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8,4
111.363
10
20 de diciembre de 2024
20 de diciembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfred Hitchcock, conocido como el "Maestro del Suspenso", consolidó su legado con Psycho (1960), una obra maestra que revolucionó el cine de terror y suspenso. Más allá de su trama ingeniosa y sus giros inesperados, la película destaca por el uso innovador de la cámara, la poderosa banda sonora de Bernard Herrmann y un diseño gráfico que atrapa desde los primeros segundos.
La cámara como espectador activo
En Psycho, la cámara trasciende su función habitual para convertirse en un testigo omnipresente y cómplice. Hitchcock utiliza ángulos, movimientos y encuadres cuidadosamente calculados para situar al espectador en una posición incómodamente íntima con los personajes. Desde la famosa escena de la ducha, donde los cortes rápidos y los primeros planos fragmentan la violencia, hasta los planos largos que exploran la misteriosa casa Bates, la cámara guía nuestra percepción, haciéndonos partícipes de la historia. Este enfoque no solo aumenta la tensión, sino que también nos confronta con nuestros propios miedos y voyeurismo.
La banda sonora: un grito de cuerdas
La música de Bernard Herrmann es inseparable de la experiencia de Psycho. Sus icónicos violines agudos, particularmente en la escena del asesinato en la ducha, actúan como un segundo narrador que intensifica las emociones y el terror. Herrmann optó por una orquesta de cuerdas para crear un sonido austero pero penetrante, subrayando el tono oscuro y psicológico de la película. La banda sonora no solo acompaña, sino que eleva cada escena, convirtiéndose en un elemento fundamental del suspenso.
Diseño gráfico: una entrada inolvidable
El diseño de los créditos iniciales, creado por Saul Bass, es una obra maestra en sí misma. Con líneas que se cruzan y descomponen, Bass refleja visualmente los temas de fragmentación y dualidad presentes en la película. Este enfoque minimalista pero impactante establece desde el principio un tono de inquietud, mientras que la tipografía sólida y las animaciones precisas capturan la atención del espectador. Es un ejemplo perfecto de cómo el diseño gráfico puede ser una extensión del lenguaje narrativo.
Conclusión
Psycho no es solo una película; es una experiencia cinematográfica que redefine las posibilidades del medio. Hitchcock transforma cada elemento —desde la cámara hasta la música y los créditos iniciales— en herramientas narrativas que elevan la película más allá de su historia. Es un clásico atemporal que sigue siendo estudiado, celebrado y admirado por generaciones de cineastas y amantes del cine.
La cámara como espectador activo
En Psycho, la cámara trasciende su función habitual para convertirse en un testigo omnipresente y cómplice. Hitchcock utiliza ángulos, movimientos y encuadres cuidadosamente calculados para situar al espectador en una posición incómodamente íntima con los personajes. Desde la famosa escena de la ducha, donde los cortes rápidos y los primeros planos fragmentan la violencia, hasta los planos largos que exploran la misteriosa casa Bates, la cámara guía nuestra percepción, haciéndonos partícipes de la historia. Este enfoque no solo aumenta la tensión, sino que también nos confronta con nuestros propios miedos y voyeurismo.
La banda sonora: un grito de cuerdas
La música de Bernard Herrmann es inseparable de la experiencia de Psycho. Sus icónicos violines agudos, particularmente en la escena del asesinato en la ducha, actúan como un segundo narrador que intensifica las emociones y el terror. Herrmann optó por una orquesta de cuerdas para crear un sonido austero pero penetrante, subrayando el tono oscuro y psicológico de la película. La banda sonora no solo acompaña, sino que eleva cada escena, convirtiéndose en un elemento fundamental del suspenso.
