Magistral esta cinta, a la altura de "El Enemigo Público" de Wellman. Una insuperable actuación de Cagney, como de costumbre, realza el interés que hace que quieras seguir viéndola hasta el final, porque verdaderamente, no sabes por donde te va a salir este gran tipo. Uno de los mejores actores que he tenido el placer de ver en la pantalla, sino el mejor.
La película es una absoluta obra maestra en todos sus aspectos cinematográficos y como pasa con el vino, con el tiempo mejora. Como dice el narrador al principio de la película, esta no debería dejar de verse por las generaciones futuras para que se diesen cuenta el modo de hacer bien una película, sabiendo escoger actores, dándole ritmo a la narración, intercalando momentos memorables... en fin vean y disfruten de esta maravillosa cinta de cine negro del bueno.
No queda otra a los que quieran disfrutar del verdadero cine.

...Y perdona a los que nos ofenden diciendo que el cine mudo, por el hecho de ser mudo, es cosa del pasado y no merece ser visto. De verdad os digo que esta película, aún siendo muda, consigue expresar mucho más que la inmensa mayoría de películas que se filman y proyectan en salas de cine hoy en día. No hace mucho que fui al cine a ver una peli de las de ahora, no tanto por que deseara verla y llevarme una sorpresa, si no por el simple y humano hecho de querer contrastar el cine actual con el clásico. Bueno, pues al comparar la calidad de películas actuales, con películas clásicas como ésta, la diferencia es abrumadora. Es una película que me ha cautivado de principio a fin. La maravillosa y constante sensación de estar viendo en El pan nuestro de cada día una película de verdad, sincera, humana, entretenida, interesante, maravillosa, no me la hace sentir casi ninguna película moderna, no sé si por que hace ya tiempo que el cine dejó de ser lo que fue, o por que debo de tener un gusto algo diferente que me acerca más al pasado que al presente en este ámbito de las artes. O simplemente por la genialidad de su irrepetible puesta en escena y la maravillosa dirección, que hace palidecer a cualquier película de ahora que se la compare. Mención aparte la espléndida actuación de la pareja protagonista que consigue hacer que el espectador empatice en todo momento con sus alegrías, penas y sufrimientos. Esa es la magia del cine. Eso es lo que tiene que volver a conseguir el cine actual si quiere que volvamos a sentirnos hechizados y maravillados por su misión principal: entretener, enseñar, y cautivar.
Por cierto, muy buena música. No tiene desperdicio.

Ver esta película resulta complaciente para el sentido de la vista debido al buen hacer del señor Miyazaki.
Ver esta película resulta complaciente para el sentido del oído por la buena música que se escucha durante todo el transcurso de la cinta.
Ver esta película resulta complaciente para el corazón por los buenos sentimientos que transmite.
Una maravilla creada para satisfacer a buenos paladares. No hay nada que criticar en esta obra de arte. Si acaso, que se acabe. Irrepetible, será difícil volver a ver algo semejante.