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La mujer de todos

Drama Adaptación de la novela homónima de Salvatore Gotta. Narra la desdichada y rocambolesca vida de la estrella de cine Gaby Doriot (Isa Miranda). Tras un intento fallido de suicidio, es ingresada en un hospital, donde bajo los efectos de la anestesia empieza a rememorar su pasado y sus desventuradas y trágicas relaciones amorosas. Tras escapar de la Alemania Nazi, Max Ophüls se estableció definitivamente en Francia. Ésta es su única ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
30 de mayo de 2010
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film de Max Ophüls (1902-57) rodado en Italia, es su séptimo largometraje. El guión, del propio Ophüls con la colaboración de Hans Wilhelm y Curt Alexander, adapta con numerosas licencias la novela “La signora di tutti” (1933), de Salvator Gotta (1887-1980), el escritor italiano de mayor relieve del momento. Se rueda entre mayo y junio de 1934 en escenarios naturales de la provincia de Como (Lombardía, Italia) y en los platós de Cines Studios (Roma), dotados de excelentes equipos, pero mal insonorizados. Nominado al León de oro, gana el premio al film de mejor calidad técnica. Producido por Angelo Rizzoli para Novella Films, se proyecta por primera vez en público el 13-VIII-1934 (Festival Venecia).

La acción dramática tiene lugar en París (estudio de rodaje, suite de un hotel y quirófano de un hospital), donde la actriz Gaby Doriot, nombre artístico de Gabrielle Murge (Miranda), es intervenida de urgencia tras un intento de suicidio. Bajo los efectos de la anestesia, recuerda los hechos más destacados de su vida desde los 15 a los 22 años (momento actual). La historia que rememora tiene lugar en Milán, París y en una villa rural de Como (Lombardía). Gaby, hija de un coronel jubilado y viudo, es seria, reservada, tímida, encantadora, alegre, elegante y muy atractiva. De cabellos rubios, cautiva a los hombres, que se sienten fascinados por ella. Su única hermana, Anna (Corraldi), es abierta, comunicativa, decidida, simpática y morena. El padre (Picasso) es autoritario, entrometido y dado a coartar la libertad de sus hijas, pese a depender emocionalmente de ellas. Gaby se relaciona con Roberto Nanni (Benfer), que estudia en Roma, su madre Alma (Pavlova) y su padre Leonardo (Benassi).

El film suma drama, drama psicológico y romance. Esencialmente es un melodrama de fuertes pasiones. Acusa influencias del drama norteamericano que se pone de moda a raíz de la Gran Depresión y que da lugar a la producción de obras de gran dramatismo destinadas a satisfacer a un público ansioso de emociones fuertes. En esta línea sobresalen algunos films como “La Venus rubia” (1932), de Josef von Sternberg. Por otro lado, el film que comentamos anticipa elementos argumentales y estilísticos que alcanzan su plenitud en la magnífica vacuidad de Danielle Darrieux en “Madame de...” (1953) y en el desgarrado romanticismo de Martine Carol en “Lola Montes” (1955).

