Pistol (Miniserie de TV)

No, esta no es una serie más o menos documental sobre los Sex Pistols. Como deja claro desde el título (“Pistol”, en singular) y créditos, es más un biopic sobre Steve Jones, que da la casualidad que fue fundador y guitarra de la banda. Así, es la persona sobre la que pivota el argumento y sobre la que más información nos proporciona la serie, siendo el resto lo que ÉL recuerda de los convulsos tiempos en los que el grupo en cuestión estuvo en funcionamiento. Quizá por eso Lyndon/Rotten ha despotricado sobre la misma, acostumbrado como está a que todos los focos se centren sobre él y su supuesto y demostrado carisma y magnetismo.

Estéticamente, Boyle juega con el formato y calidad de la imagen, dándole apariencia de ser casi un documental grabado en aquellos años y haciendo casi indistinguible lo que el ha filmado de las grabaciones de la época que utiliza para poner en contexto la historia en un momento nada fácil para los británicos. El ritmo es perfecto, con subidones y paradas como las mejores canciones punk o no punk; la ambientación sobresaliente y pocos peros pueden ponerse a las interpretaciones.

La historia parece ajustarse con bastante exactitud a lo que ocurrió realmente: como el grupo fue una marioneta en manos de un listo que se dio cuenta de lo que podía ganar convirtiéndoles en altavoz de la rabia, desesperación, aburrimiento y desgana que atenazaba a la juventud británica de entonces, siendo al mismo tiempo la semilla que cambió el rock y la industria musical para siempre. Cierto es que fue aparentemente desactivado y asimilado por el sistema en unos pocos meses, tal como presagia la pintada que vemos en una de las paredes de la boutique Sex: “Does the passion end in fashion?”, pero también es cierto que fue lo que enseñó a miles de chavales que no hacía falta tocar bien para expresar todo lo que llevaban dentro, que propició la aparición de cientos de fanzines que hablaban de grupos y músicas que no tenían cabida en la prensa mainstream, que alumbró los primeros sellos independientes al margen de todo.

Es una pena que no se ilustre mejor ni se identifique a muchos de los participantes que aparecen en los clubs o acompañando a la banda, ya sean del contigente Bromley o no. Uno reconoce fácilmente a Siouxie o Billy Idol, pero hay que recordar como en aquellos conciertos para apenas cuarenta espectadores estuvieron presentes personas que se vieron impelidos a formar bandas luego tan decisivas e impresionantes como Buzzcocks o Joy Division.

Como pero solo se me ocurre alguna historia paralela que uno no sabe exactamente qué pinta, como lo de la mujer negra y su bolso, pero en conjunto me parece un retrato más que disfrutable y bastante preciso de las personalidades de todos los que fueron miembros de la banda, McLaren y Westwood; y como entre todos ellos dieron forma a ese huracán que tuvo aterrada a la industria y desconcertada a gran parte de la sociedad de Reino Unido unos cuantos meses.

Muy buena serie. Trata el tema del punk (y de la juventud rebelde de cualquier tiempo en realidad) sin dogmatismo ni vergüenza. Chicos de la clase trabajadora hartos de "no ser nada" que se rebelan contra una realidad gris y un futuro desesperanzador (acabar a los 60 yendo al pub a pasar el rato y pensar "qué he hecho con mi vida") mediante la música y la provocación y el enfrentamiento con las costumbres sociales imperantes.
No va de revolución, sino de rebelión, que ya es algo.

Buen casting y buenas interpretaciones en general (especialmente Malcom McLaren) y buen ritmo y pulso.

No hagáis caso a los fascistas que la critican y bebed de la rabia y rebelión legítima que toda juventud (y la juventud se acaba cuando uno mismo lo decide) debería tener

Es increíble la capacidad del sistema para absorber cualquier cosa y el punk y los sex pistol no han sido, ni mucho menos, de lo mas problemático. Basta con analizar en que punto estaba la lucha de la clase trabajadora antes del punk y después del punk. Mucho ruido, pocas nueces y mucho egocentrismo.

Dicho esto tengo que reconocer que fue divertido y llamativo y que cuando escucho Good Save the Queen o Anarchy in UK, se revuelve algo y te me alza la moral.

La serie creo que esta bastante cuidada desde el punto de vista de producción, la fotografía, el formato capta bien el espíritu de la época. Desde el punto de vista del guion y la historia, me ha servido para conocer un poco mas la historia, algún documental parcial, había visto antes.