Diseño gráfico: una entrada inolvidable
El diseño de los créditos iniciales, creado por Saul Bass, es una obra maestra en sí misma. Con líneas que se cruzan y descomponen, Bass refleja visualmente los temas de fragmentación y dualidad presentes en la película. Este enfoque minimalista pero impactante establece desde el principio un tono de inquietud, mientras que la tipografía sólida y las animaciones precisas capturan la atención del espectador. Es un ejemplo perfecto de cómo el diseño gráfico puede ser una extensión del lenguaje narrativo.
Conclusión
Psycho no es solo una película; es una experiencia cinematográfica que redefine las posibilidades del medio. Hitchcock transforma cada elemento —desde la cámara hasta la música y los créditos iniciales— en herramientas narrativas que elevan la película más allá de su historia. Es un clásico atemporal que sigue siendo estudiado, celebrado y admirado por generaciones de cineastas y amantes del cine.

6,2
9.043
8
19 de diciembre de 2024
19 de diciembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Fog es una joya del terror atmosférico dirigida por el maestro John Carpenter. La película crea una tensión palpable desde el principio, utilizando la niebla como un elemento amenazante y misterioso que oculta horrores ancestrales. La cinematografía es excelente, con imágenes evocadoras de la costa californiana envuelta en la neblina, creando una atmósfera inquietante y opresiva.
La historia, aunque sencilla en su premisa (una niebla sobrenatural trae consigo a espíritus vengativos), está contada con maestría. Carpenter construye el suspense de forma gradual, dosificando la información y mostrando a los espectros solo lo justo para mantener el interés y el miedo. La banda sonora, compuesta por el propio Carpenter, es otro punto fuerte, con melodías sintetizadas que refuerzan la sensación de peligro inminente.
El reparto, encabezado por Adrienne Barbeau, Jamie Lee Curtis, Tom Atkins y Janet Leigh, ofrece sólidas interpretaciones, dando vida a personajes creíbles y con los que el espectador puede empatizar. La película también destaca por su ambientación en un pequeño pueblo costero, que le da un toque íntimo y claustrofóbico.
Si bien no es la película más sangrienta de Carpenter, The Fog destaca por su atmósfera opresiva, su suspense bien construido y su capacidad para generar miedo a lo desconocido. Es una película de terror clásica que sigue siendo efectiva hoy en día y que gustará a los amantes del género y a los seguidores del trabajo de John Carpenter. En resumen, The Fog es una película de terror atmosférico altamente recomendable, que demuestra el talento de Carpenter para crear atmósferas inquietantes y contar historias efectivas con pocos elementos.
La historia, aunque sencilla en su premisa (una niebla sobrenatural trae consigo a espíritus vengativos), está contada con maestría. Carpenter construye el suspense de forma gradual, dosificando la información y mostrando a los espectros solo lo justo para mantener el interés y el miedo. La banda sonora, compuesta por el propio Carpenter, es otro punto fuerte, con melodías sintetizadas que refuerzan la sensación de peligro inminente.
El reparto, encabezado por Adrienne Barbeau, Jamie Lee Curtis, Tom Atkins y Janet Leigh, ofrece sólidas interpretaciones, dando vida a personajes creíbles y con los que el espectador puede empatizar. La película también destaca por su ambientación en un pequeño pueblo costero, que le da un toque íntimo y claustrofóbico.
Si bien no es la película más sangrienta de Carpenter, The Fog destaca por su atmósfera opresiva, su suspense bien construido y su capacidad para generar miedo a lo desconocido. Es una película de terror clásica que sigue siendo efectiva hoy en día y que gustará a los amantes del género y a los seguidores del trabajo de John Carpenter. En resumen, The Fog es una película de terror atmosférico altamente recomendable, que demuestra el talento de Carpenter para crear atmósferas inquietantes y contar historias efectivas con pocos elementos.

6,0
2.074
8
28 de enero de 2025
28 de enero de 2025
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el principio, Oddity logra atrapar al espectador con su atmósfera inquietante y una premisa intrigante. Situada en un pequeño pueblo irlandés rodeado de misterio, la película combina elementos de thriller psicológico y terror sobrenatural. McCarthy sabe cómo construir tensión, utilizando con destreza los paisajes sombríos y un diseño de sonido que mantiene al espectador al filo del asiento.
