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España España · Albacete
Críticas de Tercero
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Críticas 49
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
6 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una turbia y siniestra agitación ética nos revuelve las entrañas durante dos horas en una película que ha reinventado la esencia de las películas de cómics y superhéroes al poner en primerísima y personal plana a un antihéroe y mostrarnos el manantial de la anarquía. Hay algo perturbador y maravilloso en llegar a apiadarse y justificar el descenso a la locura de Arthur Fleck (creo que huelga decir y reconocer que Joaquin Phoenix está impresionante y descomunal en cada uno de los planos) a través de toda una casuística de marginaciones, ofensas y abusos en su expediente existencial que nos empuja a empatizar con nuestro personaje, a hacer sus dolores y angustias nuestras. En ese escenario perfectamente ensamblado por la dirección empezamos a disfrutar de la porción de violencia resentida que nos ofrece, de finiquitar el letargo y romper con el anonimato y la debilidad para auspiciar la voz del caos. El peligro de la ética que se despierta en nosotros es el de disfrutar cada baile del Joker debido a esa empatía demencial con la que adoptamos el patetismo y la brutalidad ofrecida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tercero
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8
3 de enero de 2018
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, la química de la pareja protagonista es esencial, y te mantiene pegado a la trama del capítulo por la conexión que transmiten. Además, el toque de la cámara de Van Patten (un mítico de las series) es exquisito.

En cuanto a la idiosincrasia de Black Mirror, ya se sabe, el espíritu crítico, creo que va dirigido a esa falta de espontaneidad y de improvisación en el seno de lo social, como si tuviéramos que aferrarnos a guiones de programas y aplicaciones para salir del atolladero, porque tenemos temor a afrontar ciertas situaciones, la agonía de elegir y la inseguridad del resultado. Esa falta de libertad y de voluntad, que hace que la vida no se viva, sino que se simule, convierte al amor en un mero automatismo. Todo va según lo delimitado, pero el paso del tiempo acaba por minar tu tesón y desarrollas el hambre de decisión que te lleva a ser ingobernable.

Lo ciertamente trágico es que, aquí, el aparente triunfo de la pasión y la rebeldía de las simulaciones ficticias, nos dirige a una prueba verdadera —mediada por esa aplicación de simulaciones— que está por determinar. En la realidad, ahí es donde radica el riesgo y la aleatoriedad, pues la piedra no saltará siempre cuatro veces sobre el agua. La indeterminación no es mesurable.
Tercero
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6
3 de enero de 2018
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar cualquier comentario sin aplaudir la soberbia actuación de la protagonista me parecería una gran falta de respeto. La parte más apabullante del capítulo es esa interpretación que se introduce en la psicopatía, forzada por el miedo a perder su reputación, esa desolación y amargura, unida al silencio y al tiempo pausado de la dirección, es lo mejor de un episodio cuyo final es trágico y sorprendente. Lo peor es que carece de ese espíritu crítico que solía ser el móvil de la acción de otros personajes en Black Mirror: aquí el alma es negra mucho antes de que el espejo de los avances muestren su oscuridad.
Tercero
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6
3 de enero de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este episodio la crítica es mordaz, ayudada por una gran interpretación de Rosemarie Dewitt, pero la manera de llevarla a cabo creo que termina por ser algo cargante: acostumbrado a los giros argumentativos típicos de Black Mirror el final me sabe predecible, y la historia no termina de embaucar. Lo que sí embauca es la puesta en tela de juicio del nivel de sobreprotección y control de los padres sobre sus hijos que se desborda hasta sus máximos con una credibilidad pasmosa. Ese afán por dirigir y restringir la vida y el mundo de los descendientes nos lleva a cuestionarnos las cotas de invasión de la intimidad, enfrentamiento a la realidad o el desarrollo de una personalidad espontánea y no tutelada. Al final resulta que lo prohibido atrae y excita (no es nada nuevo), y todo aquello que intentas regular se vuelve en tu contra.

Yo prefiero ese "papá genial" de Adam Sandler.
Tercero
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8
3 de enero de 2018
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El entretenimiento de este capítulo es delicioso. La idea de que cualquiera puede ser dios y tirano (si acaso no existen similitudes) en una plataforma ficticia, diseñada al antojo del creador, y teniendo a la merced de su poder a cualesquier persona del mundo real es, cuanto menos, atractiva y maliciosa a la par. Una suerte de despotismo virtual en el que el nuevo ídolo abusa en su imaginación y programación de compañeros que no se atreve a enfrentar en su cotidianidad, una retención que causa dolor y desolación motivada por el rencor y el resentimiento del protagonista. Esa misma recreación podría hacerse más cruenta y controvertida si uno de esos dioses nuevos jugase a emular, por ejemplo, a Hitler —aunque perdería el jugo cómico y la ambientación galáctica que brilla en este episodio—, y me parece una posibilidad escalofriante.

Fuera de eso, me resulta ya un poco manido el tema de la clonación virtual (White Christmas), la duplicación de la conciencia (Black Museum) o la condenación eterna o cíclica (White Bear), son aspectos recurrentes en unos cuantos capítulos a lo largo de todas las temporadas. No sé muy bien si es ausencia de ideas o reformulación de conceptos, porque si se ejecutan y se pulen bien terminan gustando, caso de USS Callister.
Tercero
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