Esta crítica deberá ser leída como tal y entendida como una opinión más. Como espectador me comprometo a citar los elementos que en la película convergen de forma agradable y a modo de susurro para el compañero de butaca, saltándome elogios y agravios.

Estamos abocados a vagar por el espacio en un futuro a medio-largo plazo. Esto nos conducirá lejos en nuestras ensoñaciones como especie colonizadora, más si cabe de lo que ya hemos hecho estos últimos siglos, mucho más. La creación de entes antropomorfos será una realidad. De lo que nadie está plenamente seguro es de si serán parcialmente humanos y cyborgs o híbridos, completamente máquinas o grupos variados de ellos como ya se ha visto en la imaginería humana o ciencia ficción.

El ser humano gracias sus avances llegará algún día a ser un “humano superior”. Como expresaba Eurípides, luego Confucio y finalmente, Nietzsche: un hombre superior. Sabemos lo que hay entre los animales y nosotros, entre nosotros y el hombre superior aún lo estamos descubriendo, pero no entre el humano superior y Dios, ya que es cosa oculta a nuestra mente y sólo podremos observar esas sombras de la pared de la Caverna de Platón con entusiasmo a profusión.

Partiendo del Blade Runner como policía especial entrenado exprofeso para “El Retiro” de estas unidades de Replicantes Nexus 6 que se habían revelado de su condición de “esclavos colonizadores”, su existencia es indiscutible. Los Replicantes Nexus 6 son unidades por y para la colonización de otros planetas que, habiendo sido declarados proscritos en La Tierra por desobedecer y asesinar en una rebelión o motín, en una colonia sideral, seis varones y tres hembras (concretamente fue asalto a una lanzadera espacial) contra sus altos mandos, deben ser eliminados. Deben ser, por ende, buscados, localizados y descartados para salvaguardar vidas humanas al representar aquéllos un peligro real ya por su fuerza, como por su inteligencia.

La potencia sin control no sirve de nada. Como todos sabemos las ‘Tres Leyes’ de Asimov habían sido quebrantadas.

Las unidades de Blade Runner proceden durante toda la película a la persecución exhaustiva y ejecución de estos “rebeldes” a condición de librarnos de una posible guerra con los demás replicantes o merma en la especie humana. Todo ello ofrecido por los mismos; la Tyrell Corporation. Es obvio que esta corporación está obligada a responder por su error en la programación de esta Serie de Nexus o Replicantes.

En la identificación de estos se emplea el test V. K.
Diseñados como copias de seres humanos en todos los sentidos, excepto en sus emociones; sin embargo, al cabo de un tiempo pueden desarrollar sus propias respuestas emocionales como el odio, amor, miedo, cólera, envidia… Por ello y con esta información en sus manos, la Corporación decidió dotarlos de sólo cuatro años de vida útil.

Ofrecida la persecución por parte del Blade Runner Deckard, ya contra el final, el cual es un hito del cine de los ochenta: Roy Batty muestra y hace entender al Blade Runner veterano lo que él cree que es ser un esclavo, haciéndole pasar por la experiencia del miedo a profusión. Luego de salvarle la vida a Deckard, aquél le dirá varias frases que sobresaltarán al espectador y al mismo B. R. hasta hacerle entender que el Replicante lo que quería era compartir su experiencia con alguien que pudiera entenderle.

Si bien, la soledad es aquí y en Orión, hasta en la Puerta de Tannhäuser muy pero que muy fastidiosa.

En verdad, jugar a crear seres que replican perfectamente a la especie humana, seres artificiales pero indistinguibles de los humanos, es o bien un reto o bien un atrevimiento del que en un futuro, habremos de responder.