A pesar de cierto énfasis ficcional, la historia se organiza desde adentro, desde los personajes y sus inquietudes de vida. Si bien el repertorio es amplio y polifónico, unos pocos llevan adelante las ideas centrales de la serie. Los proxenetas son cuatro o cinco pero la voz que los representa es una sola. Con las mujeres que se prostituyen la variedad de caracteres es más amplia. Entre ellas, el foco de atención, por actuación y relevancia en lo que se cuenta, se lo lleva Maggie Gyllenhaal. Jan Franco se aproxima demasiado a la caricatura cuando compone a uno y otro de los hermanos gemelos. Frankie por encima de Vincent. Los diferencia la sobre actuación y poco más. La serie no intenta esconder el set, no se preocupa por el mandato realista. Si no fuera por el pulso narrativo las evidencias del trabajo de producción y filmación espantarían de inmediato al espectador. Las calles sucias de New York se ven demasiados sucias para ser verosímiles, artificialmente sucias podríamos decir, pero hasta el momento contribuyen con la estética de la obra, no la desdicen. Hasta el momento. Las discusiones pendientes (el lugar de la mujer, la violencia, la corrupción institucional, el delito organizado) motorizan la historia hacia el futuro.

El saldo final de las tres temporadas resulta altamente favorable. Un equilibrado ensamble, entre la construcción de las diferentes intrigas y la construcción de los caracteres o personajes, recorre toda la historia. La serie nunca pierde el ritmo narrativo. Como todo thriller, para el guionista resulta sencillo plantar diversidad de pistas distractorias o indicios que puedan llevar a la verdad. El problema se hace presente cuando las pistas e indicios se deben despejar otorgándole motivos-causas lógicas y verosímiles. Si la zaranda del espectador no se encuentra tejida con una trama excesivamente fina -lo que la convertiría en una exigencia desproporcionada para este tipo de productos- va a disfrutar de todos los aspectos del trabajo realizado, incluido el visual. Algunos críticos encuentran defectuosa la segunda temporada. Son lecturas personales y hasta antojadizas. Quizás de las tres temporadas se pueda cuestionar el casting (en parte, no por completo) de la última. No más que eso.