La respuesta a una pregunta aparentemente tan compleja es, sin embargo, muy simple: el cine me gusta por ciertos momentos como los que se pueden disfrutar viendo una película como Cadena Perpetua. No voy a perderme en valoraciones técnicas relacionadas con el film o en críticas más o menos sesudas acerca de los personajes y del trabajo de los actores que los interpretan, eso es para los que saben. Tan sólo quería aprovechar esta maravillosa ventana abierta al cine y a los aficionados al mismo para recomendar la película a todos aquellos que no la hayáis podido ver. Es una delicia y espero que os haga disfrutar de sus más de dos horas de metraje tanto como a mí. Estoy seguro de que no os defraudará y que también a vosotros os hará recordar por qué os gusta el cine...

Soy de aquellos que, cuando les preguntan, pueden afirmar sin dudarlo cuál es su película favorita: Doce Hombres Sin Piedad. Lo es por muchos motivos, no siendo el de mayor peso la calidad artística o técnica del film (que son espectaculares). Seguramente la principal razón de mi debilidad por esta película derive del hecho de que tras verla por primera vez, marcó a nivel consciente cuál sería mi futuro profesional. Cuestiones personales aparte, la película es deliciosamente opresiva y claustrofóbica. Como ninguna otra que haya visto provoca en el espectador la implicación emocional y ética, y creo que también como ninguna otra establece con una claridad meridiana donde está la línea que separa el bien del mal en un sistema de justicia como el americano. Lo que más me impacta cada vez que veo la película es que me recuerda lo poco que puede llegar a valer una vida humana en una administración en la que está instaurada la pena de muerte: seguir viviendo o morir puede llegar a depender de que, entre doce hombres despiadados, exista uno que tenga la capacidad de razonar, cambiar su opinión e influir en la de los demás. Son demasiados requisitos y casualidades para que "el César" oriente su dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo. En fin, una película que cualquier amante del buen cine debe ver. Gracias Mr. Lumet por regalarnos la mejor película de la historia del cine.

Así definiría esta impresionante película que en mi opinión trasciende el género del Western y se convierte en el mejor alegato contra la violencia que he visto en la gran pantalla. Como director Eastwood alcanza contas altísimas en este film, con una asombrosa austeridad visual. El trabajo de los actores es increible, dotando a los personajes de una credibilidad y un peso que aumenta aún más la dimensión de la película. El personaje de William Munny ha quedado grabado en la historia del cine con nombre propio. Os la recomiendo, no os defraudará.