Si bien el documental resulta interesante de primeras(por ser uno de los pocos sobre Corea del Norte con imágenes de primera mano), toda la expectación creada muere por la parcialidad y la intención de encauzar la opinión del espectador a través de la narración.

Todo se basa en el uso del lenguaje que hagas para referirte a tal o cual cosa, del juego de palabras que uses. Por supuesto que los desfiles militares del régimen recuerdan a los desfiles nazis... y a los del 12 de octubre si nos ponemos así. Por supuesto que hay algunos datos que caen por su propio peso (18000 libros, JUASJUASJUAS), además, cuando buscas un poco de información sobre "El amado líder" tienes entretenimiento para un rato: entre otras cosas, sus números en los campos de golf indican que es mejor golfista que Tiger Woods.
Pero. ¿Dónde acaba la propaganda Norcoreana y empieza la propaganda Noramericana?

En realidad el problema de este documental es una cuestión de semántica. Había un canal de noticias (puede que siga existiendo) que daba 5 minutos de imágenes sin narración, sin texto. 5 minutos sin otra información para el espectador que la imagen y el sonido originales. No es que me parezca el camino perfecto para informar, pero resultaba interesante.
Si no puedo tener una narración "objetiva" (o al menos, una narración honesta) prefiero no tenerla, déjame a mí la interpretación.

No llego a comprender como estando el dubstep tan de moda (lo podéis escuchar entre otras cosas en el 80% de anuncios de videojuegos) hemos tenido que esperar tanto tiempo para poder ver una ensalada de tiros como dios manda a ritmo de esta música enviada por el diablo. Con lágrimas en los ojos me acordé por un momento de la escena de Matrix (la primera, por supuesto) con Trinity y Neo corriendo por las paredes. Lástima que esta escena tan buena durara tan poco.

Vamos ahora a meternos en faena. Si bien la idea de la expugnación de los demonios internos a través de la venganza no es algo nuevo, aquí hay algo más. Aunque; tanto lío de nacionalidades, tantas tramas cruzadas ¿Para? El resultado final del guión queda algo pretencioso y excesivo.

La verdad es que queda solventado con una dirección con pulso, clavado a la butaca estaba yo, e incluso pegué algún salto con pequeños sustos. Y un ritmo lo suficientemente rápido como para que no te pares a pensar en las fallas de la película, que no son pocas. Definitivamente NY es la ciudad sin ley, ni un coche de policía a pesar de las docenas de cadáveres. Y por otra parte ¿A qué viene ese empeño de mostrar a los involucrados con la droga como unos tipos muy duros con muchas armas y no menos balas? Creo hay que evolucionar y dejar atrás esos estereotipos simplones.

Estéticamente muy correcta, tiene un tufillo a The Town (Ben Affleck, 2010) que me gusta mucho.

Pasando a las interpretaciones, ¿Colin Farrel húngaro? (madre mía Hollywood, nunca dejarás de sorprenderme). Terrence Howard muy en lo que le toca; mafioso sudamericano que desconfía y merece morir por cruel. Y Noomi Rapace haciendo de ex-belleza (para gustos los colores) TRÁGICAMENTE desfigurada en un accidente de coche. En mi cabeza siempre la recordaré en Millennium 1 en esa escena de... "sexo" (SÍ, todos sabemos de que escena hablo).

Id a verla pero tampoco con muchas ansias, no vaya a ser que esperéis más de lo que realmente es.

La nueva revisión del héroe adolescente de lengua fácil te deja la boca (y la lengua) seca. No añade nada nuevo, aparte de una interpretación libre de los personajes, la historia y los objetivos de cada uno. No apto para fans de los cómics.
Me ha gustado el nuevo tío Ben, ligeramente más trascendetal.La familia entretiene más que la propia historia o el propio Spiderman.
Me gustó más Tobey Macgüire (ocomodemoniosseescriba) como Spidey, con más años parecía más joven que Andrew Garfield en esta entrega.
Qué "malo" más decepcionante.
Propongo más "Pim-pam-puns" y menos grúas y banderas estadounidenses.

La ventana indiscreta, uno de esos clásicos que se supone que todo el mundo tiene que ver antes de morir. Bien, ¿Por qué?

Empiezo haciendo una pequeña sinopsis; “La ventana indiscreta” cuenta la historia de un fotógrafo que acaba de sufrir un accidente y debe permanecer un tiempo encerrado en casa sin más entretenimiento que las ventanas de sus vecinos. Después de unos días comienza a sospechar que uno de sus vecinos ha asesinado a su mujer.

Las actuaciones son muy correctas, impresionante Grace Kelly, magnífica, y un James Stewart que personalmente no me acaba de convencer (no puedo evitar pensar en un siniestro voyeur de gustos oscuros aunque puede que esta fuera la idea) pero que cumple.
La fotografía está muy cuidada, si tenemos en cuenta que la mayor parte del trabajo comienza a la hora de planificar el que durante un tiempo fue uno de los decorados más grandes de la historia, y que estamos limitando nuestro punto de vista al punto de vista del protagonista (el único momento en el que la cámara sale fuera de la habitación son los escasos segundos que James Stewart pasa fuera de ella).

Hablando de la música he de decir que me pareció algo estridente (posiblemente la culpa sea de la remasterización que cayó en mis manos) pero no me daba sensación de agobio o de tensión, simplemente quería que parara porque me impedía centrarme en lo que ocurría en escena.
Para hablar de esta película, he de hablar de lo que entiendo que Hitchcock nos propone; desde el primer momento, ocurre literalmente, se abre el telón, entonces, comienzan a desfilar ante nosotros diversos dramas humanos de los que somos espectadores, nuestro punto de vista es el del protagonista y no debemos olvidar que este se encuentra en silla de ruedas, incapaz de hacer nada sin ayuda.


Soledad, familia, morbo, curiosidad, depresión, sexo, hastío de la vida… es difícil no analizarse a uno mismo después de ver la película, al igual que al protagonista, nos vemos picados por la curiosidad, deseamos intervenir en lo que ocurre en la vida de los demás. Hitchcock analiza el lado más oscuro de la curiosidad humana lo siniestro de la mente para crear e inventar historias a partir de pequeños fragmentos, para el protagonista las ventanas de enfrente son pequeñas pantallas que le ofrecen cortes y a partir de ahí él desenreda la madeja de los acontecimientos acertando o fallando de la misma manera que un espectador en una sala de cine trata de hacer predicciones del final de una película, de alguna manera trata el tema de la intervención o no intervención en la vida de los demás.

No estamos viendo únicamente situaciones, estamos viendo las alegrías y sinvivires humanos, estamos viendo la naturaleza humana en casi todas sus facetas.

Pues no entiendo a que se debe tanto alboroto con esta serie. Después de tener muy buenas experiencias con el cine coreano me aventuro a probar con una serie. Lo más probable es que no vuelva a repetir.

La historia es de risa y los personajes están dibujados con brocha gorda. Malos con mucha pose y cara de comer demasiado arroz, sólo echo en falta alguno con una cicatriz en la cara.
Técnicamente es muy pobre, muy cutre, en la línea de “Rex, un policía diferente”. No puedo entender que teniendo en Corea maestros dirigiendo escenas de acción como Kim Ji-Woon, se conformen con grabarlas al estilo de moda, al estilo “Documental”, ya se sabe, ese estilo en el que le cedes el control de la cámara al tío del equipo que tenga párkinson (¡OJO! Que esto hecho bien puede darte piezas resultonas como demuestra la trilogía de Bourne. Pero esto es abusar).

El montaje sin comentarios, en las persecuciones a veces tiendo a creer que el perseguidor ha adelantado al perseguido y de repente me doy cuenta que no, que simplemente se trata de John Ford montando otra versión de “Centauros del desierto”, madre mía…

La banda sonora floja. Aparte de aburrir hasta a las vacas, es un pastelazo con canciones colocadas sin orden ni concierto que a ratos no cuadra con lo que se ve en pantalla.

Y esas escenas románticas que se encuentran a medio camino entre la temporada de otoño del corte inglés y un anuncio de compresas.

¿A favor? Que a pesar de ser un bodrio engancha. Aunque también me enganché a “Pasión de Gavilanes”. Así que nunca se sabe…

Aún y todo le pongo un 6, por las risas que me he echado y porque puede que me haya pillado en un mal momento.