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Críticas de Felipe Lícula
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
8
24 de agosto de 2008
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la vi en su estreno pensé que hacía tiempo que, sin riadas de sangre, sin artefactos cortantes o punzantes, o sin malvados descuartizadores de adolescentes, no se hacía una buena película de miedo como ésta. Da miedo sí, con elementos habituales como el niño que se asusta, los espíritus que rondan y la muerte en la vuelta de la esquina. Pero da miedo sobre todo con la cuestión de enfrentarse a lo desconocido, aquello que no entendemos muy bien y a veces se planta a nuestro lado helándonos de terror. El frío, sin duda, es un signo de temor, de soledad, de incomodidad, de espanto. Es una película entretenida aunque da la impresión por momentos de quedar algo deslabazada, a trazos, sin cuidar. No me refiero ya a que se vea el micrófono colgando durante una escena sino alguna otra falta de detalle en la construcción de los personajes, de las situaciones, y en la introducción del final, que sin mostrarlo para que siga siendo sorprendente bien se pudiera haber presentado con elementos de intriga (en cualquier caso aparecen elementos del guión relacionados con el mismo de una manera correcta, que además se enumeran en la buena secuencia final).

Con todo, a la película se le pueden encontrar dos sentidos, utilizando si se quiere el sexto que propone. Uno de ellos es que hay personas que son capaz de ver más allá de lo que ven las demás, sin necesidad de entrar en terreno parasicológico, y eso, a menudo genera incompresión. Eso es una de las cosas que le da miedo al niño: que le tomen por loco. Y otro mensaje importante que subyace es el de la comunicación. La que se da, o mejor dicho, a menudo no se da, entre los vivos, lo que esto nos preocupa y lo que puede significar que nos vayamos de aquí sin haber dejado las cosas claras. Tan terrorífico sería el hecho de que los muertos vinieran a arreglar sus asuntos pendientes, como el hecho de que al morir nos queden asuntos pendientes.
Felipe Lícula
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9
23 de agosto de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno dice que ha ido a ver una película de animación (para empezar suele decir de "dibujos animados") se piensa que ha ido a ver una película para niños, simplemente con muñecos que hacen gracia a los críos. La verdad es que, sean para niños o para todos, siempre rebosan imaginación y sentido del humor, lo cual denota inteligencia. Y sin duda de eso no le falta a John Lasseter, responsable tanto de ésta como de la primera parte, que ha conseguido hacer una extraordinaria película de cine, no sólo por el asombroso uso de la técnica sino porque ésta está al servicio de un excelente guión, pleno de dinamismo, humor y valores, más allá de lo que suelen ofrecer otras películas de acción o aventuras. Hay que subrayar que esto es una película de cine (reivindicando tal derecho se permite parodiar escenas famosas) con planos y secuencias como cualquier otra, incluso con tomas falsas y "actores" que se gastan bromas (otra reivindicación más del equipo de cineastas).

El planteamiento de la aventura es al más puro estilo de secuestro y rescate, con un malvado sin escrúpulos de los que se odia facilmente sin perderle la simpatía, y con una pandilla de héroes que saben muy bien cuál es su misión. Cada personaje además tiene su pequeña historia paralela, su dilema, su momento en la película, hilvanándose de esa manera sin que nada quede pendiente. Sorprendente es, como digo, el resultado de la técnica: el perro, los seres humanos, los exteriores... Inteligente el humor (incluyendo bromitas sexuales para adultos) y extraordinario el tratamiento de los sentimientos de los juguetes. Después de ésta película se sabe, de verdad, lo que es sentirse como un juguete abandonado (de muestra sirven los recuerdos de la "cowgirl" y el sueño del vaquero). O como se siente alguien cuando se da cuenta de que es importante, valorado donde no pensaba. O lo que significa darlo todo por un amigo y arriesgarse. O el valor que hace falta para ser lo que uno es, y que, a pesar de que las cosas no duran eternamente, uno no puede permanecer detrás de un cristal el resto de su vida.

Es pues una película para todos, muy divertida y con secuencias inolvidables. Para disfrutar hasta que llegue la tercera parte.
Felipe Lícula
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