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Ícaro

Ícaro
2017 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Bryan Fogel, Grigory Rodchenkov
7,0
3.848
Documental Un ciclista estadounidense y un científico ruso, Grigory Rodchenkov, destapan un escándalo de dopaje en el que está implicado el científico, al que Putin quiere silenciar. La investigación sobre el dopaje deportivo destapó un escándalo internacional, y el documental tuvo como principal consecuencia la prohibición por parte del COI de que Rusia se presentase como país a los Juegos Olímpicos de Invierno de Corea del Sur 2018. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2017
48 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría parecer algo demasiado exagerado que un documental, a priori, solo sobre dopaje pueda remover por dentro tantas cosas. Pero es que Ícaro es algo más que eso. En la figura de Grigory Rodchenkov recaen todos los ingredientes esenciales para terminar haciendo de este test que se torna en investigación algo épico. Un tipo ruso, barriga prominente, mostacho cuasi hitleriano, de exabruptos constantes y ternura inusitada, de sentido del humor impredecible, de pasado turbio y presente por definir. Ese cocktail de arrolladora personalidad de Grigory nos lleva por derroteros mucho más inhóspitos que el deporte. El arte del engaño, la verdad, la moral, la redención.
Después de ver Ícaro no volverás a ver unas olimpiadas de la misma manera, ni un Tour de Francia, ni un partido de fútbol. Después de ver Ícaro quizás sientas un profundo asco de toda la mentira que es el deporte profesional, de toda la mentira que es la política, de cuan poco importa la verdad.
Después de ver Ícaro sentirás esa especie de extraña empatía que a veces despiertan pintorescos farsantes, ciertos delincuentes entrañables.
Termina y tengo una sensación parecida a la experimentada al final de Los Soprano. Deseo fuertemente que jamás haya una bala para Tony Soprano ni un ataque al corazón para Gregory Rodchenkov.
Darko24
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6 de diciembre de 2017
35 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, no me confundido con el titulo, no son los rusos los únicos que se dedican a esto, son todos los países que tienen la obligación de ganar medallas, son todos los deportistas que tienen la obligación de hacer un buen papel para que su marca deportiva le pague mas. Pero en el documental, realizado por un gringo se vende la idea de que los americanos se dopan por su cuenta (Armstrong, Marion Jones) mientras los atletas rusos no tienen ni voz ni voto, y es el Estado el que trama todo el asunto.

Un documental muy superior es el de “Bigger, Stronger, faster”, además es muchísimo mas ameno. Este termina siendo un coñazo sobre asuntos politiqueros de poderosos de todos los bandos.

Si quieres puedes verlo, pero por si acaso lo resumiré: Todo el mundo sabe que todos están dopados, pero todo el mundo hace como si no fuera así. Lo saben los estados, lo saben los atletas amateurs que no llegan a la elite por no querer entrar o seguir en el programa, lo saben las marcas que patrocinan estos eventos, lo sabe el COI, la AMA y todas esas agencias y organismos oficiales, y casi lo deberían de saber los fans, pero les ciega el patriotismo y todas esas payasadas. Todos viven de lo mismo: del show, y a nadie le interesa que se termine.
Beti ona
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8 de marzo de 2018
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
47/17/18(02/18) Más que interesante documental del dramaturgo Bryan Fogel, Oscar en su categoría, en modo thriller arranca por unos senderos similares a los de “Super size me”(2004) de Morgan Spurlock, cambiando la comida fast food McDonalds por el dopaje deportivo, y por azar deriva en especie de “Citizenfour” (2014) de Laura Poitras, juego de espías KGB, secretos, conspiraciones, muertes sospechosas, al más alto nivel, llegando a implicar al mismísimo “Zar” ruso Vladimir Putin, tomando el protagonismo un tipo carismático y empático Grigory Rodchenkov, entonces jefe del laboratorio antidopaje ruso. Lo que Fogel descubrió en el transcurso de su investigación, inesperadamente provocó un seísmo deportivo y político internacional, puso en duda la confianza y respetabilidad de Los Comités de Deporte Internacional, en especial en Rusia, y cómo existe una mafia en el deporte que en dicho país el omnipotente jerarca ruso lo utiliza como medio propagandístico y de lavado de imagen. La cinta en increscendo vibrante vira desde lo distendido del estudio pretendido por el realizador hacia la sombría deconstrucción de las cloacas de la alta competición deportiva, desembocando en un tétrico y sórdido relato de tensión y temor constante, contado con ritmo trepidante, hace sus dos horas se te pasen rápidamente, involucrándote, con recursos narrativos atractivos, sorprendiendo a cada giro, impacta con el caudal de información recibido. Tanto efecto me han hecho estas dos horas de documental que me han hecho dejar de creer en el espíritu olímpico, los deportes competitivos son todos un teatrillo de la GRAN MENTIRA dominado en las alcantarillas por aquellos que sé se pueden costear mejores médicos y mejores servicios secretos.