El relato central, que involucra una desaparición y una serie de extraños eventos conectados a una familia local, es lo suficientemente atractivo como para mantener el interés, incluso cuando la narrativa parece tomar rutas familiares. La dirección logra darle vida al guion, ofreciendo un buen balance entre lo visual y lo emocional.
Aspectos positivos: dirección y actuación
El talento de Damian McCarthy para construir atmósferas es evidente en cada escena. La cinematografía es un punto destacado, con tomas que explotan el paisaje irlandés para generar una sensación constante de aislamiento y peligro. Además, el elenco ofrece actuaciones sólidas: el protagonista, interpretado por un convincente actor principal (cuyo nombre, si es relevante, podrías mencionar), transmite con fuerza la mezcla de miedo y determinación que atraviesa la trama.
Por otra parte, el uso de efectos prácticos y una banda sonora minimalista pero efectiva contribuyen a mantener el suspenso en los momentos clave. Todo esto convierte a Oddity en una experiencia visualmente atractiva y entretenida.
Un guion predecible
Sin embargo, el mayor punto débil de la película es su guion. Aunque los eventos que se desarrollan son interesantes, es fácil prever tanto el desenlace como la identidad de los culpables. Desde muy temprano en la historia, las pistas que se presentan son demasiado evidentes, lo que resta sorpresa a los giros narrativos y reduce el impacto emocional del clímax.
La falta de ambigüedad o de subtramas más complejas hace que Oddity pierda algo de su potencial para convertirse en una obra más memorable. El espectador más atento probablemente descifrará el misterio mucho antes del final, lo que puede restar tensión en los últimos actos.
Conclusión
En general, Oddity es un entretenimiento sólido y bien ejecutado, ideal para los amantes del género que busquen una película de suspenso con una atmósfera oscura y envolvente. Aunque el guion peca de predecible, la dirección de Damian McCarthy y el talento del elenco elevan el material, ofreciendo una experiencia disfrutable.
No es una obra revolucionaria ni un título que desafíe las convenciones del género, pero cumple con su propósito: mantener al espectador entretenido y sumergido en su intrigante mundo. Oddity es un buen ejemplo de cine irlandés que, a pesar de no sorprender, logra brillar en otros aspectos.
RoRo Nereus
https://7miedo.wordpress.com
El relato central, que involucra una desaparición y una serie de extraños eventos conectados a una familia local, es lo suficientemente atractivo como para mantener el interés, incluso cuando la narrativa parece tomar rutas familiares. La dirección logra darle vida al guion, ofreciendo un buen balance entre lo visual y lo emocional.
Aspectos positivos: dirección y actuación
El talento de Damian McCarthy para construir atmósferas es evidente en cada escena. La cinematografía es un punto destacado, con tomas que explotan el paisaje irlandés para generar una sensación constante de aislamiento y peligro. Además, el elenco ofrece actuaciones sólidas: el protagonista, interpretado por un convincente actor principal (cuyo nombre, si es relevante, podrías mencionar), transmite con fuerza la mezcla de miedo y determinación que atraviesa la trama.
Por otra parte, el uso de efectos prácticos y una banda sonora minimalista pero efectiva contribuyen a mantener el suspenso en los momentos clave. Todo esto convierte a Oddity en una experiencia visualmente atractiva y entretenida.
Un guion predecible
Sin embargo, el mayor punto débil de la película es su guion. Aunque los eventos que se desarrollan son interesantes, es fácil prever tanto el desenlace como la identidad de los culpables. Desde muy temprano en la historia, las pistas que se presentan son demasiado evidentes, lo que resta sorpresa a los giros narrativos y reduce el impacto emocional del clímax.
La falta de ambigüedad o de subtramas más complejas hace que Oddity pierda algo de su potencial para convertirse en una obra más memorable. El espectador más atento probablemente descifrará el misterio mucho antes del final, lo que puede restar tensión en los últimos actos.
