La Bella y la Bestia (Miniserie de TV)

...ser digno de que te amen. Al menos eso es lo que yo pensaba hasta la otra noche que vi, o más bien padecí, la miniserie italo-española «La Bella y la Bestia». Para qué vamos a mentir y decir lo contrario: lo sigo pensando. Creo firmemente que el amor hay que merecerlo y hay que ganárselo. Pienso de verdad que los malos modos, las falsedades, la violencia, los insultos, la crueldad, la imposición, la falta de respeto, los pocos escrúpulos y el desprecio no son cualidades dignas de ser amadas en una persona. Oye, que a lo mejor esto es una locura de las mías fruto de mi mentalidad retrógrada y anticuada. Porque es que ahora descubro que la moraleja del cuento es: aguanta carros y carretas del hombre que te interesa, enamórate del que peor te trate y, ale, a ver si hay suerte y el tipejo en cuestión sufre una especie de milagrosa transformación, más aparente que profunda, que le convierta en alguien que no te gruña por las mañanas ni te apalee por la noche. ¡Qué bonita historia de amor! Como diría aquel: historia de amor, mis... bemoles.

Cada vez que me tocan a «La Bella y la Bestia», tiemblo de pánico. Ya me olía mal desde el principio, cuando veo que él es Alessandro Preziosi, un señor sin ningún sex appeal que lleva una máscara ridícula en plan Fantasma de la Ópera de Gerard Butler para ocultar una cicatriz ridícula que, por supuesto, no le impide acostarse con todas las mujeres que quiera. Porque otra cosa no, pero que ha tenido un montón de amantes nos queda claro desde que aparece en escena. Pero qué falta de tacto, de caballerosidad, de un mínimo de pudor viril hacia las mujeres que te han entregado parte de ellas... En fin, si todo esto nos suena a chino, ¿verdad? Pues eso. Que el tal León, que de príncipe tendrá solo el título, obligará a la joven Bella a que pague la deuda de su padre trabajando en su palacio. Lo ideal para que empiece a entablarse una relación amorosa, desde luego. Bella es la bellísima Blanca Suárez, lo mejor de la serie y que en un momento dado llega a ser igualita a la Bella de Disney. Impresionante. Que es guapa también lo sabemos desde que aparece, pero que es imbécil, de eso tampoco hay duda. No le importa que sea un monstruo, dice, que ella le ama de todos modos. Claro que este monstruo no lo es por fuera, como ocurre en la historia tradicional, sino que lo es por dentro, y este detalle es el que debería ponernos los pelos de punta.

El vestuario mola bastante y hay un par de vestidos de Bella que los querría tener yo en mi armario porque son extra favorecedores para cualquier mujer. Por lo demás, prescindible.

Una película basada posiblemente en una realidad, mucho mayor que el cuento de Walt Disney, que para mí tendría que ver con un cuento que hay de Edgar Allan Poe, dónde él se vuelve un poco loco, viviendo en una castillo al que no quería cambiar las cosas de lugar, antes del incendio, ya que su mujer se volvió loca, por la muerte de su hijo.
En esta película que es italiana pero hacen que transcurre en Francia, Bella es una criada de este palacio, dónde vive este conde que tiene una parte de la cara quemada,, por eso lleva una máscara de hierro para que no le vean feo. Y al final surge el amor, con algunos impedimentos como pasa en el cuento de Walt Disney.
Una película muy bonita, basada en un cuento de toda la vida, para todos los públicos. Y para mí más elegante, que la película dónde sale la Bestia como bestia, pero más de la vida cotidiana.

Producción italiana, aunque con colaboración española, que viene a versionar el clásico cuento de la "Bella y la Bestia" pero en plan realista, es decir, sin nada de magia. Así, por ejemplo, el protagonista no se convierte en un animal peludo y fiero sino que se vuelve malo. El principal problema que tiene es que la historia se ha quedado en horripilante merced a que él, el príncipe León, en un sinvergüenza de altura, incluso un malvado, maltratador y ¿homicida?, y ella para poder tragárselo tiene que convertirse en una tonta de remate, una que se propone odiarle por una de sus crueldades y a los dos minutos se le olvida para enamorarse de él. Aunque para imbécil, la prima de León, que parece que está loca. Así que de "La Bella y la Bestia" nada sino "La Boba y el Bestia".

Por otro lado, la principal virtud es la presencia de la bella Blanca Suárez haciendo de Bella, como no. La chica, además de ser ilusa hasta parecer lela, es muy buena, muy dulce y muy guapa pero es que encima Blanca nos deja un momento hot fregando el suelo, aunque anacrónico, con una fregona porque si la ponen de rodillas hubiera sido demasiado. Y hablando de anacronismos, las botas negras que lleva asiduamente, de finales del XIX y primer cuarto del siglo XX, que son muy sexys, aunque no sepamos su verdadera altura, lo que es una lástima. De todos modos, este siglo XVIII que han representado no es muy riguroso históricamente. Por ejemplo, han prescindido de las feas pelucas para nuestro gozo. El resultado es una época más bonita de lo habitual.

Y ahora vayamos a lo serio. Supongo que en Italia habrán criticado a la serie por ser machista, reaccionaria, sexista, antigua y algún epíteto más. Es más, como a alguna joven se la ocurra seguir la estúpida moraleja del final o imitar a Bella, lo más normal es que sea víctima de violencia de género. Es que ella lo acepta ¡aunque sea malo y asesino precisamente de su... (SPOILER)! La idea de la serie es que el amor puede convertir a una bestia en un príncipe azul, lo que es alimento para una relación de malos tratos. Pero lo curioso es que esta creencia no es machista, reaccionaria, sexista o antigua sino relativamente moderna. De hecho, en el cuento original o la película de Disney, como en otros relatos tradicionales, ella no lo convierte sino que él se hace bueno antes.

Ése debería de ser el título de esta bananera versión de "La Bella y la bestia", que se queda a medio fuelle de lo que podría haber sido.
Y es que no solo falla en la elección de los actores, con una bestia que no es más que un hombre repugnante, adicto al sexo y que bebe a la extenuación, a lo "Fantasma de la ópera" con el rostro cubierto por su quemadura.

Y Bella, es una actriz pésima, como una pobre intelectual que se ve de repente atrapada en el castillo del príncipe León, aunque de león tenga más bien poco, para salvar a su padre.

Cuando la villana, Helena, encarnada por Lea Bosco, y que es un personaje más oscuro, intrigante y hermoso que Bella, es que algo falla.

Al príncipe desde la trágica pérdida de su esposa le ha dado por darle a la traca, aquí todo vale, mientras seas una mujer, y a Bella solo le interesa plantar flores, y pasa literalmente de criada, a formar un sindicato en el pueblo a expensas del Bestia mujeriego, interpretado por un Alessandro Preziosi cuya incapacidad para tener química con ninguna actriz es ya toda una leyenda.

Con escenarios preciosos, un vestuario deslumbrante y una dulce banda sonora, sin embargo, la falta de la magia habitual, del realismo a la hora de presentar la historia de amor más grande de los cuentos de hadas, la película se hunde tanto, con personajes tan variopintos (y este es su punto fuerte) como el Titanic.

La verdad es que podrían haberla hecho mejor pero también podrían haberla hecho peor así que no me quejo.

Blanca se parece a Bella y me parece buena elección para el papel sin embargo es de las personas que yo califico como "blandas" y aquí ponen a una Bella fuerte, aventurera, bondadosa pero con chispa y eso no me lo transmite Blanca Suárez. La veo súper blandita, ñoña y apagada. Aún así la he disfrutado y me ha encantado ver a Alessandro Preziosi en el papel de bestia.

Lo que no me ha gustado es que, creo que se llama el ritmo, me ha dado la sensación de que la película va pa'lante, pa'trás. Lo pongo en zona spoiler.

Pero como soy una romántica empedernida los fallos que veo me molestan pero no hacen que deje de disfrutar la historia.