Haz click aquí para copiar la URL
España España · Alcoi
Críticas de GPerez
1 2 3 4 >>
Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
8
26 de noviembre de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Formidable en todos los sentidos. Una película destructora, cargada de una enorme fuerza argumental, inteligente, provocadora y deliciosamente sarcástica. No puedo hablar respecto de la obra teatral de Yasmina Reza en la cual se basa la cinta de Polanski, ya que no he tenido el placer de disfrutarla, pero lo que es innegable es la maravillosa hora y cuarto que nos deleitan el cuarteto de soberbios actores que nos hipnotizan magistralmente con el repertorio de oratorias interpretadas por cada uno de sus personajes en el film.

Ambientada en una charla entre dos matrimonios que deciden dirimir “a buenas” una disputa entre sus hijos, acaba ésta degenerando en una esperpéntica batalla campal que no deja títere con cabeza. Refleja y satiriza con gran acierto y bastantes dosis de malicioso humor, la hipocresía y mezquindad de la sociedad actual, modelo de apariencias y falsedad de cartón piedra. Lo que empieza siendo una cordial conversación evoluciona a una acalorada disputa dialéctica que cada uno de sus personajes acaba llevando a su terreno. Sarcasmos, indirectas, dardos muy envenenados, son parte de la tensión inherente a lo que el espectador se puede imaginar que sucederá, mas por supuesto, todo dicho con la cordial sonrisita en la boca. Hasta que… momento álgido… se abre la botella de whisky, a partir de ahí, fuera tabúes, se desentierra el hacha.

Una de las cosas que me han encantado en el desarrollo de la discusión son las constantes idas de tema y cambios de actitud en los personajes, además de la permuta de aliados y enemigos que da lugar a una curiosa y excelente pelea de sexos en la que no faltan ninguno de los tópicos en cuestión.

El clímax de angustia y tensión creado por Polanski se palpa y rebosa veracidad por todos los costados. Conjugado con las fabulosas interpretaciones de Foster, Winslet, Waltz y Reilly que destilan la pura esencia humana, convierten esta cinta en una verdadera joyita, que a mi parecer, es una de las mejores películas que he visto en los últimos años.
GPerez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
20 de diciembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrible relato el que nos muestra Rodrigo Cortés en esta película rodada íntegramente en el ataúd en el cual se haya Ryan Reynolds, único personaje de la cinta, y que nos aterroriza notablemente con cada imagen cargada de un asfixiante poderío psicológico que por momentos llega a paralizarte de angustia en la butaca.

Obviamente es ahí donde reside la grandeza del film y del minucioso trabajo del director y equipo de montaje. Ese nudo en la garganta de gritar vanamente. Esa ansiedad que te oprime el pecho y todo el desasosiego que se sufre por el personaje de Reynolds. Es de ese tipo de películas en el que sales de verla con el gustazo de haber disfrutado, aunque fuera sufriendo como un jabato, por lo que se considera alcanzado el objetivo del director en los noventa minutos de largometraje, trasmitirte exactamente los mismos sentimientos de la brutal experiencia sufrida.

Reitero lo dicho, noventa minutos “enterrados”. Nada de flashbacks ni escenas al aire libre. Duro reto el que pretendía Rodrigo pero que para mi gusto consigue llevar magistralmente el tempo de la cinta y acabar con un final digno de mención con la adrenalina por las nubes.

A pesar de todo, es esa misma situación de inmovilidad la que se puede suponer como su talón de Aquiles ya que puede haber gente a la que le acabe aburriendo y sacando de quicio. No obstante esa es la pura esencia del relato, el llegar a la salida del cine y dar gracias por respirar…aire fresco.
GPerez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
4 de marzo de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve Rodrigo Cortés después del grandísimo éxito que tuvo con Buried, que lo encumbró como uno de los directores noveles con más talento y proyección del panorama internacional. Obviamente esto no pasó desapercibido y en Luces rojas ha contado con un plantel de auténtico lujo: Cillian Murphy, Sigourney Weaver y el mismísimo Robert De Niro.

En Luces rojas nos hallamos ante un thriller sobre los sucesos paranormales relacionados con un famoso ilusionista que vuelve a escena después de unas décadas retirado (De Niro), y de cómo dos científicos especializados en desenmascarar fraudes de este tipo (Murphy y Weaver), se verán envueltos en la tela de araña del psíquico llegando a dudar de sus creencias más acérrimas.

Técnicamente la película es un gustazo y un deleite para el espectador. Te mantiene en vilo durante todo el transcurso y proporciona algún que otro salto de la butaca, ya que cuenta con las típicas artimañas de un film de terror. El montaje y la dirección son geniales y recrean perfectamente toda la magia del género, conjugados con una impecable banda sonora que también contribuye a la tensión inherente de la cinta, que intenta crear desconcierto al espectador, con sus juegos de cámaras y enfoques engañosos, quizá intentando disfrazar la película como si fuera un verdadero juego de prestidigitación.

