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Dillinger

Thriller En 1933, cinco agentes del FBI son acribillados a balazos. Melvin Purvis, un importante miembro de la agencia, jura vengarlos y se dedica a perseguir, con saña, al gángster John Dillinger y a su banda... (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
20 de abril de 2007
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
El productor Buzz Feitshans –el de la saga “Rambo” y el director y guionista Jon Milius se embarcaron de lleno en esto del cine con la puesta en marcha de esta atractiva película de gangsters titulada “Dillinger”, en realidad Milius ya había hecho el guión de John Huston “El juez de la horca” pero es verdad que este era su primer proyecto personal y con la marca de la casa que le haría inconfundible posteriormente.

En esta oportunidad la película nos narra parte de las “hazañas” del peor atracador de todos los años 30, porque aunque son infinitamente más conocidos la pareja Bonnie and Clyde, esencialmente por la película de Arthur Penn, fue la banda de John Dillinger la que verdaderamente causó terror en los años de la Gran Depresión atracando multitud de bancos y convirtiendo sus atracos en verdaderos regueros de sangre, utilizando el arsenal armamentístico más impresionante de la época. Pero para que nos entendamos, mientras la banda Burrow eran unos simples amateurs, Dillinger y los suyos eran unos profesionales.

Influenciado enormemente por el cine de Sam Peckinpah –eso sí, sin cámara lenta -aunque también por la mítica “Bonnie and Clyde” del año 1967, “Dillinger” es una película que consigue sobradamente el objetivo que se propone, que no es otro que pasarlo en grande con persecuciones de coches, disparos de ametralladoras, violencia extrema...que hará las delicias de los aficionados a este tipo de cine de los setenta que bebió tanto del western crepuscular y de Sergio Leone.

Aunque es verdad que la acción se antepone en todo momento a la psicología de los personajes, eso en este caso es de agradecer, ya que los personajes principales no están mitificados como la romanticona “Bonnie and Clyde”, esa es su gran fuerza precisamente. Me parece un grandísimo acierto el casting de los actores, ya que no son los más guapos como pasaba en “Bonnie and Clyde”, al contrario, son gente veterana y bregada en el género como Warren Oates haciendo de John Dillinger (“Mayor Dundee”, “Grupo salvaje”, “Quiero la cabeza de Alfredo García”) y el mítico Ben Johnson que colaboró con John Ford en multitud de películas y luego con el propio Peckinpah, en este caso interpreta al implacable Melvin Purvis, agente del F.B.I. Es decir dos actores especialistas en este tipo de películas, muy de la cuerda del género.

Muy reconfortante resulta encontrar un diseño de vestuario tan altamente acertado y unos paisajes y escenarios tan perfectamente adecuados, todo ello maravillosamente fotografiado por Jules Brenner (“Johnny cogió su fusil”, “El misterio de Salem’s Lot”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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5 de marzo de 2009
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por una de las mentes más brillantes de la historia del cine: John Milius, (que aparte de su innegable talento, puesto en duda por algún que otro indocumentado en base a la subjetiva acusación de reaccionario, tiene un lugar destacado en el Olimpo cinematográfico como autor de la ya mítica frase de Harry Callahan "Vamos, alégrame el día"), a partir de un guion suyo, nos cuenta la historia del gánster que fue considerado en vida el enemigo público número 1, autentica obsesión para el FBI, hasta el punto de ser su silueta la empleada como blanco en las prácticas de tiro de dicha agencia gubernamental.
Se nos cuenta su vida desde su comienzo, hasta su muerte a manos de FBI traicionado por la mujer de rojo a las puertas de un cine en Chicago (no es un spoiler, es como decir que Cristo murió en la cruz, a consecuencia de una traición de Judas), de forma sumamente entretenida y con esa estética inconfundible de las producciones de la época firmadas cortesía de American International Pictures (AIP), de la que el estandarte más significado, quizá fue Roger Corman.
Protagonizada por un inmenso (como de costumbre), Warren Oates, acompañado para la ocasión por una granada representación de los mejores actores de carácter de la época, nos encontramos con una autentica maravilla, referencia indiscutible junto con la anterior Bonnie and Clyde de Arthur Penn en el género de biopics de gansters.
Absolutamente recomendable.
tiznao
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8 de julio de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
185/19(29/06/10) Ópera prima del guionista y realizador John Milius, proclive a las historias de violencia, y su debut no es una excepción, es una buena cinta de policías y ladrones, basado en hechos reales. Son los últimos meses de vida del enemigo público Nº 1 del FBI, John Dillinger (gran Warren Oates), una agencia federal que se estaba formando en aquellos momentos, y que se propuso como gran objetivo acabar con él a toda costa, para ello puso a su mejor hombre al frente de la persecución, Melvin Purvis (gran Ben Johnson), ello en el escenario de los años 30, Dillinger comandaba la más salvaje banda de atracadores que ha recorrido Norteamérica. La puesta en escena resulta magnífica, unos áridos escenarios que nos retrotraen al género del oeste, unos personajes claramente influenciados en el cine de Peckimpah, parecen tallados a hachazos, duros como las piedras, escenas de tiroteos cargadas de sangre excelentes, persecuciones de coches trepidantes, la historia discurre con un ritmo narrativo ágil, la acción no decae en momento alguno, es una delicia para los amantes de las películas gansteriles. Milius pretende hacer paralelismos entre los atracadores y los perseguidores, marcando que las dos son violentas, con la única salvedad que unos llevan la placa, así como remarca que Purvis se siente perseguido por la sombra de Dillinger, viendo que tiene más simpatías en la sociedad que él. Me ha gustado que se alejara del lado glamuroso de los criminales y polis no poniendo a guapos al frente del reparto, si no a gente con rostros curtidos que dan veracidad al relato. La parte floja es que no muestra a los personajes interiormente, los vemos como animales que se mueven por instinto, fríamente, con lo que no llegamos a empatizar con ellos, nos resultan lejanos y no llega a emocionar, no te cala, los secundarios, tan necesarios para dar poderío a un film, resultan difuminados, apenas sabemos algo de ellos, flojeando en este aspecto. Recomendable a los que gusten de buen cine gansteril. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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7 de septiembre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada a principio de los años setenta en que el film “noir” estaba siendo invocado en ceremonias de reconstrucción de diferente alcance oficiadas por cineastas de prestigio como Roman Polanski (Chinatown) y Robert Altman (El largo adiós), “Dilinger” se revela como una pequeña perla surgida en el cuerpo del “cine retro”, cultivada por un hombre, John Milius, proveniente del terreno del guión, que pocas veces alcanzó resultado tal alto como aquí. Desde luego, su ceremonia está lejos de la naturaleza estetizante que caracterizó a la operación “retro” llevada a cabo en Hollywood en los primeros setenta, su osadía va mucho más allá.

