I Am A Sex Addict (Soy un adicto al sexo)

De un adicto al sexo (aunque la historia es aplicable a cualquier otro tipo de adicción), que por mucho que intenta aplacar sus deseos de tener relaciones con prostitutas, ésta aparece como una fuerza interior superior que a su paso destroza matrimonios y su vida en general. El protagonista, durante todo el filme, intenta encontrar la causa de esa fuerza para así poder remediarlo.

A menudo se ha tratado el drama de la prostituta en el cine. Pero en muy pocas ocasiones se trata el del cliente. Éste es el caso. Al principio del largo se discute ligeramente sobre la ética de la prostitución.

En fin, que como el de las prostitutas, éste podría ser un drama de gran calado, pero no está tratado de esta manera.

Para empezar, la película se nos presenta como una de bajo presupuesto. El propio director hace de protagonista y así lo explica durante la película (comenta escenas, como no pudieron rodar en tal sitio, condiciones que impusieron las actrices, muestra imágenes de las personas "reales", hay que imaginarse escenas, el protagonista se dirige al espectador...). Lo que da lugar a una especie de documental ficticio. El resultado, que al principio resulta bastante chocante , resulta hilarante en según que momentos. Y la mezca entre lo teóricamente "real" y la realización de la película ficticia es tal, que uno acaba por creerse la historia de cabo a rabo. Efectos similares ya se han probado (Zelig, The Blair Witch Project...) pero el resultado es aun más creíble. Evidentemente, Allen en Zelig no quiso engañar a nadie, pero resultó efectista. En este caso, aun dudo de sí el autor cuenta su historia real o no.

De todas formas, el drama subyace y durante el film también irá apareciendo.

En conclusión, esta es una de esas películas que pertenecen al género raro (tanto por el guión como por la dirección) de las que hay que ver. Sí además nos engancha la historia, seguro que no nos arrepentiremos.

Puntos buenos: El áurea amateur digerible. La mezca de "realidad" y ficción. Los toques originales que van apareciendo.

Puntos malos: El final, ante una película tan extravagante, decepciona un poco*. La interpretación del director/protagonista contrasta excesivamente en algunos momentos.

La verdad es que tiene bastante mérito lo que hace Caveh Zahedi en esta película de carácter eminentemente autobiográfico. No es que sea una obra maestra pero sí me parece interesante. Ese desnudo integral que lleva a cabo, esa confesión pública sobre un tema que para muchas personas constituye algo ominoso, de lo que se avergüenzan y que ocultan sistemáticamente, es un acto de valentía digno de elogio. También puede que haya quien lo considere un acto de exhibicionismo emocional, pero a mí personalmente me parece encomiable.

Y no solo ya el hecho de confesar su adicción al sexo, algo que le ha condicionado un montón a lo largo de su vida, sino el hacerlo con un gran sentido del humor, riéndose de sí mismo y de sus problemas y haciendo reír igualmente al espectador. Tiene que ser bastante difícil revelar públicamente tus problemas con el sexo, cómo eso ha afectado a tus relaciones de pareja, cómo las mujeres de tu vida te han ido abandonando siempre a causa de lo mismo… y más difícil todavía debe de ser echarle cachondeo al asunto. En fin, me pregunto cuántos de nosotros seríamos capaces de hacerlo.

Zahedi crea un personaje muy humano, tierno y cercano que no sé si se puede identificar plenamente con él mismo pero que llega al alma. Resulta enternecedor ver cómo el pobre Caveh intenta luchar contra su obsesión por las prostitutas, cómo prueba distintas estrategias para superarla, cómo se empeña en mantener relaciones sinceras y honestas con sus parejas confesándoles su problema, cómo las chicas intentan aceptarlo y comprenderlo para finalmente terminar abandonándolo porque no pueden asumir la situación… Y que todo esto lo haga intercalando momentos bastante cómicos con otros decididamente dramáticos, hace que su sinceridad conmueva aún más.

Y también da un poco de pena porque realmente yo no creo que tenga ningún problema, salvo que es un salido como el 90% de los tíos sanos de su edad. Ya he hablado antes de lo que pienso sobre esto de las adicciones al sexo (lo hice también, por ejemplo, en mi crítica de Shame). Creo que es inherente al sexo masculino el estar constantemente salido como el pico una plancha, el pajillerismo incansable y la tendencia a la promiscuidad, y creo también que la monogamia es algo antinatural para la práctica totalidad de la especie humana pero sobre todo para los hombres. Es la sociedad la que crea este tipo de problemas donde no deberían existir porque a fin de cuentas a este hombre lo único que le pasa es que le gustaría que todas las tías con las que se cruza le chuparan la polla. De verdad no hay ningún señor por aquí al que le pase exactamente lo mismo?

Siguiendo un formato semidocumental, Zahedi, que se interpreta a sí mismo, se dirige a la cámara y a la vez que nos va contando sus conflictos íntimos, nos explica las dificultades reales que ha tenido para realizar el film: el bajo presupuesto (no tiene dinero para ir a París y por eso rueda en San Francisco y nos pide que nos imaginemos que es París), el descubrimiento de que la actriz que contrata para interpretar a su primera mujer resulta ser una actriz porno, y que la actriz que interpreta a su novia alcohólica es en la realidad también bastante aficionada a la botella… En fin, hay un intento claro de establecer una relación de cercanía con el espectador. Aunque habrá a quien no le guste este formato e incluso le resulte aburrido, a mí me ha parecido un gran acierto, y en todo caso es el que Zahedi ha elegido para hacernos esta pequeña gran confesión.

Zahedi adopta el formato del semidocumental autobiográfico y ficciona la realidad que lo envuelve desde el ámbito sexual: es un adicto, un obseso, especialmente del tema de las felaciones y la visita a prostitutas. El tono adoptado es tanto de desnuda transgresión como de desinhibido humor, por momentos parece querer ser un trasunto de Allen (obsesiones, hipocondríaco, humor, poco atractivo físico del protagonista, lenguaje en primera persona...) pero sin el talento ni finura del neoyorquino. El resultado, por tanto, entretiene y nunca es brillante, dónde lo más osado es ver la falta de prejuicios de Zahedi para "desnudarse" sin tapujos (algunas situaciones, lo queramos o no, nos resultan cercanas a muchos de nosotros, ejem, ejem...), para dramatizar algo tan íntimo como su propia vida sexual.

El protagonista es un sexadicto en la película, pero en la vida real es un onanista exhibicionista. No está bien desnudar tu vida, que no tu cuerpo, si algunos personajes de la vida real no quieren aparecer en la ficción solamente con el leit motiv del sexo.
Zahedi no es Woody Allen, es igual de mal actor, pero carece de la gracia del neoyorkino.
Punto a favor, la humanización de Rebecca Lord, intentando ser actriz seria.
No sería pareja o amigo de este hombre por nada del mundo, no fuera que hiciera una película.