends Well

Vaya por delante que “All's Well, Ends Well” empieza fatal, pero en plan “qué puta mierda es ésta”, con una tía fea cantando y martirizando tímpanos y unos dejes de comedia terriblemente lamentable. Por suerte a veces las cosas no son lo que parecen y tras diez minutos de cara desencajada (por lo que se está viendo) la cosa cobra total sentido con la aparición de Maggie Cheung y su personaje obsesionado con el mundo del cine. A partir de ahí, la cosa es un no parar de comedia clásica, slapstick bien entendido y un guión con chispa, sabiendo introducir en todo momento no sólo los gags si no también situaciones que dan pie a ellos y lo que parecía una estupidez se confirma como una genialidad.

La historia sigue a los tres varones de una misma familia y sus líos amorosos, uno está casado pero le pone los cuernos a su señora, otro es un locutor de radio, mujeriego empedernido, que encuentra en el personaje de Maggie Cheung un verdadero estímulo de forma permanente, y el tercero en discordia es Leslie Cheung, que interpreta a un homosexual con tanta pluma como gracia y que lleva sus escarceos por otro camino sumamente inteligente. Así tenemos cubierto prácticamente todo el espectro de las relaciones y tanto el director como los guionistas saben cómo hacer para que minuto a minuto las carcajadas no cesen hasta su final, por cierto, fantástico.

De toda la película, por supuesto, habría que destacar la subtrama de Maggie Cheung y Stephen Chow, que van modificando su amor en base a los éxitos cinematográficos del momento (primero Pretty Woman, y luego el hilarante giro de Ghost), pero sería injusto dejarse de lado momentos como el del masaje en el pie o frases sumamente ingeniosas que se retroalimentan a lo largo del metraje y a las que vuelven en determinados momentos sus personajes para crear una especie de lenguaje interno que funciona a las mil maravillas. “All's Well, Ends Well” está muy lejos de ser una obra maestra pero como comedia funciona muy bien y además, qué diablos, tiene a Maggie Cheung. Si podéis verla no lo dudéis, no por nada es un clásico del cine hongkonés.