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Los hombres de Smiley (Miniserie de TV)

Serie de TV. Intriga Seis episodios que continúa la miniserie "Calderero, sastre, soldado, espía" de la BBC. Cuando un importante agente del Servicio Secreto británico es asesinado, George Smiley vuelve al servicio activo para acabar con los fantasmas de la Guerra Fría. Mientras el rompecabezas del pasado empieza a mostrar sus secretos, una cadena de pistas conduce a Smiley al final de su carrera y a la batalla definitiva contra su gran rival, el enigmático ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuación de su ya más que notable predecesora "Tinker, Taylor, Soldier, Spy" ("El Topo"), esta serie, de nuevo producida por la BBC y repitiendo reparto, culmina el llamado "ciclo de Karla" debido al escritor John Le Carré, de la mano de su más conocido personaje, ese peculiar espía británico que responde al nombre de George Smiley, y que sostiene una dura lucha a distancia con su rival soviético, el ya mencionado Karla.

A destacar la fidelidad y el respeto con el que la serie capta la esencia de las novelas de Le Carré, en las que importan mucho más las motivaciones e inquietudes de los personajes (su psicología) que la acción. La mejor prueba de ello es fijarse en el protagonista, un Smiley que constituye la viva imagen del antihéroe: prematuramente envejecido, con aspecto de pertenecer a un tiempo vencido, disfraza su timidez tras unas gruesas gafas y un vestuario excesivamente formal, fachada tras la que sin embargo se oculta una inteligencia observadora e inquisitiva; interpretado por Alec Guiness, los que conocíamos al personaje por las novelas no podemos sino sentirnos satisfechos, tal es la perfección con la que recrea los matices de su personalidad, especialmente su aire escéptico y desengañado.

En cuanto al resto del reparto, constatar la brillantez con la que llevan a término su labor, considerando que esto era capital para el buen desarrollo de la serie, toda vez que en las novelas de Le Carré abundan las personalidades marcadas y singulares; en este sentido destaca el trabajo de Bernard Hempton como Toby Esterhase, así como el de Curd Jürgens como "El General" y el de Michael Lonsdale (magnífico actor, haga lo que haga) interpretando a Grigoriev. Bien realizada, con una notable fotografía de querencias nocturnas, la serie mantiene un ritmo pausado, sin apresuramientos, siguiendo paso a paso la investigación encabezada por Smiley. Uno de los aspectos que más verosimilitud confieren a la serie son las localizaciones, magníficamente escogidas, respetando la trama de la novela que nos hace viajar entre París, Londres, Hamburgo, Berna, y finalmente Berlín.

Poco diré del argumento, limitándome a constatar que el mismo resume a la perfección cuál es la verdadera labor del espía, de la "inteligencia" o del contraespionaje: explotar en beneficio propio las debilidades del adversario. Esa, y no otra, es la gran batalla que Smiley y Karla vienen librando, y que encuentra aquí su final; si en "El Topo" Karla se había beneficiado de la "última ilusión de un hombre sin ilusiones" (en referencia a Ann, la mujer de Smiley), ahora veremos cambiarse los papeles, y asistiremos a la tenaz e inmisericorde presión que ejercerá Smiley sobre la recién descubierta debilidad de su némesis, el hasta ahora aparentemente invulnerable Karla, cuyo fantasma sobrevuela toda la serie, así como lo hacía en la anterior.
Acaba en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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15 de febrero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa adaptación televisiva de la homónima novela de Le Carré, aún mejor este film que la mítica El topo. La interpretación de Guinness es aun más portentosa mostrando la frialdad y crueldad del agente profesional más allá de su incustionable inteligencia y buenhacer que mostraba en su anterior caracterización de George Smiley. Los secundarios conforman un coro igualmente espectacular de recitales interpretativos, Bernard Hepton está sublime en su cambio de registro desde un impostado gentelman hacia el espia profesional que en su caza huele la sangre de la presa y la adrenalina de su trabajo de campo supera su propia composición del personaje que interpreta en su vida normal. Excepcional es también el trabajo de Sheybal (habitual del espionaje en otras cintas)y de Curt Jurgens.

Además de esto la película recoge el universo literario exacto del autor, trasladando en imágenes distantes y grises la sordidez de un mundo donde a pesar de las apariencias el fin si justifica los medios (sean personales o del Estado) y donde cualquier regla de comportamiento humano es sacrificada por dañar siquiera simbólicamente al enconado enemigo.