Conclusión
En general, Oddity es un entretenimiento sólido y bien ejecutado, ideal para los amantes del género que busquen una película de suspenso con una atmósfera oscura y envolvente. Aunque el guion peca de predecible, la dirección de Damian McCarthy y el talento del elenco elevan el material, ofreciendo una experiencia disfrutable.
No es una obra revolucionaria ni un título que desafíe las convenciones del género, pero cumple con su propósito: mantener al espectador entretenido y sumergido en su intrigante mundo. Oddity es un buen ejemplo de cine irlandés que, a pesar de no sorprender, logra brillar en otros aspectos.
RoRo Nereus
https://7miedo.wordpress.com

6,3
5.559
10
30 de diciembre de 2024
30 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tony Scott debutó como director con El Ansia, una película que no solo marcó un hito estético en el cine de vampiros, sino que también exploró con notable profundidad las complejidades de las relaciones humanas y la sexualidad. Más allá de su deslumbrante puesta en escena, Scott utiliza la inmortalidad como un lienzo para indagar en los deseos más oscuros y vulnerables de sus personajes.
La sexualidad como motor narrativo
En el centro de El Ansia se encuentra una trama que trasciende las etiquetas tradicionales de género o de vampiros. La relación entre Miriam (Catherine Deneuve) y John (David Bowie) no es solo un retrato de la dependencia amorosa, sino una exploración de los límites de la fidelidad y el deseo. Miriam, como figura vampírica que trasciende el tiempo, es un personaje profundamente seductor cuya bisexualidad rompe con las convenciones narrativas de su época. Su conexión con Sarah (Susan Sarandon), una médica racional atrapada en un torbellino de deseo y misterio, transforma la película en un estudio del amor, el poder y la manipulación.
La relación entre Miriam y Sarah está cargada de simbolismo. Su encuentro no es únicamente erótico, sino una representación de la transformación y la entrega, con Miriam actuando como una especie de catalizadora de los deseos latentes de Sarah. Esta conexión física y emocional está construida con una sensibilidad que evita caer en el sensacionalismo, en cambio ofreciendo una reflexión sobre la atracción, el consentimiento y la dominación.
El peso de la mortalidad y las relaciones humanas
Mientras que el deseo físico es un componente esencial, El Ansia también aborda las dinámicas de control y abandono en las relaciones humanas. John, el amante inmortal que se enfrenta al deterioro físico, encapsula la angustia de la obsolescencia emocional. Su sufrimiento no es solo físico, sino también un reflejo de su creciente irrelevancia en los ojos de Miriam. A través de esta dinámica, Scott ofrece una dolorosa metáfora sobre el envejecimiento y la inevitabilidad del cambio en las relaciones.
La película explora cómo los vínculos emocionales y físicos pueden transformarse en jaulas. Tanto John como Sarah son víctimas de la seducción de Miriam, atrapados en una relación desigual donde el poder se ejerce mediante la inmortalidad. Sin embargo, en este desequilibrio también hay momentos de belleza y vulnerabilidad, mostrando que el amor y el deseo son tanto constructores como destructores de vidas.
Un deleite visual y narrativo
La estética de El Ansia es inseparable de su narrativa. La dirección de Scott, combinada con la estilizada cinematografía de Stephen Goldblatt, sumerge al espectador en un mundo onírico y sensual que refleja las emociones internas de sus personajes. Los juegos de luz y sombra, los espejos y los reflejos, y los colores cuidadosamente seleccionados subrayan la dualidad de atracción y peligro inherente a las relaciones humanas.
El uso de la música también contribuye a la intensidad emocional. Desde la icónica escena de apertura con Bauhaus interpretando "Bela Lugosi’s Dead" hasta los momentos de intimidad entre Miriam y Sarah, la banda sonora encapsula el tono melancólico y apasionado de la película.
