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The Testament

Drama Yoel, es un meticuloso historiador que dirige un debate significativo contra los negadores del Holocausto, y descubre que su madre lleva una identidad falsa. Un misterio sobre un hombre que está dispuesto a arriesgar todo para descubrir la verdad. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasaron más de 70 años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, y sin embargo las películas que tratan sobre los acontecimientos que tienen relación con la misma resultan inagotables y siguen teniendo un enorme atractivo; desde la maravillosa "Roma, Ciudad Abierta" de Roberto Rossellini (quizás la mejor película de la historia, tanto bélica, como relacionada con tal tema), filmada en el mismo años 45, hasta la actualidad.

"El Testamento" es una coproducción austro-israelí, y es la cinta debut del director Amichai Greenberg. La misma, gira en torno a la vida de Yoel (Ori Pfeffer), un terco y meticuloso historiador, que quiere evitar que se lleve a cabo una construcción en una ciudad de Austria, en un terreno donde se ubica una fosa donde fueron enterrados dos centenares de judíos, bajo circunstancias bastante turbias y muy pocos claras. Involucrado al máximo tanto con la causa, como este caso especial, Yoel está sediento en búsqueda de la verdad, en un mundo donde muchas veces se oculta la historia, se niega la verdad, y en pos del progreso, se reniega de un pasado atroz.

Pese a tener claro tanto los objetivos para avanzar en la delicada cuestión, como la brevedad de los tiempos que se le asignaron (tan solo una semana), un hecho relacionado a su historia personal. y la verdad sobre la identidad de su madre, aparecerá en el medio de la investigación, e inevitablemente desorientará a Yoel, quién hará algo que en su larga trayectoria profesional como historiador parecía no haberle pasado nunca; entremezclar su vida personal, con su trabajo. Sin embargo, como hombre abocado a la búsqueda misma de hechos verídicos, la pregunta sobre su origen, ahora incierto, removerá sus mismos cimientos y lo pondrán en una situación comprometedora, pudiendo incluso complicar el mismo destino de su investigación, su reputación, y su mismo trabajo, teniendo en cuenta que su postura e insistencia en el caso, le otorgó cierto interés mediático.

El eje de "El Testamento" está enfocado en el significado de la identidad, la eterna búsqueda de la verdad, el reconocimiento de los sucesos históricos, y en recordar una vez más la forma cruel en que fue tratado el pueblo judío. Quizás no se destaque tanto el relato en si, porque pese a tener cierto interés, no deja de repetir algunos elementos ya instaurados en el cine sobre el Holocausto. No obstante la película merece ser vista, y hace sus aportes válidos a la causa. La actuación del protagonista principal, es llevada certeramente por Ori Pfeffer, mientras que el resto del reparto cumple. A tener en cuenta el nivel de exigencia que la cinta pide al espectador, y que conforme se van dando los hechos, se incrementa en forma considerable. Pese a esto, el complejo y delicado tema que trata la película, justifica tal ejercicio narrativo.
Manuel Esteban
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19 de enero de 2018
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Yoel (Ori Pfeffer), es un obstinado y comprometido historiador que lleva adelante una investigación que tiene como misión hallar doscientos cuerpos enterrados durante el Holocausto. Durante el desarrollo de su trabajo, encontrará diferentes testimonios que le servirán para abrir puertas hacia el pasado y ayudarlo a reconstruir que fue lo que pasó. Sin saberlo, uno de esos testimonios cautivará su atención, y afectará su propia identidad.
Cuando lo principal es recordar, se tiene que estar preparado para encontrar cosas que han sido ocultadas, e incluso, como le sucede a Yoel, develar secretos guardados.
El filme, que con inteligencia relata el trabajo intelectual del protagonista para dar con los cuerpos desaparecidos, y posiblemente olvidados si no se consigue hallarlos, también nos permite entender, a través de la impecable actuación de Pfeffer, que pasa cuando una identidad religiosa y cultural tan arraigada se cuestiona, en este sentido, ¿qué fortaleza tiene el compromiso por la verdad? ¿En qué grado puede afectar esto a quien persigue, ante todo, la certeza de los hechos?
Inquietante y profunda, “El testamento” es una historia inteligente y bien contada.
Manuel Germano
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20 de febrero de 2018
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Estamos ante la ópera prima de Amichai Greenberg, un joven guionista y director israelí que con su película El Testamento se alzó con el premio mayor del Festival Internacional de Cine de Haifa.

Greenberg desarrolla una ficción partiendo de una realidad en la que denuncia la colisión que origina el desarrollo de complejos inmobiliarios en los lugares sagrados donde existen tumbas colectivas a raíz de grandes matanzas de seres humanos desarrollados durante el Holocauto en la Segunda Guerra Mundial, inspirándose en hechos reales en ocurridos en Rechnitz, Austria, a fines de marzo de 1945, cuando unos 200 judíos húngaros fueron asesinados.

El personaje del film es una mezcla de abogado e investigador que quiere evitar la construcción de un country en Austria dado que sospecha que en ese lugar ocurrió una matanza colectiva. Su propósito final de conservar la memoria e impedir que el avance de la modernidad pase por sobre esos lugares construyendo complejos habitacionales y recreativos con el solo fin de generar resultados económicos.

El film rescata las posiciones más conservadoras orientadas al respeto de esos cuerpos que deben descansar en paz alejados de todo fin materialista que solo busca lucrar con el precio de la tierra y la vista del lugar, transformándose en un thriller cuasi metafísico entre lo que es el avance de un juicio contra un complejo en construcción contra el avance de una investigación que necesita probar que efectivamente en dicho lugar se conservan los cuerpos de 200 personas muertas por el atropello nazi cerca de un campo de concentración.

Es interesante destacar el delicado equilibrio entre las cuestiones espirituales y materiales que plantea, y sobre todo, respecto de la posición de mantener una memoria siempre viva sobre los vergonzosos hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, proyectando la cuestión hacia nuestros días, donde la sociedad líquida que vivimos parece desechar todo tipo de respeto por el pasado avasallando la espiritualidad en nombre del materialismo, el progreso, la modernidad, y especialmente, el negocio.

Muy bien realizada, guionada y actuada por Ori Pfeifer en papel de Yoel, nos reserva una vuelta más de tuerca hacia el final que no vamos a develar que otorga al film un carácter ecuménico que revaloriza los valores espirituales y los lazos de hermandad entre las distintas colectividades, haciéndonos recordar que no todo es como parece, y que los testimonios conservan su valor aún mucho después de los hechos ocurridos.
Charly Barny
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