Para la historia la escena final en un Berlin brumoso y frio. Pura poesia sobre el espionaje (si esto es posible) y la ironia que encierra la división en bloques del mundo. FASCINANTE.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
savira
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30 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película excelente, basada en un buena novela y con un plantel de actores magníficos. Sir Alec esta en una de sus mejores interpretaciones, que ya es decir.

Un tipo de cine o de series que hace tiempo que no vemos.
jmrojo
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12 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De frases como la del título (-Se ha convertido en un ciudadano de la tierra de nadie. Le envío mis saludos) está llena la serie.
Con un guión inteligente y acompasando muy bien el ritmo de los capítulos (hay quien lo verá un ritmo lento, o como una serie aburrida, supongo que esperando encontrarse un producto en formato serie parecido a las actuales y exitosas sagas de nuestros días...y de eso en Los hombres de Smiley no hay nada. La única serie moderna que yo he visto que se le pueda parecer es The Wire, ambas comparten mucho en el enfoque, tanto que daría para un estudio bien detalladito; y Homeland, por motivos totalmente distintos, por mostrar la diferencia entre dos formas de hacer espionaje, en el tiempo y en el lugar. Lo diferente del espionaje británico y del norteamericano, y la diferencia entre el espionaje antes y después de la caída del muro.
Es por esa tierra de nadie por donde se mueven los personajes y la trama de esta continuación de "Calderero, sastre, soldado, espía", adaptación de las novelas de espionaje del al parecer ex espía Jhon Le Carré. Autor de sobra conocido entre el gran público, ya desde hace mucho tiempo no solo entre aficionados al género de espías más crudo. La serie capta perfectamente lo esencial de las novelas, que es un éxito en el retrato de la profundidad y complejidad de los personajes, como todos los humanos, movidos por intereses y ambiciones que raras veces casan con su moral, o haciendo dinamitar todos los principios morales de uno por cualquier motivo de los que da la vida. Decíamos que es bueno el trabajo de los actores dotando a sus personajes de ese punto tan rea. Y también lo es la elección de los escenarios en los que se van desenvolviendo los seis capítulos. Esa "vieja Europa", o envejecida, como Smiley y sus métodos, sus valores, pero una Europa aún con vida, aún una Europa con sitio para hombres interesantes, aunque algunos acaben viviendo en un coche y otros -la mayoría- viviendo el desencanto del que está en posición de poder cambiar cosas en el juego, y como todos, a veces, pierde. Pero estos no pierden un partido de fútbol, ni siquiera un Tour de Francia, perder la vida en ocasiones es lo menos que pueden poner en juego.
El reparto, protagonista y coro están de lujo, la banda sonora, otro lujo, Guión excelente. Trata al espectador como alguien con mente y capaz de pensar por si mismo, sacar sus propias conclusiones y acertar con sus intuiciones; no hay tampoco rastro de moderneces del tipo "crea tu propia historia, porque nosotros no damos hecho una y es nuestro p*^´o curro"
En fin, por si no os habíais dado cuenta, yo la recomiendo a cualquiera. Especialmente a los aficionados al cine negro de los 40 y 50, o a los amantes del género de espías y la guerra fría que buscan algo más que el James Bond Jason Bourne o quien quiera que sea el bet seller del momento.
Desde los créditos al inicio, que no se te olvidarán nunca, y que a mi me recuerdan a la novela "A veces un gran impulso" de Ken Kesey, es una serie excelente. Muy Recomendable.
Max Power
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11 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
363/09(10/10/21) Buena secuela de la serie "Tinker, Tailor, Soldier, Spy" de 1979, mejorando bastante a la pretérita, basándose igualmente en una novela de la de John le Carre (se descartó el segundo libro de la trilogía, ‘The Honorable Schoolboy’, no filmado por demasiado costoso de adaptar debido a su ambientación en Hong Kong), con George Smiley, el espía, al igual que en la primigenia encarnado con fascinante temple por Alec Guinness, en una actuación magistral. Ello con el apoyo de gran parte del elenco de la anterior, Bernard Hepton una vez más como Toby Esterhase, el colega sociable que se describe a sí mismo como "un austrohúngaro barato con ropa cara", Anthony Bate vuelve como Oliver Lacon, prefecto principal de los servicios de inteligencia que se preocupa principalmente por protegiendo su propia reputación, o Barry Foster interpreta a Saul Enderby. Un devenir de relaciones oscuras, sombrías, ásperas, donde reina la amoralidad, donde los ideales políticos son inexistentes, solo cuenta el vencer al oponente, con profesionalidad y la máxima asepsia posible.

