Podemos apreciar el sello del prolífico director de cine canadiense Denis Villeneuve en cada fotograma de este intrigante largometraje. La sensación de angustia recorre la pantalla con un estilo monocromático de amarillos apagados que refuerzan esa sensación de desasosiego permanente. La intención del director es llevarte por un camino de incertidumbre sobre las personalidades del personaje que se acaba convirtiendo en un viaje introspectivo a nuestro yo más profundo y las distintas identidades con las que afrontamos los distintos momentos de nuestro día a día. Película que te atrapa desde el primer minuto y que hace imposible por su magnetismo perturbador el retirar la vista de la pantalla.

El misterio de God’s Pocket comienza haciendo creer al espectador que se encuentra ante una buena película de gangsters del s.XX (de los géneros más prolíficos que nos ha dado el cine en cuanto a grandes obras) pero conforme avanza se va diluyendo la trama y con ello tu capacidad para mantener la atención. Si te la planteas como una película de fondo mientras haces otras cosas no te defraudará porque no peca de pretenciosa. De las pocas cosas destacables, la interpretación de Seymour Hoffman, quien por momentos parece ser el único que sostiene el sentido de la misma con ese carisma tan particular.