Es una lástima el desperdicio que supone esta película. Pienso que el tema de fondo, que es el tema fundamental de la novela base, la dificultad para conciliar la vida privada y la vida profesional en el caso de dos periodistas de vocación, se diluye en una especie de concesión excesiva al romance dulzón e innecesario entre dos grandes estrellas del cine.

La película tiene un empiece simpático donde el humor y el cinismo (sobre todo en Michelle Pfeiffer) atrapan la atención del espectador, prometiendo una serie de diálogos inteligentes y no exentos de crítica social mordaz en su justa medida. Pero pronto se comienza a sospechar el fatídico deslizamiento del guión hacia el romance absolutamente previsible, melifluo e intrascendente para el tema argumental. Además de que la actuación del señor Redford en este aspecto de la película es poco creíble.

Es verdad que, en la última media hora, el director comienza a hincarle el diente a la parte argumental de mayor tirón de todo el film, fundamentalmente con el motín en la prisión, y el desenlace final, por cierto, inesperado, ahora sí.

Hubiera sido preferible reducir (bastante) la parte larguísima y aburrida del romance... haber acentuado más la personalidad cínica que Pfeiffer manifiesta al principio... y haberle sacado mucho más jugo a la última media hora, que es el único momento en que el director, el Sr. Jon Avnet, se luce algo (y tampoco mucho)

Los que nos engachamos a "Tomates verdes fritos", no podemos menos de lamentar el trabajo simple y desilusionante del director en este "Intimo y personal". Y hay que decir con claridad que la mayor parte de los errores, son de dirección. El tema y el argumento, por sí mismos, hubieran bastado, con una dirección más exigente, y menos concesionaria a la taquilla adolescente, para sacar una película correcta e interesante.

Quizás el mejor acierto es el juego que el director mantiene respecto a si lo que el protagonista está viviendo es real o está sólo en su mente. A lo largo del film diversos guiños de la trama, nos inducen a pensar que o bien es realidad o bien es proyección de su conciencia, por injerto de memoria neuronal externa. El paralelismo entre las dos posibilidades durante la primera hora está bien conseguido, lo cual sostiene la atención hacia el metraje, hasta la escena culmen en la que Arnold debe decidir cuál es la verdadera realidad, frente a un supuesto psiquiatra especialista.

Otro acierto es el de incluir en la colonia de marte elementos que acentúan el realismo y credibilidad de la situación: la presencia de mutantes por efecto de la radiactividad de la prospección minera, la explotación laboral por parte de la empresa extractora, la rebelión de los grupos de obreros organizados acusados de terroristas, el control de la población por medio de la restricción de oxígeno, la necesidad de tiempo de ocio entre los periodos de trabajo...

Siempre resulta desconcertante, en este tipo de películas, la tendencia a introducir elementos casi infantiles, como el taxista-robot, o los scáneres del aeropuerto espacial. Dichos elementos sobran en el desarrollo argumental, y añaden una carga de mero entretenimiento al film, desmereciendo el tratamiento de la temática. Es evidente que el director los introduce para ganar espectadores y audiencia. El director debería haber sido más atrevido y estricto en su estilo cinematográfico, y haber evitado distracciones innecesarias (amén de las escenas de pelea o disparos, que podrían reducirse a 1/4 parte).

Muy interesante resulta el papel del mutante llamado "Quato", su naturaleza, sus habilidades, la forma de llegar a él, y su función de engarce de dos hilos argumentales que se vinculan a través suyo. Asimismo equilibran mucho el escenario total los papeles de las dos esposas de Arnold, la ficticia y la real. No sólo para que la trama resulte creíble, sino porque nos hablan de dos aspectos de la psicología íntima del protagonista que se van revelando a lo largo de las escenas. El papel de Sharon Stone, aunque escaso, es muy correcto, ejecutando frente al espectador su doble función de esposa sumisa y agente secreta, pasando varias veces de uno a otro en cuestión de segundos.

El final se le escapa un poco al director, con una solución megalómana, que no pasaría los más mínimos filtros científicos. Aunque pensándolo bien, el avance del argumento hace difícil un final convincente y sencillo. Algo menos de acción y disparos, y más complejidad en el abordamiento psicológico de personajes y ambientes hubiera dado a la película el sabor de una obra de arte. Por ultimo, decir que es interesante fijarse en los carteles publiciatrios que salen (fundamentalmente en la primera parte) para hacerse una idea de los patrocinadores económicos del film.

Un primer problema de películas como esta, estriba en su "indefinición". La primera mitad de la película es un tozo más de acción bélica en la selva, al uso habitual: matar a 20 o 30 personas, de un modo más o menos justificado, para salvar a 2 o 3 "supuestamente secuestrados" (como se ve el porcentaje de pago es del 10 por 1). La segunda parte de la película desarrolla lo que en principio debe enterderse como tema central: la presencia de un cazador alienígena y sofisticado. Es una verdadera lástima esta indefinición temática del film. Toda la primera parte es excesivamente larga (además de su carga inmoral por la matanza indiscriminada). Con 10 o 15 minutos de ambientación hubieran servido para introducir al espectador en el tema central de la película.

Si nos centramos ahora en esta segunda parte, podemos apreciar que el director se decanta por sugerirnos ciertos temas que no carecen de interés: el tipo de percepción en infrarrojos del alienígena, su inteligencia superior con memorización de secuencias lingüisticas humanas, la capacidad técnica de la casi-invisibilidad, e incluso la sugerencia de un fluido vital diferente a la sangre. Lo malo aquí es que en lugar de desarrollar estos aspectos, y hacer disfrutar a la inteligencia de los espectadores con una comparación diferencial entre la especie humana y la especie del depredador... utiliza todos estos elementos como una mera excusa, o como simple decoración científica, para centrarse, en el fondo, en la lucha entre los dos protagonistas. Realmente al final resulta ser una simple película de acción.

Es una lástima porque el género de acción no da mucho de sí, ya que el argumento es prácticamente el mismo en todas las películas, es decir que es poco moldeable. El género de la ciencia-ficción da más de sí, siempre que se trabaje con elegancia, con interés por la ciencia, y con un poco de reparo por lo facilón y extrambótico. Evidentemente, como se ve en "Depredador", este género puede también escapársele de las manos a un director que busque más la taquilla que hacer un cine inteligente...

La película se mantiene en general en la línea de flotación entre lo creíble y lo imaginario, y pierde en ciertos momentos la tensión narrativa que debería mantener la atención del espectador. "Skull", la sociedad secreta que constituye el núcleo temático del argumento, aparece en el film como demasiado artificial y forzada, y sus rituales de integración y confirmación están como barnizados por una pátina falsa y por una cierta rigidez y ausencia de veracidad. No hay pasión ni carga emocional en la pertenencia de los miembros a esa sociedad secreta. Los rituales son como meros elementos de burocracia esotérica.

Por otra parte, el final de la película es forzadamente trágico, lo cual le hace poco creíble.