Ni tú ni yo

Mauricio Argüelles y César Rodríguez son dos jóvenes actores que, en lugar de esperar ser llamados para actuar en películas, han decido levantar sus propios proyectos, estableciendo una sociedad con el realizar Noé Santillán-López, quien ha dirigido las dos películas que ambos han escrito (Una última y nos vamos y la que nos ocupa), además de participar como actores en otra película del director, (Purasangre), siendo coproductoras en todas, logran con ‘Ni tu ni yo’ su película mejor lograda.

Guadalupe y Gabino son hermanos, desde pequeños supieron ser buenos cómplices en su día a día para divertirse con juegos extraños, y para lograr mantener unidos a sus padres, al crecer, Guadalupe (Mauricio Argüelles) se convirtió en luchador, “El halcón negro”, y era manejado por su hermano Gabino (César Rodríguez), quien lo llevó a conocer el éxito, pero terminaron separados y sin hablarse a consecuencia de los vicios de Gabino.

Ahora Guadalupe tiene una hija y busca rescatar su carrera, pero pierde la lucha más importante, por lo fracasado y de regreso en la casa de sus padres, a donde también ha llegado Gabino, no le queda más remedio que aceptar el ofrecimiento de una promotora de lucha libre (Bárbara de Regil), que le brinda una nueva oportunidad con la condición de que lo maneje su hermano, así, ambos deberán a aprender a hacer equipo para salir adelante.

En sus primeros minutos, la película parece ser una comedia infantil con chistes obvios y poco alcance, pero tras ese prólogo que tiene cierta gracia, la película toma un rumbo fijo hacia una comedia de familia ambientada en el mundo de la lucha libre mexicana que consigue hacer buen uso de los varios clichés de los que hace uso.

Uno de los aciertos de la película es retomar la lucha libre en el cine mexicano, y otro es alejarse decididamente de la comedia romántica, el género en boga en el cine nacional, y centrarse en una historia bien llevada, con algunos buenos aciertos, buenos personajes y diálogos ingeniosos que dan forma a una lograda comedia.

Tras su película previa, una comedia costumbrista con algunos buenos momentos, pero menos lograda, consiguen con este nuevo filme dar un paso adelante en su carrera cinematográfica con una comedia imperfecta pero genuinamente divertida.

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Es un innegable acierto de esta película ubicarse en el mundo de la lucha libre, género olvidado o relegado durante muchos años de nuestro cine nacional, la película de primer momento es una comedia de chistes obvios y humor pobre, sin embargo este es solamente en la introducción, luego de la cual la comedia tiene su segundo acierto alejarse del género de comedia romántica, y tratar más de las relaciones familiares.

Por desgracia pese los buenos valores de producción, alguna actuación destacable y la química entre la pareja de actores protagónicos, el film cae en los clichés del género y sobre explota ciertos gags que resultan redundantes. Termina por ser la típica comedia de hermanos distanciados que buscan resarcir su relación, mientras arreglan sus vidas.

Palomera, para mí a pesar de mi gusto por la Lucha Libre y lo que aporta la participación de estrellas del "Pancracio" nacional, la película no acaba de despegar.