El gran concierto

Razones para un diez:

1) Por poder oír los dos primeros movimientos del concierto para violín de Tchaikovsky.
2) Por la ternura que retrata a los personajes.
3) Porque cuenta una historia: Hay introducción, nudo y desenlace.
4) Por su ritmo. El cine francés empieza a tener un ritmo característico.
5) Porque es sensiblera, si, pero es que es algo que cada día necesito más.
6) Por su ironía y socarronería…
7) Por la mordacidad de algunas críticas.
8) Porque no me aburrí en ningún momento.
9) Porque por fin me alegré de haber ido al cine.
10) Porque me puso de buen humor, y salí más contento que cuando entré en la sala.

Pero bueno, es que yo soy así… me gusta Tchaikovsky.

Puede que no se lleve ningún premio, puede que no tenga grandes críticas, ni grandes efectos especiales o posiciones de cámara imposibles... pero que buen sabor de boca me ha dejado!

"Cuando toco, lo que me gustaría conseguir es su mirada, un segundo, sólo un segundo..."

Entré pensando en que iba a ser una comedia liviana y estaba equivocado. Salí con alguna lágrima de más ante tal espectáculo, como si fuera un espectador más del Châtelet.

La película tiene una cubierta de comedia ligada a una parodia muy lograda. Mihaileanu consigue mantenernos con una sonrisa tonta viendo los devenires del particular Bolshói en París. Cada vez que veía al Woody Allen ruso (judío, para más inri) no podía evitar no sonreír. El Strauss gitano, Abramovich, Ivan Gavrilov... en definitiva, un reparto coral bastante acertado.

Pero en mi opinión su punto fuerte es el drama, un drama que va a más a medida que avanza la película. Ahí tenemos a Andreï Filipov, un enamorado de la obra de Tchaikovsky. Tras treinta años sin oficiar como director de orquesta, la música del compositor ruso sigue siendo el alfa y el omega de su existencia. Él solo (junto a una portentosa Mèlanie Laurent como Anne-Marie Jacquet) pone la antítesis a la locura que brinda el resto del reparto.

Sigo en "spoiler".

No es fácil salir del cine con una sonrisa en los tiempos que corren, y este concierto lo consiguió.
Sorprendente y deliciosa, una comedia con un trasfondo político que da seriedad a la historia pero no la oscurece, con momentos cómicos simples y a veces surrealistas pero geniales, que junto a la historía personal que va desenlazándose con cada nota llega a un final apoteosico e intenso que no puede dejar indiferente a nadie.
Brillantes interpretaciones destacando la de Mélanie Laurent, que enamora a la sala en cada mirada.
En versión original la película gana mucho, ni que decir tiene.
Totalmente recomendable, hará las delicias de muchos y más si saben apreciar la buena música.

No sé cuántas semanas hace que no salía del cine con este rancio, casi olvidado y entrañable "buen sabor de boca" de las películas de siempre: de ésas (o aquéllas) a las que se les perdonan todos sus defectos pues gozan de alguna virtud que las hacen prevalecer sobre otras que quizá por no tener defectos, valga la paradoja, no enganchan como engancha este concierto que te da unas ganas irresistibles de ir a Moscú, de oir a Tchaikovski...y de volver a París.
Y de comentarla y de recomendarla y de sostener sin miedo que sus defectos son sus virtudes, y viceversa.

No hay cosa que más aprecie que regresar a casa un domingo por la noche con una sensación de haber descubierto una nueva historia que te llega. Y eso me pasó ayer cuando sentada en la butaca de la sala donde proyectaban "El concierto", me deje invadir por las notas musicales de ese "curioso" grupo de músicos dirigidos por un director de orquesta que lucha hasta el final por conseguir su objetivo.

Qué lejos está de esas superproducciones de Hollywood, pero qué cerca está de mantenerte atento desde el primer instante en que las notas llegan a tu oído.

Abre tus sentidos y disfruta del CONCIERTO!!!!!!