Emotiva, grandilocuente y fantástica película interpretada por el actorazo que es Edward Norton, y dirigida por el polémico y a la vez idealista director Spike Lee. Película que narra como en un día, una persona puede pasar de la más absoluta fama, lujo, grandilocuencia y hasta riqueza, a la más absdoluta soledad, desesperación e ira, al no saber quién o quienes le han delatado, motivo por el cual debe ir a la cárcel.
Recomendad para todos y todas aquellos y aquellas seguidores de Edward Norton, y por qué no decirlo, para los puritanos que afirman- no sin tener razón-que quién juega con fuego- en este caso con drogas- puede quemarse.

Excelente película con un también excelente reparto de actores que con los años- si bien no todos ellos-, se convertirían en pesos pesados de la nueva generación de Hollywood, tales como Tom Cruise, Matt Dilon, Patrick Swayze. Para los que hayamos leído la novela, quizá nos falten algunas escenas que el genial Coppola debiera haber puesto, pero aún así, la película, aunque narre únicamente la personal odisea de Ponyboy Curtis,- interpretado por un genial Thomas Dowell-, y de Johnny,- interpretado por un soberbio y espectacular Ralph Maccio-, trascende el anecdotismo de las bandas callejeras para enviarnos un mensaje vitalista que se hace extensible a todas las franjas de edad, si bien es un mensaje que nos debieramos aplicar la juventud:vive la vida, los momentos más bonitos de ella, y como dice la canción del genial Stevie Wonder: apoderáte del momento lejano....

Divertida película que explica como una simple fiesta de universitarios, ex-universitarios, amigos y demás parásitos de esta nuestra juventud, se acaba convirtiendo en un infierno, si bien, como no, y más en estos casos, el final acaba siendo divertido, feliz, y cuanto no menos, y por qué no decirlo, hasta emotivo.