La dirección de todos los episodios pasa de John Irvin en la de 1979 a Simon Langton aquí, con guión escrito por John Hopkins (guionista de otra producción de espías, aunque en las antípodas de esta, como la ‘bondiana’ “Operación Trueno”) y por el propio le Carre, y con ello potenciando el tono y la mirada melancólica de un mundo de espías en la antítesis del glamur y la acción de la saga también británica ‘James Bond’ de Ian Fleming, proyectando un estado de ánimo alicaído, nostálgico, incluso desesperanzado, donde hábilmente se profundiza con matices en los personajes, haciéndolos tridimensionales. Ello para un relato de seis capítulos menos enrevesado y confuso que el de la llamada serie aquí “El Topo”, con una estructura más sencilla, donde todo resulta más diáfano en este juego del gato y el ratón, aunque ello en comparación con la anterior, pues para el que no haya visto la otra esta sigue teniendo su profusión de datos y personajes como si no costaran, siendo un puzle al que hay que prestar mucha atención, y que Smiley debe ir montando entre una madeja de servilismos y voluntades torcidas excavando en su pasado para llegar a su objetivo en su doppelgänger soviético (Karla), este en la trama del pasado se aprovechó de la debilidad de su oponente (la mujer de Smiley, Ann. A la que da vida una notable Sian Phillips, que en una escena deja constancia de un gran poso dramático), ahora el inglés se la intentará devolver, un duelo entre ajados enemigos: Teniendo gran sentido escénico en como saltamos por diferentes escenarios europeos como Londres, Paris, Hamburgo, Berna y Berlín.

Un viejo general estonio en el exilio (el último papel del difunto Curt Jurgens) muere después de intentar ponerse en contacto con Smiley (Alec Guiness). Oliver Lacon (Anthony Bate) pide a Smiley que deje su retiro temporalmente para asegurarse de que no haya aspectos potencialmente embarazosos en el asesinato. Un subordinado comprensivo en el Circo le informa a Smiley que el general había mencionado a alguien llamado "Sandman". Smiley entonces sabe que el caso involucra a Karla (silente Patrick Stewart), jefe de la inteligencia soviética y su enemigo más antiguo y temido. El silencioso y poco atractivo agente británico emprende un curso que se convertirá en su propia guerra privada.

Smiley intentará ir retrocediendo en los pasos del ex patriado General, para de este modo poder llegar a la raíz del porqué de su asesinato. Para ello irá saltando de un personaje a otro por diferentes lugares, desde su ex superior, Connie Sachs (buena Beryl Reid), a la que manipula con alcohol, escudriña en su antiguo compañero Toby Esterhase (notable Bernard Hepton), sus pesquisas le llevan a los bajos fondos de Hamburgo, a un club sexual regido por Claus Kretzschmar (gran Mario Adorf), socio de Otto Leipzig (buen Vladek Sheybal), el hombre a quien el General envió a reunirse con Madame Ostrakova (buena Eileen Atkins) en París. En la capital gala Smiley contacta con otro antiguo colega (de “El Toopo”), Peter Guillam (ahora interpretado por Michael Byrne), ahora bajo la cobertura diplomática en la embajada británica. Su investigación lo envía a Berna, donde intentará chantajear a un diplomático soviético (junto a Esterhaus), Grigoriev (Michael Lonsdale) para traicionar a su país, ello en una de las mejores escenas en como Smiley juega al ajedrez (alegóricamente) con él (para remarcarlo hay un tablero de ajedrez en la habitación).

Alec Guiness se mimetiza en Smiley, tipo de apariencia anodina, con pelo blanco, bombín y gafas gruesas, sereno, lacónico, observador, desengañado, con gran sentido del deber, con silencios que hablan mucho, siempre con la mejor pregunta, siempre con la respuesta lapidaria, se mueve como un lobo con piel de cordero, pero sabiendo que no hay triunfos en sus batallas, solo el deber, un anti-héroe carismático.

Con respecto a la puesta en escena destacar la cinematografía de Kenneth MacMillan (“Henry V”), que gusta de jugar con los reflejos cual exponiendo la doble personalidad de los personajes, también muy bueno en escenas d época luz o nocturnas, imprimiendo sensaciones lóbregas. Hay también un ritmo pausado, aunque más lígero que en la anterior, cimentando la solidez de lo que ocurre, en un crescendo dramático bien llevado, con sugerentes giros, para desembocar en un final estimable, donde todo encaja sin estridencias, como es la serie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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