La película obtuvo muy buenas críticas en Estados Unidos y lograron crear una gran expectativa, sin embargo a excepción de dos o tres escenas magistrales, la película no deja de ser una más que ni siquiera es salvada por la maravillosa Julianne Moore. Por momentos uno siente que está viendo un gran filme, pero al final queda un mal sabor de boca y la sensación de que nos están subestimando con un final forzado y tan descabellado que resulta ofensivo.

Al igual que en los videoclips, el director Michel Gondry se encarga de no darnos tregua con una avalancha de información constante, en una historia que además de original es muy buena, que más se podría esperar de Charlie Kaufmann, y unos protagonistas que demuestran toda su calidad actoral a cada momento. Para mi es una de esas películas que sencillamente no se pueden dejar de ver.

Pese a que soy colombiano y las primeras escenas muestran un pueblito donde reina el caos y la muerte, donde los policias parecen porteros de algún edificio y donde por alguna razón extraña un simple dueño de un puesto en un parque de diversiones habla inglés como si fuera su idioma natal y se atreven a decir que esa es Bogotá, pese a que además, en un vano intento por reivindicarse muestran un plano general de la verdadera Bogotá cuando ya la ofensa no tiene reversa, pese a todo esto la película me gustó.

Uno que otro diálogo inteligente y acción frenética sin ninguna base, en eso se resume la película, que aún así es treméndamente entretenida.

Tengo que aceptarlo... la pasé bien.

Aunque tiene momentos realmente aterradores, la verdad es que los constantes silencios, típicos del cine de terror Japonés, logran aburrir por pasajes. Sin embargo, en términos generales la cinta es buena, aunque la historia recurre a lugares frecuentes.

Magistral descarga de genialidad, en la que Amenábar se supera a si mismo, en una película que nos engancha de principio a fin. La fuerza de su historia es sustentada con una estupenda dirección, unos actores que no desmerecen, una narrativa vertiginosa pero nunca sobrecargada y un final tan sorprendente como la película en si. Un filme que ningún cinéfilo puede dejar de ver.