Con el enfoque de la serie tengo que reconocer que he sentido que los sex pistol eran menos naturales de lo que pensaba y mucho mas un ensayo de producto de diseño, que salió mejor de lo esperado. No consigo sentir empatía por ninguno de los personajes principales, resultan personajes bastante egoístas, patéticos y desleales. A nivel artístico lo de Sid Vicius es poco mas que una gogo para distraer al publico y quizás Johnny Rotten sea el que con sus letras y su forma particular de moverse y cantar, el que mas aportaba artísticamente al grupo.

A nivel de actuación el cantante es el que mas impacta y estoy de acuerdo en que el personaje de Malcon Mclaren pierde bastante credibilidad con esa apariencia física.

En resumen no esta mal, la recomiendo para los que vivimos aquellos años y también para los mas jóvenes, aunque el mundo acabara merendándoselos, es bueno que siempre surja gente con talento o sin el que trate de comerse el mundo.

Nota: Prefiero a los Pistol con sus mil deficiencias que a 50 cantantes melosos y auto tuneados de los de ahora cantando reguetón o lo que quiera que sea eso que cantan. Estos últimos nunca quedaran en el recuerdo de nadie, porque son intercambiables.

No se espanten de estos Sex Pistols, desde el punto de vista de Steve Jones, igual se hubieran horrorizado si el serial estuviera basado en "No dogs, no drugs, no irish" de John Lydon, el artífice de este fiasco es Danny Boyle y su forma de filmar estilo cómic con actuaciones de opereta.
Ahí tienen a un Johnny Rotten histérico, sobreactuado sin medida, rebosante de histrionismo hasta el ridículo, no me extraña que el bueno de Johnny no quisiera saber nada de la serie.
No se en que estarían pensando los encargados de seleccionar al actor que interpretaría Steve Cook, bajo la premisa de tener parecido con el original eligieron a una especie de Neil Diamond, con expresión bizcochona, pecando de blandito, imagen que no casa con un punk de vieja escuela. Así como un M. McLaren excesivamente teatral y con una apariencia tan de quinceañero que desvirtúa la verdadera edad que tenía y no ayuda a creerte su papel, en fin es la forma que tiene Danny Boyle de entender la interpretación.
¡Eureka! Nancy Spungen si da la imagen de insoportable, tocapelotas y algo desaseada como cuando asalta la casa de Chrissie Hynde, y hablando de la líder de los Pretenders le compro la imagen a la serie, lo que ella verdaderamente quería ser es una cantante folk de esas un poco palurdas del profundo E.E. U.U. que ni se enteró de lo que se estaba perdiendo en el Nueva York de los New York Dolls. Luego rubricó ese provincianismo con los Pretenders y su A.O.R. rock orientado para adultos y según cuentan periodistas que la han tratado calificándola de prepotente, antipática, egocéntrica y engreída. Ya se aventura algo en la serie.
La patrona, la madraza de punks que pululaban por su tienda; Vivienne W. que aquí aparece obsesionada con la revolución y que su verdadera fijación, aquí y en la vida real, es su negociete de modas. Vean el reciente documental sobre ella en la que no quiere que le pregunten nada del Punk, gracias al cual se ha hecho famosa, y solo quiere promocionar su marca y es que cuando la revolución interfiere con el negocio primero lo segundo.
Disfruté con imágenes reales de punks de primera hornada y contexto de aquella sociedad, algo que se puede encontrar fácilmente en cualquier documental. También con aquel enigma en el capítulo cuatro de esas dos adolescentes de Huddersfield que se escapan para ver a los Pistols proclamando ¿¡oiréis hablar de nosotras!? No se aclara el porqué.
Me quedo dubitativo si este proyecto hubiera caído en manos de un director menos afectado y se hubieran tenido en cuenta los puntos de vista de los cinco Pistols y su verborreico mánager. Quizá mejoraría el resultado.

En mi adolescencia le di mucha cera a los Sex Pistols y el disco me sigue pareciendo muy bueno. Pero de sus vidas y obras poco sabías en aquellas épocas. No se cuánto de realidad o de ficción hay en esta miniserie pero el resumen es que los ponen a la altura de la mierda como seres humanoides... Detrás de una muy buena factura técnica, buenas interpretaciones, buena música y buena representación de los shows musicales se esconde, con pocas excepciones, lo mejor de cada casa. Charlatanes, lunáticos, antipáticos, manipuladores, paletos, analfabetos, pichas bravas, tontos del culo y yonkis reunidos en un cóctel explosivo, que a mi a veces me dio la impresión de excesivo. Si es más bien real poco tienen que envidiarle a los Ramones. En resumen, aunque en ocasiones la miniserie me pareció algo pasada de rosca, me entretuvo y no me he arrepentido de verla.