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Wild 7

Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
14 de septiembre de 2018
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Siete ex-convictos, expertos en diferentes especialidades, han sido reunidos por el gobierno en un comando que opera al margen de la ley con un objetivo muy concreto: hacer justicia.
No, no son el "Equipo "A" ", aunque tampoco se alejan mucho de los chicos de "Hannibal" Smith, la verdad. Nadie conoce su verdadera existencia, aunque los medios y la población les han dado el sobrenombre de "Wild 7".

La primera aparición de estos curiosos personajes se dio nada menos que en 1.969 de la mano de Mikiya Mochizuki, quien imprimió en papel una brutal combinación de acción, aventuras, violencia y crítica social, especialmente enfocada a la creciente criminalidad e inseguridad, las leyes del país nipón y el sistema corrupto del mismo. Mochizuki consiguió tal popularidad con su grupo de convictos reformados que luchan contra el crimen que su cómic se mantuvo en activo la friolera de diez años, influyendo a un gran número de futuros animes y mangas que presentarían una temática similar (aunque nunca se pondrían a la altura de "Wild 7", claro...).
Una serie de televisión a comienzos de los '70 pretendió adaptar el trabajo de Mochizuki, pero en poco tiempo se retiró debido a su contenido violento; el asunto se extendió hasta décadas después, cuando en 1.994 llegó sin demasiada repercusión una película (en realidad dos OVAS de 50 minutos cada uno) y en 2.002 un anime de trece episodios llamado "Wild 7: Another" del que se encargó Sumio Watanabe, y que más que nada continuaba la historia de la anterior. Incluso en aquel mismo 1.994 el director Ching Siu-Tung realizaría un film llamado "Wonder Seven", con Michelle Yeoh de protagonista, que bien pasaría por ser otra adaptación la obra del sr. Mochizuki.

La idea de retomar "Wild 7" se mantuvo en espera hasta que el guión de Masaki Fukasawa maduró en un proyecto de gran presupuesto que cayó en manos del imparable e irregular Eiichiro Hasumi, conocido sobre todo por dirigir la saga de "Umizaru" y el "live action" de "Assassination Classroom". Éste resucita al grupo de los "siete salvajes" comandado por el inspector Masaru Kusanami y formado por los asesinos "Sekai" y "Hebopie", el experto en bombas "Pyro", el estafador "Sox", el ex-yakuza Oyabun, el pirómano "BBQ" y el joven Hiba, a quien parece que le falta medio hervor.
Conocemos al protagonista y su filosofía y vemos a cámara lenta a un tipo con una máscara disparando a una mujer. La fotografía, a cargo de Tomoo Ezaki, es genial. Se intuye que algo grande va a suceder...así es, efectivamente. Un minuto y cuarenta segundos de calma que dan paso al espectáculo, un espectáculo de grandes dimensiones y acción frenética que nada tiene que envidiar a las producciones americanas actuales. Y es que "Wild 7" es de esas películas que sólo pueden juzgarse unilateralmente: en base a su nivel de entretenimiento. Hay que decir que el de ésta es indiscutible.

La gente, cuando piensa en cine japonés, lo que le suele venir a la cabeza son cámaras fijas, largos silencios y dramas, o historias de terror, oscuras y siniestras, sin saber que en eso de la acción también ofrece sus grandes sorpresas, más aún si hablamos de "live actions". Pues Hasumi aborda el manga de Mochizuki a la perfección, centrándose en la velocidad, la violencia y el desparpajo que de por sí tenía el cómic, sin olvidarse de la crítica social (aunque eso, aquí, como que pasa bastante desapercibido) y añadiendo unas gotitas de drama, que la verdad se las podría haber ahorrado. La historia es otro cantar: justicieros motoristas que hacen el trabajo que la policía no puede hacer.
Trama plagada de clichés y limitaciones, de personajes e ideales que ya hemos visto muchas veces en muchas cintas de acción. Poco importa, qué demonios; lo importante es que uno disfruta dejándose llevar por la aventura, sobre todo en esa explosiva última media hora, cuando se da el asalto a la central de Inteligencia, que inevitablemente recuerda al "Hard Boiled" de Woo o al "Invisible Target" de Benny Chan, films cuyos tramos finales se desarrollaban también en interiores de edificios. Lo que lastra a la trama es el romance entre Hiba y Yuki, metido con calzador para atraer al público joven pero prescindible en la película (todo el rollo del ataque con el dirigible y el virus es un simple pretexto para que conozcamos el pasado de la chica). Puro relleno que se debería haber evitado.

Eita Nagayama, conocido por su trabajo en series de televisión y su papel de Tahomaru en "Dororo", cumple regularmente como Hiba, y su cara de pánfilo es sólo una de las muchas razones (Tatsuya Fujiwara habría sido mejor opción); igual de estresantes resultan la guapa Kyoko Fukada y esa pareja de periodistas energúmenos compuesta por Jun Kaname y Yuika Motokariya, que añaden el contrapunto cómico y absurdo.
Por otra parte, tenemos a los más veteranos Kippei Shiina, Takashi Ukaji, Kiichi Nakai y un odioso Kotaro Yoshida, brindando, dentro de sus previsibles personajes, unas muy correctas actuaciones para una película de acción para pasar un buen rato, que no le hará mucha justicia al cómic, pero que cumple su cometido; ruidosa, amena, violenta, con mucha mala leche, su estereotipada dosis de moralina y una media hora de infarto, que se pasa rápido entre infinitos tiros y explosiones.

Ya lo dije antes.
Cintas como esta sólo se pueden juzgar en base a su nivel de entretenimiento, y el de "Wild 7" es indiscutible.
Chris Jiménez
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