Siempre es domingo

Uno de los grandes éxitos del pasado cinematográfico español fue esta visión dulzona y convencional de la juventud española de la época que presenta una trama previsible del todo con un enfoque distinto del que después ofrecerían films como "Bochorno" o "Nuevas amistades" que trataron el mismo tema en España con mayores pretensiones. En "Siempre es domingo" todo tiene solución y este tono de candidez constante sólo se compensa con una dosis de crítica social que hay representada por el personaje de María Luisa Merlo que interpreta a una chica pobre que consigue codearse con unos amigos de alta posición social mediante un truco para luego tener que llorar por lo que ha hecho. La muy veterana actriz tuvo una carrera intermitente en el cine interviniendo en no muchas películas más y se prodigó mucho más en teatro y televisión al igual que Carlos Larrañaga que fue su marido y que al intervenir en esta película ya estaba firmemente impuesto en el cine español gracias a sus brillantes creaciones en "Un vaso de whisky" y "A sangre fria". Junto a ellos encontramos a un selecto ramillete de populares figuras del cine español que dan sentido a la visión de un film modesto pero que genera cierta simpatía en el espectador que no acepta las indecorosas visiones que sobre la juventud española ofrece el cine español de los últimos años. Es un producto descafeinado pero al mismo tiempo revela verosimilitud en algunas situaciones y una sencillez narrativa que puede agradar.

"El tiempo es la única riqueza que no se puede guardar"

Gran frase, sencilla y verdadera, que dice en un momento dado el personaje de Jorge Llopis (bonito personaje por cierto, en la sombra, sin gran presencia física pero estando al quite de todo lo que ve y oye e intentando echar una mano a quien lo necesite).
Y hay alguna perla más en la boca de dicho personaje, como:

"- Hoy en día los jóvenes van embalados.
- Es la marca que dejan los coches antes de darse el tortazo".

Y es que la cinta tiene algunos felices diálogos, no en vano el guión está escrito nada menos que a doce manos, entre los que destacan Julio Coll y Rafael J. Silva. Al estar este último la moralina está servida, pero eso no empaña una película agradable, muy entretenida y con mucha presencia de estimables intérpretes, tanto jóvenes como ya algo talluditos. Algunos de los jóvenes siguieron más tarde carreras exitosas, como Carlos Larrañaga, Pedro Osinaga y/o Simón Andreu, este con el papel más soso de todos.Un toque de atención a la disoluta y egoísta vida diaria de un grupo de jóvenes bien, que no buscan más que la diversión inmediata, casi sin reparar en las consecuencias. Su relación con sus padres es más bien de desidia, no buscando en ellos más que dinero para correrse juergas.
Menos mal que cada cual tendrá lo que se merece y se verá el verdadero color de su corazón (¡vaya frasecita me he marcado...!).
Lo cierto es que tiene elegancia en la puesta de escena, con excelente dirección artística (lo que antes se llamaban decorados), a cargo de Antonio Simont, que ganó por este trabajo los prestigiosos premios a la mejor decoración, otorgados por el Sindicato Nacional del Espectáculo y del Círculo de Escritores cinematográficos españoles, en el año 1961.
Muy bonitas todas las actrices, con especial mención para mi de María Mahor, de quien estaba enamorado platónicamente siendo niño...

https://filmsencajatonta.blogspot.com

Más que digno drama social, con moraleja claro, antes de la época del "botellón", centrado en la vida despreocupada de una pandilla de niños pijos del barrio de Salamanca de Madrid, que solo quedan para divertirse y que ninguno cuenta los problemas que en realidad tienen. Mientras, sus padres están muy ocupados trabajando para mantener su alto nivel de vida y no tienen una conversación seria con sus hijos desde los tiempos de maricastaña. En fin, que no hay nada nuevo bajo el sol..

Le falta, la época obliga, más referencias al sexo, que visto desde la perspectiva de hoy en día, las relaciones en la pandilla pecan de ñoñería.

Y tiene además una canción muy pegajosa que fue éxito en la España de comienzos de la década de los sesenta. "Siempre, siempre es domingooo".

En suma: buena película, recomendable para ver y en la que se inspiró, pasándose unos cuantos pueblos, la más brutal "Historias del Kronen".

Una más, ¡uf!, qué cansancio. Buñuel lo haría, mucho mejor, claro, diez años después. Aquí nos limitamos a ver a un grupo de jóvenes, chicos y chicas “bien”, ya un poco talluditos, haciendo tonterías por el centro de Madrid, bebiendo lo que pueden y bailando el meneo de moda, el rock.Sobre todo bebiendo, se ve que es una constante, como sigue ocurriendo con los botellones. Y hacen la conga, cómo no. Y hacen travesuras de noche como en La dolce vita....
Unas guapas (Mahor, Mara Cruz, Susanas Campos) y unos guaperas (Larrañaga, Rubio, Osinaga) metidos en algunos problemas. A veces sale Fernando Rey, para mal de los demás, porque, aun diciendo pocas palabras, actúa mejor que todos. O Gracita Morales, la que siempre da gusto ver.
Aunque el rodaje se ve fluido, contando a la vez tres o cuatro historias principales, ninguna de ellas llega a interesar demasiado, quizá por cierta superficialidad que sobrevuela todo.
Interesante, una vez más, como documento. Tal como se pensaba que era el pijerío de entonces.