La reconstrucción tiene el aire de un documento severo, escueto, nada complaciente con la época rememorada (los encadenados con las portadas de los periódicos de la época), y sus personajes, entre los cuales figuran algunos de los gánsteres más conocidos de los años de la Gran Depresión, como, aparte de John Dillinger (Warren Oates), “Baby Face” Nelson (Richard Dreyfus) y “Pretty Boy” Floyd (Steve Kanaly), parecen haber sido sorprendidos en plena actividad, mostrándose explícitamente violentos, arriesgados, despectivos y egocéntricos, pero también vulnerables. La violencia siempre aparece expuesta de forma hiperrealista, arraigada a la época que se filmó, con una crudeza atroz, muy en la línea de “Bonnie & Clyde” de Arthur Penn.

Por otro lado, Milius mira con parecida frialdad a gánsteres y agentes del FBI, uno de los cuales, Melvin Purvis (Ben Johnson) se cuida de ir narrando los acontecimientos, en una persecución implacable. De hecho, se trata de dos hombres antagónicos pero que matan con el mismo aplomo, si bien uno lo hace fuera de la ley mientras el otro lo hace legalmente. Disfrutando de un puro habano tras cada captura. Ese recorrido violento, expresado mediante escenas que van mostrando alternativamente las andanzas de ambos, deja no pocos momentos de regusto amargo, tanto en lo que se refiere a Dilinger como en lo que respecta a Purvis, cazador de atracadores de bancos. En el fondo, es un film áspero pero cargado de romanticismo, pues las correrías del apuesto gánster, disparaban las simpatías del populacho, pues los malos eran los banqueros (poder económico) y la policía (poder represor), los buenos eran aquellos que desvalijaban las arcas que tenían el dinero del pueblo. No olvidemos que el país se hallaba sumido en una gran crisis económica y de trabajo.
Antonio Morales
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22 de marzo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut en la dirección del también guionista John Milius con esta nueva versión del mítico atracador de bancos John Dillinger. Un astuto y vanidoso forajido que junto a su novia y su banda volvieron locos al FBI y a la policía de todos los estados en los que cometían sus fechorías. El guión obra del propio Milius está rigurosamente documentado y se centra en contarnos la implacable persecución que el mejor agente del FBI, Melvin Purvis, lleva a cabo para capturar al enemigo público número uno. Después de que cinco de sus agentes fuesen acribillados a balazos por la banda de Dillinger, Purvis jura venganza contra ellos fumándose un puro por cada uno de ellos que liquide. Puros que le regaló uno de sus hombres asesinados.

Esta versión me parece más entretenida y compacta que la dirigida por Michael Mann en 2009. Recoge mejor el espíritu de los años treinta con un país deprimido por la crisis y admirador de gangsters como Bonnie y Clyde, Al Capone o el propio Dillinger. Warren Oates encaja como un guante en su papel, entre otras cosas porque se parece más al verdadero Dillinger que Johnny Depp. Ambos son buenos actores e interpretaron el papel con una edad parecida aunque el personaje real era un treintañero. Pero a Oates le veo más suelto mientras que Depp le da un aire distinto más serio, frío y trascendente. Oates es más directo y tiene un aspecto más rudo y varonil que Depp. La versión de Milius no se alarga en exceso mientras que la de Mann enseguida se va por las ramas y se pasa de las dos horas largas. La de Mann es una superproducción de cien millones de dólares hecha con vocación de Oscar mientras que la de Milius es más modesta pensada más en entretener.

Lo que no me gusta de la de Milius es que algunas escenas de acción no están muy bien rodadas, es como si no las hubiesen planificado del todo. Además Harry Dean Stanton no da el pego como atracador de bancos, se mueve con desidia y dispara sin apuntar, pero por lo demás la película se disfruta a pesar del chapucero doblaje en castellano con las voces cambiando cada dos por tres cuando los personajes sueltan un taco.
Harold Angel
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