Extraordinaria fuerza visual, montaje, guión, interpretaciones... está claro que tiene todos los ingredientes para ser una obra maestra. La historia es realmente original, como una vuelta de tuerca a la obra de James M. Cain. En un mundo desolado seres sórdidos y mezquinos se entrecruzan mientras va creciendo la tensión. Entre los momentos grandiosos, el hombre ve por la ventana a la mujer subir al autobús para ir de juerga mientas detecta el polvo sobre la máquina de coser. Se masca la tragedia.

De entrada puede dar un poco de pereza ponerse a verla por el planteamiento un tanto soso de la trama y la realización en general, dejando a parte el frikismo inherente a toda producción española rodada en inglés. Aún así el resultado, por ahora, es más o menos correcto y podría ser recomendable, al menos para aficionados a las series históricas. La caracterización de los personajes y la ambientación de época parece más lograda que otras a las que recuerda, como la de "Isabel" y hay algunas escenas de acción no completamente risibles, aunque, para mi gusto, sale perdiendo en la comparación en las interpretaciones y los diálogos. Por lo demás, las reinas tienen el típico furor sexual y gusto por la maquinación depravada que toda serie histórica requiere y se mantiene el uso del característico teletransporte que permite a los personajes recorrer Europa varias veces por episodio.

Personajes que no podrían ser más lerdos sin someterse a un rigido programa de entrenamiento. Mucha lencería guarrindonga -lo más logrado, con diferencia, por eso merece el 2- desafortunadamente combinada con profusión de lamparones sanguiñolentos. Y siempre a grito pelado. Joder, joder, hostia, en plan castizo o con leve acento albanokosovar. Los actores, supongo, no pueden evitar actuar fatal cuando la inverosimilitud es la norma de estilo. En fin, una auténtica joya para los amantes del sadomaso gore absurdo y sin pizca de gracia.
A destacar los insertos de lo que parece un fantasmagórico Benidorm, que no tienen nada que ver con la trama ni con nada pero ahí están, de vez en cuando, como un condimento más de la paella calparsoriana. A ver con qué nos sorprende la próxima vez.

Bueno, veo que a alguno no le hizo mucha gracia. La verdad es que para mi es una auténtica delicia, con sus diálogos chispeantes, que en algunos momentos recuerdan al mejor Wilder, y su radiante atmósfera neoyorkina de finales de los sesenta. Por supuesto la mayor parte del encanto reside en el reparto: Goldie, encarnando como nunca a la adorable e ingenua jovencita ideal, el simpar Walter Matthau, que hace reir solo con su presencia, pero sobre todo -¡sí, es ella!- la impagable eclosión en plena pista de baile de la que fue protagonista de Casablanca. La pantalla no puede menos que agradecérselo.

Diálogos sonrojantes, torpe hilo argumental, puesta en escena de nivel teleserie (no se pierdan la sutil aparición de un caballo blanco metafórico en momentos clave). Solo consigue resultar un poco menos patética que la propia realidad que describe, la triste peripecia de aquellos etarrillas, con toda su empanada mental y petulancia de creerse grandes aventureros idealistas mientras emborronaban de sangre la transición y se las arreglaban para no dar palo al agua, eso si, sin enterarse de nada. En fin. Menuda pandilla de pringaos, la lata que han dado. Lamentablemente, tampoco esta película explica lo más mínimo de la historia de ETA, pero a eso ya estamos más que acostumbrados.
Ernesto Alterio borda su papel e incluso llega hacer creíble que desea sexualmente a la chica.