Ahí reside, a mi parecer, la gracia de la cinta de Cortés. Inmiscuirse en el rol de Murphy que es como si dijéramos el punto de inflexión entre las dos vertientes conformadas por De Niro y Weaver. Hacernos dudar, provocarnos incertidumbre y debatirse como lo hace su personaje, oscilando entre la realidad y la apariencia.

Me sobran cuatro efectos especiales que me parecen un poco horteras y quizá el final que en vez de haberle pegado un doble giro de tuerca se hubiera quedado con el primero sólo, sobrando los últimos tres minutos, pero bueno, cuestión de gustos. No obstante la película te entretiene y eso lo que cuenta. Espero impaciente la próxima de Rodrigo.
GPerez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
29 de marzo de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable narración en la que las emociones y reacciones humanas fluyen entremezclándose en una compleja espiral de amor, odio, venganza y perdón. Susanne Bier maneja magistralmente la batuta de este filme danés con guión de Anders Thomas Jensen, que plantea duros dilemas morales que retratan la fragilidad del alma de las sociedades humanas, sus miedos, debilidades y defectos.

La trama gira en torno a dos familias de clase media alta que han de convivir con dos lastres sentimentales que pesarán enormemente sobre sus espaldas y que se verá reflejado cuantitativamente en la educación de sus hijos. Estos dos protagonizarán mayoritariamente la película y será alrededor de sus vivencias sobre las cuales se irán entrelazando posteriormente toda la historia de las dos familias respectivamente. El poso que deja una vez finalizada es bastante notorio y, tristemente, muy reflejado en nuestras sociedades. La relación y paralelismo entre la historia del padre que está destinado como médico en áfrica, y la de los dos hijos es acertadísima, con lo que el relato consigue plenamente su propósito. Y ese no es otro que el de darnos ese toque de atención, ese remordimiento de consciencia, esa punzada al corazón.

Por lo demás la cinta nos ofrece un correctísimo acabado. Una dirección muy digna que te atrapa solo empezar, no se corta ni un pelo en mostrarnos todo el realismo posible que posibilite una enorme verosimilitud, punto fuerte de su cometido. Una fotografía y trabajo visual espléndido. Y finalmente, un reparto que cumple con nota y que logra emocionar, conmover, estremecer.
GPerez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
8 de enero de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve Tarantino. En esta ocasión lejos de katanas, nazis y traficantes de droga, nuestro “enfant terrible” se decanta por el salvaje oeste anterior a la guerra de secesión, y como os podéis imaginar viniendo de Tarantino, el término salvaje no está para nada puesto a la ligera.

Lo mismo da que nos situemos en Tokio, París, Los Ángeles o una plantación de algodón del Mississippi. La magia de este director es tal, que por diferentes que sean las culturas que retrate en sus filmes, estos siempre desprenderán ese carisma tan personal que se identifica en cualquiera de las escenas de sus películas. Con esto me refiero a la simbiosis de toda la estética pulp (significado de la cual, ya referenciaba al inicio de su gran obra maestra) con todo el cachondeo y diálogo chabacano que toda esta conlleva y, la técnica cineasta: que puede variar de entre sus clásicos “zooms” enfáticos heredados de cualquier cinta de serie b, a: encuadres, travellings, puestas en escena… sutiles, elegantes y originales, al nivel de cualquiera de los grandes maestros del séptimo arte.

Con respecto a esto último tenemos el ejemplo de “Django Unchained”, que a mí me gusta considerar como un cóctel explosivo (atentos al cameo de Tarantino) entre la delicadísima belleza estética del “Unforgiven” de Eastwood, una clase de historia de EEUU, una banda sonora nada convencional para este género y sangre, mucha sangre.

Nos sorprende esta vez Tarantino, con una narración cronológica lineal y con un único protagonista (a diferencia de con “Inglourious Bastards”), Jaime Foxx, el esclavo liberado por el caza recompensas alemán Christoph Waltz (inmenso, una vez más, para mí el mejor de todo el reparto), los cuales se embarcan en la misión de salvar a la esposa de Django, esclava en la hacienda de un terrateniente, interpretado por Di Caprio y secundado magistralmente por su ayudante Samuel L. Jackson.

Quizá la trama pueda resultar simple y un poco vacía, pero no obviemos de quién estamos hablando. Cada escena merece la pena en sí, en ningún momento aburre. Ya sea por su inmenso talento para narrar situaciones, como por sus ágiles y a veces desternillantes diálogos. ¿Qué se le puede “ir la bola” al final de la peli con tanta sangre y sadismo repartido a diestro y siniestro?, sí, y qué, yo espero eso de él, le da ese toque macarra y “freak” propio de su cine.

En fin, “Django” es una película que denota que nuestro querido director más gamberro sigue en plena forma, evolucionando o cambiando ciertas cosas, pero permaneciendo inmutable su sello. Un sello con garantías, algo que se gana a base de talento, y que sólo unos privilegiados poseen. Como diría “Muchachito Bombo Infierno”, un western… ¡al estilo Tarantino!
GPerez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow