Puan

Primero destacar una historia diferente, profunda, sin los vicios de la vulgaridad que, para tratar de hacernos reír, en otras películas argentinas, abunda. Después, una historia nuestra, comprometida con la causa de la Educación Pública, con la lucha por los derechos, siempre en un hilo de perderse por intereses económicos.
Uno siente esa identificación con lo "argentino", con lo de "todo a pulmón", con lo difícil y a la vez hecho costumbre de tener que afrontar las dificultades y vencerlas, con lo que se tiene a mano, en nuestro querido país dentro de lo público. Muchas veces infravalorado por nosotros mismos.
Los actores muy destacables, no solo los protagónicos, los planos magníficos, y hay escenas que nos anudan la garganta y es mejor verla para saberlo. 10 Puntos! Por muchos mas PUAN!!!

Dada la preocupante situación política de Argentina, 'Puan' funciona prácticamente como un acto político contra la derecha más carca e ignorante. En ella, dos profesores (soberbios Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia) compiten por la titularidad de una Cátedra que ha quedado vacante. El resultado es una comedia simpática, original y solo ligeramente pedante con la que pasar un rato muy agradable.

Ganadora de los premios del Festival de San Sebastián a la mejor interpretación protagonista y al mejor guion, 'Puan' está escrita y dirigida a dos manos por María Alché y Benjamín Naishtat, que ya fueron premiados en el mismo certamen por separado gracias a, respectivamente, 'Familia sumergida' y 'Rojo'. Esta película es completamente diferente a ambas, pero mantiene la garra que caracteriza a la pareja.

Puan, por cierto, es uno de los 135 partidos de la provincia argentina de Buenos Aires. Situada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, esta película es una oda a la educación. De hecho, Alché y Naishtat dedicaron su premio en San Sebastián a los docentes, sin los cuales ninguno de nosotros sería quien es.

PUÁN es, en el ambiente académico de Buenos Aires, una marca identitaria fuerte, puesto que es la calle en donde se encuentra y "vive" la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Facultad que, en la realidad, es una de las más politizadas facultades de Argentina y quizás del mundo, en cuyo seno se discuten políticas, filosofías, discursos de la vida misma, mientras entre bambalinas también se entraman asuntos personales, profesionales y amorosos.

La película recoge bien esa marca identitaria y la representa bien en la pantalla. Puan película es Puan facultad (o por lo menos se le parece mucho)

La película cuenta con un plantel actoral en donde se encuentran algunos famosos y otros buenos (la fama no implica calidad) que en lo general hacen una correcta interpretación del papel que le toca en suerte portar. Sbaraglia no se luce, hace lo que puede que es bien poco, mientras que Subiotto se "come" la película haciendo una de las mejores actuaciones que le he visto. Julieta Zylberberg -supongo- en la película está a sus anchas y en un espacio conocido porque ella misma (en la realidad) fue estudiante de la facultad y su padre fue titular de una cátedra de la carrera de Artes en la misma facultad.

El guión. en tono de comedia que puede parecer ligera, es inteligente. En sus diálogos se aprecia el contrapunto entre la política, las relaciones de cátedra y las relaciones interpersonales. Casi nada es prescindible salvo algunas escenas en donde la comedia avanza demasiado sobre los dramas que relata.

Buena película, inteligente, interesante, divertida y políticamente incorrecta (Como lo es la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Puan 480, Ciudad de Buenos Aires).

El filme arranca y cierra con la canción de Charly Garcia “Dos cero uno" (transas) y creo que le queda muy bien. Por un lado, nos cuenta algo acerca de la utopía de los filósofos y las ganas de cambiar el mundo con la palabra y el debate en el campo de las ideas y no tanto con lo fáctico. Y por otro lado, porque en solo 2 minutos la ironía de la letra, el beat de batería y sobre todo cómo le entra al piano Charly nos logra meter de lleno en esa especie de reparto de cartas que es el inicio de la película.

El título hace referencia a la sede en el barrio de Caballito de la Facultad de Filosofía y Letras ("Filo", en la calle Puan 486) La universidad pública con sus debates y su rigurosos programas de estudio, sus espacios cargados de afiches políticos y sus ocasionales interrupciones de clases por anuncios de militantes del centro de estudiantes. Y es en ese universo donde transcurre parte de la acción, cuando el titular de una de las cátedras de Filosofía política fallece en forma súbita. A partir de allí se desata una competencia entre dos docentes por un llamado a concurso para sucederlo. Uno, es el profesor tradicional, compañero de años del ex-jefe de catedra, para el que la facultad es su vida misma y a la cual ha dedicado de lleno a la docencia. El otro, que también reclama para sí el puesto vacante, es más carismático y con personalidad opuesta, incluso llega exitoso de dar clases en universidades europeas, seduce hablando en otros idiomas y hasta es entrador con las mujeres (breve pero eficaz cameo a Lali Espósito).

Se produce entonces un duelo actoral hermoso y entretenido entre ese gran actor que es Leonardo Sbaraglia y el otro menos famoso pero que también se luce que es Marcelo Subiotto. El primero, un pedante en el mejor sentido de la palabra que fascina a la audiencia haciendo constantes citas a Kant y Platón; y el segundo un docente de catedra que alterna sus claustros universitarios con algún programa de filosofía en barrios humildes (muy bien captado por el director) o hasta dando clases privadas en la residencia misma de una ricachona que las paga en dólares pero que no se la ve muy interesada.


Puan es una película que tiene muchos toques de comedia y de humor donde no parece ocurrir ningún conflicto importante durante toda la trama. Sin embargo, no está exenta de momentos de melancolía y de múltiples lecturas. No escatima en dotar al guion con varios pasajes discursivos donde se citan ideas de Heráclito, Hobbes o Rousseau que resultaran interesantes para algunos, pero para otros resultara algo aburrida. Me parece un emprendimiento cinematográfico infrecuente y que, si se tiene alguna idea de lo que se va a ver, como en mi caso, seguramente saldrás de la sala satisfecho y apasionado

*La educación aunque a algunos les pese

Puan más allá de los diálogos ingeniosos y las situaciones más o menos divertidas es una cinta que reivindica lo fundamental de la educación. A pesar de quienes pretenden recortar recursos o maltratar aquellos con los que ya cuenta la ciudadanía. En la película de Alché y Naishtat la universidad parece un refugio. Un lugar en el que la inteligencia es escuchada. Un espacio para el debate y la pregunta. Sin diálogos circulares que no llevan a ningún sitio. Y siempre con el respaldo de pensadores de otros siglos que a veces resultan asombrosamente cercanos.

En este ambiente, la facultad de filosofía sufre la inesperada pérdida de su admirable y genial catedrático. Un tipo admirado por todos que de la noche a la mañana deja desierta su cátedra de filosofía política. Una triste noticia que parece abrir una tentadora puerta para Marcelo (Marcelo Subiotto), su discípulo durante décadas. Un profesor de gran introversión y no excesiva gracia para la palabra pública. El típico perdedor, muchas veces, que aquí nos lo presentan embadurnado en las irrefrenables heces de la simpática criatura de una compañera. Pero para su desgracia al homenaje al catedrático también acudirá Rafael (Leonardo Sbaraglia), otro profesor que también se interesará por el puesto.

*Dos hombres y un puesto

De modo que tras los primeros minutos, Puan pasa a ser una especie de duelo de personalidades. Entre el serio, correcto y muchas veces soso Marcelo y el tipo viajado y egocéntrico que representa Rafael. Dos profesores absolutamente alejados en cuanto a talante que, sin embargo, fueron compañeros de estudios. Aunque la vida parece haberles llevado por caminos muy distintos. Ya que mientras Marcelo se tiene que pluriemplear para llegar a fin de mes. Rafael no para de hablar de sus estancias en distintas universidades de prestigio. Siempre con una conferencia que dar y un grupo de investigación más selecto del que alardear.

No obstante, esa especie de duelo va quedando difuminado para centrarse ya sí por completo en la figura de Marcelo. Símbolo de la congruencia y de la dignidad de alguien incapaz de venderse. No importa que viva en su humilde departamento con su mujer y su hijo. No importa tampoco que tenga que dar clases particulares a una rica que duerme más que escucha. Él vive la filosofía como un lugar de resistencia frente a la feroz vorágine que todo lo devora. Y así seguirá concibiéndola. Con coraje y solidaridad.

*Consciente de su inteligencia, se echa en falta más de Sbaraglia

En definitiva, Puan puede leerse como una comedia inteligente y muy adecuada para los tiempos que corren de gritos y cero reflexión. Una película de guion afinado y repleto de grandes parrafadas con multitud de referencias cultas y precisas. Es cierto que en ocasiones parece demasiado sabedora de su tremenda perspicacia. Y también es verdad que partiendo de un inicio de humor muy físico y desternillante, poco a poco va mutando su tono. Dejando de lado un arma que parecía muy eficaz.

Aunque lo que más puede reprochársele a la cinta es no haber aprovechado a Leonardo Sbaraglia lo suficiente. Su personaje podría haber dado mucho más juego. Ese elitismo académico que representa Rafael pinta tan bien que te quedas con ganas de más. Sin que ello desmerezca, ni por asomo, la magnífica interpretación de Marcelo. En ocasiones totalmente de vergüenza ajena y otras tierno y tremendamente clarividente.

*Conclusión

De modo que Puan es una ingeniosa comedia que reivindica la enseñanza en un momento especialmente delicado para todos los argentinos. Una película localizada en una facultad de Buenos Aires, en la que dos profesores se postularán para hacerse con la cátedra de filosofía política. Dos tipos antagónicos que mostrarán dos formas muy distintas de acercarse al conocimiento. Por un lado el elitista Rafael y por el otro el ante todo digno Marcelo. Con maravillosas interpretaciones, la cinta es una gran opción para combatir la planicie argumental que hoy satura los debates.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta