La puesta en escena, las actuaciones, el argumento, el crecimiento y los conflictos de los personajes. El terrible tema de la muerte, las lecciones vitales. Es una serie indispensable para pensar la ficción desde la sensibilidad estética sin perder ni un ápice de valor en el entretenimiento más puro. Los personajes logran ser entrañables y a pesar de claros bajones narrativos es una obra maestra.

No es una serie excelente, pero mantiene un hilo narrativo poderoso y exigente que va desde la construcción actoral hasta el despliegue argumental que no es unidireccional. Lamentablemente, no ahonda ni establece vasos comunicantes más allá de una buena anécdota.

Llena de elementos narrativos, dramáticos y con un lenguaje cotidiano han generado una serie sumamente genuina y realista. Tiene actuaciones notables y temática compleja, es verdad que la segunda temporada es oscura y se sostiene por el relato de la primera temporada. El personaje principal no requiere empatía, de hecho la evita en muchos tramos de la serie y eso es fantástico. A mi juicio le falta una tercera temporada.