La película ha merecido siempre elogios por la excelencia técnica, que se concreta en un trabajo de cámara diligente y de gran elegancia; unos diálogos rápidos y breves; un pulso narrativo potente; un ritmo sostenido e intenso; la ausencia de tiempos desaprovechados; la reiteración de pulcras tomas largas; la creación de complejos travellings resueltos con inesperada naturalidad; juegos limpios de planos paralelos en movimiento (el coche de Leonardo y la embarcación de patines de Gaby) y el dinamismo espontáneo de escenas rodadas con la cámara en mano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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3 de septiembre de 2006
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las primeras películas del genial Ophuls, no por ello nada caracterítica de su filmografía. Realizada bajo pabellón italiano, es una película emparentable especialmente con su mítica y absorbente "Lola Montes" y se trata de la radiografía de una mujer (como en "Carta de una desconocida", "Madame de..."...), una famosa cantante y actriz (Miranda) que enferma y anestesiada recuerda desde la cama del hospital su desafortunada vida llena de desgraciados amores y dónde no parece haber sido sino un objeto maleable por los demás, por la suerte y por sus propias debilidades.
Ophuls hace una narración a base de "flash-backs" y elíptica, dónde ya rezuma su exquisito estilo para acabar haciendo el estudio de una mujer en plena soledad, a pesar del colectivismo y "compañía" que da la fama, y que solo fue culpable de amor.
kafka
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10 de octubre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solemos dar por hecho, o asumir erróneamente, que las estrellas del firmamento de la fama tienen todo lo que necesitan. Que ganando tanto dinero, poseyendo tanta influencia en los medios y en la opinión pública, siendo admirados por millones de fans, tienen a su alcance todo cuanto desean, que el amor les cae a los pies como manzanas maduras caen del árbol, que son felices como a veces lo son los personajes que interpretan.
Cometemos el fallo de confundir persona y personaje, humanidad y divinidad. Proyectamos en esa imagen unas expectativas idealizadas, pensando inconscientemente que posee más que la gente anónima.
Se nos olvida que nació de mujer, como los demás, que es de carne y hueso, que ha pasado por las mismas etapas (niñez, adolescencia, madurez…), que probablemente ama y es amado/a, que ha sufrido o sufre en la actualidad físicamente y psíquicamente alguna vez o con frecuencia, que tiene esperanzas y temores, que le habrán dado calabazas y/o las habrá dado… Que es una persona. Y que la vida no es un cuento de hadas. La realidad supera a cualquier ficción.
Detrás de la despampanante y glamourosa Gaby Doriot el márketing ha arrojado puñados de confetti, ramos de rosas y regado con perfume, desplegando sobre su pasado una cortina vaporosa. La faceta de estrella es una proyección de los sueños colectivos, y como tal ha de ofrecer al público lo que éste quiere. No es admisible (ni rentable) que los medios de comunicación de masas declaren la verdad sobre la bella actriz. ¿Qué interés, y qué estampa idílica, guarda el que su madre muriera pronto, que haya crecido bajo la tutela de un padre de modesta clase social, y que haya sido desgraciada en amores? ¿Para qué empañar su reputación declarando que un escándalo saltó, sin tener Gaby la culpa, cuando un profesor se enamoró de ella estando casado y con hijos? ¿Para qué ensuciar su impoluta aureola con el relato de sus miserias?
Su foto se imprime en miles de ejemplares, su nombre destella en los cines, copa las portadas de los periódicos y atraviesa las ondas de radio, las compañías cinematográficas se la disputan y negocian con números de muchas cifras. Y ella, la auténtica Gaby, la mujer que hay debajo de tanto montaje, ha intentado suicidarse.
La montaña de humo está a punto de desplomarse… Y el objeto de tanto delirio yace en una mesa de operaciones, recordando por qué ha acabado así.
Se suponía que las estrellas son siempre felices. Que no tienen problemas. Que comen perdices. Que no intentan suicidarse. Y, si se desvían y sus tropiezos salen a la luz, se les saca provecho igualmente.
Algo falla en las creencias generales. Sobre todo la idea de que las estrellas tienen el mundo a sus pies.
Y no captamos que a menudo están tan solas como el más abandonado de los mendigos.
Vivoleyendo
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31 de marzo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que destaca esta película es el manejo de la cámara. Sobre todo al principio, donde la cámara no para de moverse. No es que sea novedoso, pero el cine de aquella época era bastante estática aunque ya los travelling se utilizaban de una forma asidua, aquí lo manejan hasta un punto bastante masivo. Tanto es así, que hay un momento que la cámara tiene que corregir la dirección e incluso un corte de plano para centrarse de nuevo.

Hay un gran fallo que no lo había visto antes, y es que un operario se ve dentro de la escena, tan heavy es que parecía un extra dentro de la escena. Tuve que retroceder y volverlo a ver para darme cuenta que no es un extra, si no el operario dentro del plano jajjajaja.

Todo esto a destacar, el resto pues... no la valoro tan positivamente como la crítica actual la quiere dar a conocer. Me parece un poco un mareo, diálogos sin interés y no sé.... no me ha convencido mucho, por no decir, casi nada.
edugrn
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31 de enero de 2021
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La vida son momentos, detalles, personas… Ese último segundo cambia tu futuro, sobre todo en el bullicio efervescente de la juventud, donde todo parece pasar tan rápido, nuevo y locuaz. Lo prohibido atrae con fuerza y es imposible evadirlo, evitarlo. El veneno de lo difícil justifica las cicatrices que van abriendo los surcos de la amargura futura. La suerte es llegar a anciano. Los más sucumben en el camino.

Ophuls nos cuenta aquí la historia de una joven Marilyn, 30 años antes que la norteamericana se quitara de enmedio a los 36 años. Una chica que era de todos, en la cúspide de la fama. Un mito mundial que sobrevive al paso del tiempo y que tuvo el mismo que destino que Gabriela. La soledad de la actriz de fama… "te veré en la película". Nadie les entiende porque se supone que el dinero y la fama obliga a asumirlo todo. Pero lo cierto es que sufren. Seres hipersensibles, artistas, que no son capaces de digerir tanta tralla. No es anecdótico que su paraíso sea, a menudo, una isla desierta o una cabaña frente a un lago en una montaña desconocida… Pero siempre vuelven al bullicio, y es ahí donde pagan la cruel factura de la fama: alcohol, drogas, sexo y noches en vela.

Y pensar que todo es cuestión de un segundo, un maldito instante...
CHIRU
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