Conclusión
El Ansia no es simplemente una película de vampiros; es un poema visual sobre los matices del deseo, la transitoriedad de las relaciones y la inevitabilidad del cambio. Tony Scott, en su debut como director, ofrece una obra que sigue siendo profundamente relevante por su tratamiento de la sexualidad como un hilo conductor esencial del guion. En un género que a menudo prioriza el horror sobre el corazón, El Ansia se erige como una exploración apasionante de las relaciones humanas, la fragilidad emocional y el poder transformador de la atracción.
La sexualidad como motor narrativo
En el centro de El Ansia se encuentra una trama que trasciende las etiquetas tradicionales de género o de vampiros. La relación entre Miriam (Catherine Deneuve) y John (David Bowie) no es solo un retrato de la dependencia amorosa, sino una exploración de los límites de la fidelidad y el deseo. Miriam, como figura vampírica que trasciende el tiempo, es un personaje profundamente seductor cuya bisexualidad rompe con las convenciones narrativas de su época. Su conexión con Sarah (Susan Sarandon), una médica racional atrapada en un torbellino de deseo y misterio, transforma la película en un estudio del amor, el poder y la manipulación.
La relación entre Miriam y Sarah está cargada de simbolismo. Su encuentro no es únicamente erótico, sino una representación de la transformación y la entrega, con Miriam actuando como una especie de catalizadora de los deseos latentes de Sarah. Esta conexión física y emocional está construida con una sensibilidad que evita caer en el sensacionalismo, en cambio ofreciendo una reflexión sobre la atracción, el consentimiento y la dominación.
El peso de la mortalidad y las relaciones humanas
Mientras que el deseo físico es un componente esencial, El Ansia también aborda las dinámicas de control y abandono en las relaciones humanas. John, el amante inmortal que se enfrenta al deterioro físico, encapsula la angustia de la obsolescencia emocional. Su sufrimiento no es solo físico, sino también un reflejo de su creciente irrelevancia en los ojos de Miriam. A través de esta dinámica, Scott ofrece una dolorosa metáfora sobre el envejecimiento y la inevitabilidad del cambio en las relaciones.
La película explora cómo los vínculos emocionales y físicos pueden transformarse en jaulas. Tanto John como Sarah son víctimas de la seducción de Miriam, atrapados en una relación desigual donde el poder se ejerce mediante la inmortalidad. Sin embargo, en este desequilibrio también hay momentos de belleza y vulnerabilidad, mostrando que el amor y el deseo son tanto constructores como destructores de vidas.
Un deleite visual y narrativo
La estética de El Ansia es inseparable de su narrativa. La dirección de Scott, combinada con la estilizada cinematografía de Stephen Goldblatt, sumerge al espectador en un mundo onírico y sensual que refleja las emociones internas de sus personajes. Los juegos de luz y sombra, los espejos y los reflejos, y los colores cuidadosamente seleccionados subrayan la dualidad de atracción y peligro inherente a las relaciones humanas.
El uso de la música también contribuye a la intensidad emocional. Desde la icónica escena de apertura con Bauhaus interpretando "Bela Lugosi’s Dead" hasta los momentos de intimidad entre Miriam y Sarah, la banda sonora encapsula el tono melancólico y apasionado de la película.
Conclusión
El Ansia no es simplemente una película de vampiros; es un poema visual sobre los matices del deseo, la transitoriedad de las relaciones y la inevitabilidad del cambio. Tony Scott, en su debut como director, ofrece una obra que sigue siendo profundamente relevante por su tratamiento de la sexualidad como un hilo conductor esencial del guion. En un género que a menudo prioriza el horror sobre el corazón, El Ansia se erige como una exploración apasionante de las relaciones humanas, la fragilidad emocional y el poder transformador de la atracción.

6,6
6.013
8
27 de diciembre de 2024
27 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Possession, dirigida por Andrzej Żuławski, es un ejercicio cinematográfico visceral que explora los límites del lenguaje audiovisual para representar el deterioro emocional, la alienación y la inestabilidad inherentes a las relaciones humanas. Este filme, una amalgama de horror psicológico, drama existencial y surrealismo, trasciende las convenciones narrativas para convertirse en una experiencia sensorial, profundamente perturbadora y cargada de simbolismo.
Contexto y Temática
Estrenada en 1981, Possession surge en un período en el que Europa todavía palpaba las tensiones de la Guerra Fría, y Berlín, donde se ambienta la historia, simbolizaba una fractura ideológica y cultural. Żuławski utiliza este escenario como un telón de fondo metafórico para narrar la separación de Mark (Sam Neill) y Anna (Isabelle Adjani), cuya relación se desintegra en una espiral de locura, celos y destrucción.
El muro de Berlín, omnipresente en la narrativa, es tanto un elemento literal como simbólico. Representa las divisiones internas de los personajes: las fronteras invisibles entre el deseo y la repulsión, el amor y el odio, la racionalidad y el instinto. Esta dicotomía no solo define la relación de los protagonistas, sino que también estructura el filme, confrontando al espectador con una dualidad desconcertante.
Actuaciones
Isabelle Adjani entrega una de las actuaciones más desgarradoras y físicas en la historia del cine. Su transformación en Anna es visceral: sus gestos espasmódicos y su mirada alucinada capturan la desintegración mental y emocional de una mujer atrapada entre fuerzas que no puede controlar ni comprender. La escena del metro, en la que su personaje colapsa en un acto de exorcismo físico y espiritual, es un testimonio de la intensidad con la que Adjani se sumerge en su papel.
Sam Neill, por otro lado, ofrece un contrapunto más contenido pero igualmente cargado de tensión. Su interpretación de Mark, un hombre intentando racionalizar lo irracional, resalta la fragilidad de la psique masculina frente a lo inexplicable. Juntos, Adjani y Neill forman un dúo dinámico que ancla la narrativa en un caos emocional desgarrador.
Estilo Visual
Żuławski utiliza la cámara de manera agresiva y fluida, casi como un personaje adicional. Los movimientos frenéticos y los ángulos poco convencionales crean una atmósfera claustrofóbica, donde la realidad parece desintegrarse junto con los personajes. La iluminación, fría y desaturada, resalta la alienación emocional, mientras que las incursiones en colores vibrantes durante las secuencias más surreales intensifican la sensación de irracionalidad.
El uso del espacio físico es igualmente importante: los apartamentos destartalados, los pasillos oscuros y los espacios públicos desolados reflejan el estado mental de los personajes. Berlín, dividida y hostil, es un personaje en sí misma, un espejo de la fragmentación interna de Mark y Anna.
Simbolismo y Género
Possession es un filme que se resiste a la categorización. Aunque superficialmente puede clasificarse como horror, su verdadera esencia radica en el drama psicológico y el surrealismo. La criatura diseñada por Carlo Rambaldi (responsable también del icónico E.T.) es tanto un símbolo de la obsesión como una manifestación de los deseos más oscuros e inconfesables de Anna. Este elemento fantástico, lejos de ser una distracción, refuerza la ambigüedad temática del filme: ¿es esto un relato literal de horror o una alegoría sobre el amor destructivo y la alienación existencial?
Żuławski también parece criticar las instituciones sociales y las expectativas de género. La maternidad, la masculinidad y la idea de "normalidad" se subvierten en favor de una narrativa que explora el caos y el deseo en su forma más pura y destructiva.
Conclusión
Possession es una obra maestra inquietante y difícil de clasificar que exige una entrega total por parte del espectador. No es una película que busque respuestas fáciles; en cambio, invita a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones humanas, la identidad y el miedo a lo desconocido. Żuławski ha creado un filme que no solo impacta visual y emocionalmente, sino que también desafía las percepciones convencionales del amor, el deseo y el horror.
Para aquellos dispuestos a sumergirse en su universo caótico y desafiante, Possession ofrece una experiencia cinematográfica única: un abismo oscuro que refleja las profundidades de la psique humana.
RoRo Nereus
Contexto y Temática
Estrenada en 1981, Possession surge en un período en el que Europa todavía palpaba las tensiones de la Guerra Fría, y Berlín, donde se ambienta la historia, simbolizaba una fractura ideológica y cultural. Żuławski utiliza este escenario como un telón de fondo metafórico para narrar la separación de Mark (Sam Neill) y Anna (Isabelle Adjani), cuya relación se desintegra en una espiral de locura, celos y destrucción.
El muro de Berlín, omnipresente en la narrativa, es tanto un elemento literal como simbólico. Representa las divisiones internas de los personajes: las fronteras invisibles entre el deseo y la repulsión, el amor y el odio, la racionalidad y el instinto. Esta dicotomía no solo define la relación de los protagonistas, sino que también estructura el filme, confrontando al espectador con una dualidad desconcertante.
Actuaciones
Isabelle Adjani entrega una de las actuaciones más desgarradoras y físicas en la historia del cine. Su transformación en Anna es visceral: sus gestos espasmódicos y su mirada alucinada capturan la desintegración mental y emocional de una mujer atrapada entre fuerzas que no puede controlar ni comprender. La escena del metro, en la que su personaje colapsa en un acto de exorcismo físico y espiritual, es un testimonio de la intensidad con la que Adjani se sumerge en su papel.
Sam Neill, por otro lado, ofrece un contrapunto más contenido pero igualmente cargado de tensión. Su interpretación de Mark, un hombre intentando racionalizar lo irracional, resalta la fragilidad de la psique masculina frente a lo inexplicable. Juntos, Adjani y Neill forman un dúo dinámico que ancla la narrativa en un caos emocional desgarrador.
Estilo Visual
Żuławski utiliza la cámara de manera agresiva y fluida, casi como un personaje adicional. Los movimientos frenéticos y los ángulos poco convencionales crean una atmósfera claustrofóbica, donde la realidad parece desintegrarse junto con los personajes. La iluminación, fría y desaturada, resalta la alienación emocional, mientras que las incursiones en colores vibrantes durante las secuencias más surreales intensifican la sensación de irracionalidad.
El uso del espacio físico es igualmente importante: los apartamentos destartalados, los pasillos oscuros y los espacios públicos desolados reflejan el estado mental de los personajes. Berlín, dividida y hostil, es un personaje en sí misma, un espejo de la fragmentación interna de Mark y Anna.
Simbolismo y Género
Possession es un filme que se resiste a la categorización. Aunque superficialmente puede clasificarse como horror, su verdadera esencia radica en el drama psicológico y el surrealismo. La criatura diseñada por Carlo Rambaldi (responsable también del icónico E.T.) es tanto un símbolo de la obsesión como una manifestación de los deseos más oscuros e inconfesables de Anna. Este elemento fantástico, lejos de ser una distracción, refuerza la ambigüedad temática del filme: ¿es esto un relato literal de horror o una alegoría sobre el amor destructivo y la alienación existencial?
Żuławski también parece criticar las instituciones sociales y las expectativas de género. La maternidad, la masculinidad y la idea de "normalidad" se subvierten en favor de una narrativa que explora el caos y el deseo en su forma más pura y destructiva.
Conclusión
Possession es una obra maestra inquietante y difícil de clasificar que exige una entrega total por parte del espectador. No es una película que busque respuestas fáciles; en cambio, invita a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones humanas, la identidad y el miedo a lo desconocido. Żuławski ha creado un filme que no solo impacta visual y emocionalmente, sino que también desafía las percepciones convencionales del amor, el deseo y el horror.
Para aquellos dispuestos a sumergirse en su universo caótico y desafiante, Possession ofrece una experiencia cinematográfica única: un abismo oscuro que refleja las profundidades de la psique humana.
RoRo Nereus
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