Resulta curioso e inquietante en estos tiempos (2018) donde de nuevo hay que auto-censurarse, todo el mundo se ofende y se persigue al humorista, ver esta película sobre Lenny Bruce, cómico estadounidense acusado y acorralado hasta el día de su prematura muerte con 37 años por utilizar un lenguaje obsceno y satirizar con todo lo que se le cruzaba por el camino.

Aunque el ritmo es un poco irregular la película mantiene el interés y te va atrapando mientras asistimos a la transformación de un joven vitalista en un hombre cansado. Ante todo hay que destacar dos aspectos: una de las mejores actuaciones masculinas de la historia del cine y una fotografía y montaje sensacionales, muy acorde con el contenido. Su estilo cercano al documental y la banda sonora del jazz de los clubes donde actuó Lenny durante los 50 y 60 son un deleite para cualquier cinéfilo.

MUY RECOMENDABLE.