Elegante ejercicio de peloteo por parte del cine francés al cine de Hollywood para intentar lograr la ansiada estatuilla a la mejor película. ¿Por qué a quién no le gusta ver fotos de cuando era niño y qué le digan lo guapo que era? Pues algo así hace la película, tratando de poner la elegancia y personalidad que caracterizan al cine francés al servicio de un retrato del Hollywood de los años 20-30. Si bien su carácter mudo le aporta estilo y te hace imaginarte el cine de la época, la ausencia de banda sonora en algunas escenas resulta bastante incómoda al oído. En general considero que la película esta algo sobrevalorada y que se trata de una especie de Disneyland París 2 (quién quiera entenderlo que lo haga).

Querida Blancanieves:

La nueva adaptación de tu biografía a la gran pantalla me ha dejado algo frío. En cuanto a los aspectos positivos del film remarcaría la excelente ambientación y los exquisitos escenarios en los cuales se ha desarrollado la historia.

A partir de aquí, pocos más valores positivos podemos sacar. Quizás la previsibilidad se veía venir a la legua y tonto de mí si esperaba encontrar alguna sorpresa, pero el hecho de tragarme más de una hora de tu incesante escapada por el peligroso Bosque Prohibido, donde la bruja pierde su fuerza, así como interminables intervenciones de enanos que buscan desesperadamente añadir minutos a la película o ese mundo maravilloso donde viven hadas y mini-gollums voladores (cierto es que me sorprendió la falta de unicornios alados) no es plato de buen gusto para ningún espectador dominguero

En cuanto a las interpretaciones, sobradamente aceptable la de Theron, mientras que Stewart nos sorprende con su ''magnífica interpretación'' y su ''despampanante expresividad'' a la cual nos tiene tan acostumbrados :). Como comentario personal añadiría que considerar a Stewart más hermosa que Theron es no tener ojos en la cara.

Por último la canción principal de la BSO, perteneciente al grupo Florence+The Machine es excelente, aunque lamentablemente sólo aparece en los créditos.

Allá por 1939 Victor Fleming y compañía se encontraban estrenando la que sería una de las mejores películas de la historia; Lo que el viento de llevó. 4 horas de cine en estado puro que nadie debería perderse. Una clase magistral de como deben hacerse las cosas con un uso exquisito del Technicolor.

En una película donde todo sobresale, se hace difícil destacar algo, pero me gustaría hacer una mención especial a la actuación de Leigh, capaz de encarnar un papel cargado de matices con duros ascensos sociales y constantes luchas personales.

Con esta película, y con el permiso Eisenstein, Chaplin o Fritz Lang entres otros, el cine dejó definitivamente claro a la humanidad su papel como séptimo arte.

En este film Scorsese es capaz de enmascarar en una película familiar un auténtico homenaje a los orígenes del cine. Mostrar el genio que siempre será el visionario director francés Georges M. a una juventud atontada por las telenovelas de la tres y los Jonas Brothers.

Engranajes, tuercas, hierro y humo. Una estación de trenes de principios del siglo XX, donde estos cuatro elementos, tan cotidianos, se transforman en arte, y pasan a co-protagonizar un film, dotándole de la dosis justa de romanticismo y fantasía.

Para todo francófilo que se precie, los efectos 3D, parecen transportarte al París de la época con las iluminadas calles nocturnas llenas de nieve, con un aire en el que se respira inspiración artística y ¿cómo no?... con CINE.

Darren es un genio. Quizás sea la gran conclusión que se saca tras ver la película. Asumir una historia como esta en los tiempos que corren no es fácil, al contrario, es muy arriesgado. Sin embargo cuando crees en un proyecto, se nota en el resultado final; ¡Vaya qué si se nota!

La historia del Diluvio Universal es un simple hilo conductor, como ya pasara con el baile en Cisne Negro. Es una excusa para retratar las obsesiones de un personaje ya muy retratado. Darle una vuelta de tuerca a la historia. Quien se quede en la simplificación que supone entender la película como un film religioso que narra un pasaje bíblico, a mi humilde forma de ver las cosas, se ha quedado en la ''corteza del árbol''.