Fogel es un entusiasta ciclista que desconcertado por el terremoto que había rodeado la salida del campeón superestrella ciclista Lance Armstrong como un tramposo que, a pesar de las negativas en los controles, usaba drogas para mejorar el rendimiento, Fogel quería demostrar las fallas. Específicamente, quería mostrar que todo el proceso antidopaje no tenía sentido. Fogel, en el primer tramo (unos 40 minutos) del documental se centra en un experimento humano donde se puso de conejillo de indias, tomando drogas que aumentaban el rendimiento para prepararse para una carrera, la Haute Route, evento anual en los Alpes descrita como "la competición ciclista amateur más dura del mundo", en la que el año anterior (sin drogas) había quedado 14 de 440, a través de un doctor de antidopaje de la UCLA, Don Catlin, que rehúsa ayudarle, y le conecta conecta con un médico ruso, Grigory Rodchenkov, que terminó denunciando un esquema de dopaje patrocinado por el estado que había estado en curso en Rusia por décadas.

En el primer tercio el protagonismo es de Fogel, aunque ya entra (por jocosas comunicaciones por skype) como secundario de lujo Rodchenkov, este es comlice necesario ara la planificación de este fraude, guía a Bryan por la senda del dopaje, entonces asistimos al régimen de entrenamiento y dopaje controlado, a base de inyecciones de esteroides y hormonas, que vemos gráficamente como Fogel se administra, Rodchenkov lo visita desde Rusia a su casa en California. Hasta que llegamos a la carrera y Fogel fracasa quedando bastante peor dopado que el año pretérito sin hacerlo; En este bloque se aborda el dopaje desde una óptica de cómo hacer la trampa sin ser descubierto, pero no se toca el tema de la salud, de cómo puede afectar al estado físico de una persona, no hay análisis de cómo esta ingesta de productos no son asépticos, es algo fuera de foco, que desvirtúa y sesga los efectos de estas sustancias peligrosas. También me queda atrofiado el hecho de que un doctor ruso (director de laboratorio a cargo de los esfuerzos antidopaje en los Juegos Olímpicos de Sochi) ayude a doparse a un desconocido, y además por skype, con el rastro que deja esto, no hay cuestionamiento ético, ni charla entre el afectado Fogel y el ruso sobre el dilema moral, simplemente le asiste de modo aparentemente altruista, escomo si bajo cuerda el realizador nos hubiera escamoteado información, esto hace perder veracidad y consistencia; Lo fuerte viene por casualidad después, y es que Rodchenkov es el epicentro de una hecatombe que remueve los cimientos del deporte mundial. Entonces el relato cuando entra en la trama rusa, inspirándose en la orwelliana “1984” (obra fetiche de Rodchenkov) se divide en tres capítulos, llamados "aprendizaje", "comprensión" y "aceptación", donde Rodchenkov se convierte en el protagonista absoluto, Fogel cae a secundario que da alojamiento cuando el ruso ante el miedo decide huir de su país y Bryan lo acoge y da cobijo. En noviembre de 2015, Rodchenkov está implicado en un informe de la Agencia Mundial Antidopaje que lo vincula con los esfuerzos de dopaje patrocinados por el estado en Rusia. "Bryan, es un desastre, están matando gente, recortando cabezas", le dice a Fogel por Skype. Y así como así, la película cambia de rumbo, siguiendo los esfuerzos de Rodchenkov por viajar a los Estados Unidos y hacer sonar su participación en lo que la película pinta como una corrupción sistémica y escalonada. Rodchenkov se reúne con científicos y funcionarios en WADA en 2016, y explica que tiene hojas de cálculo que detallan a cada atleta en el protocolo de dopaje ordenado por el estado en los Juegos Olímpicos de Londres, y cuántos de ellos estaban implicados. La historia de Rodchenkov de cómo los especialistas en dopaje y los agentes de inteligencia rusos (ex-KGB) cambiaron muestras de orina contaminadas con orina limpia, durante los juegos invernales de Sochi 2014, reproducido aquí con animación, en un tramo de resonancias a thriller bondiano, sentenciando Rodchenkov afirma: "Logré 13 medallas de oro". Después de estos juegos Putin le otorgó a Rodchenkov la prestigiosa Orden de la Amistad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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6 de octubre de 2017
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documental de Netflix ahonda sobre el problema del depoje deportivo centrandose en la trama del dopaje de estado ruso que se ha destapado recientemente. El problema del dopaje deportivo alcanza unos niveles que amenazan al deporte y al espiritu olimpico con desaparecer.
Aunque es un poco largo muy recomendable para aficionados del mundo del deporte.
Fingolfin
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29 de abril de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al principio es aburridísimo, me sobra por completo la historia de dopaje del ciclista, no aporta nada a la historia. Pero luego la cosa se pone interesante y empiezan a salir los trapos sucios del gobierno de Rusia y de toda la trama que tenían montada para dopar a sus atletas.

Pero no entiendo bien el documental, no sé por qué lo empezaron a rodar, no sé por qué tienen tantas imágenes antes de que todo se destapara. No me causa ninguna simpatía el director de antidopaje en Rusia que se dedicaba a dopar a deportistas. Era un tamposo y encima también declaró todo lo que sabía (más bien para salvar su vida).

Lo que es indignante es que después de todas las pruebas que aporta, después de las conclusiones que se sacan tan clarividentes, al final Rusia participara en los Juegos olímpicos. Se tendría que ver la influencia que tienen los rusos para que al final tomasen una decisión así contra todo pronóstico.

También me parece hipócrita que se hayan centrado en Rusia. Estoy seguro que otros países, ante el escaparate de propaganda que significan los juegos, han hecho también trampas para conseguir medallas. Pero de momento sólo hemos visto una cara de la moneda.

Entretenida y clarividente donde se ven los tejemanejes de Putín y todo su entorno.
Federico Pérez
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