La comedia es el género, junto la tragedia, más venerable y como los propios clásicos estarían de acuerdo el género más difícil de escribir.
Para facilitar la tarea se recurren a clichés, gags, chistes y estereotipos de reconocida solvencia que además tendrán una mejor acogida por parte de los espectadores al recurrir a lugares comunes.
Esta película no es la comedia más original de todos los tiempos, al contrario, es una enciclopedia de todo aquello que funciona en el mundo del humor. Una obra de referencia para el presente y el futuro del género. Y como tal insuperable.

Pocas veces somos testigos de la evolución, ese lentísimo proceso que hace que los organismos consigan perpetuarse mediante sutiles cambios que permiten un mejor adaptamiento al medio.
No es el caso de The Office, esta serie es un paso más allá en la comedia, y desde luego nada discreto, es como pasar de un simio primitivo a un hooligan gritón con el nombre de su equipo tatuado en letras amarillas en la frente.
Tomando lo mejor de su original versión inglesa la oficina de Scranton convertirá los acontecimientos más ordinarios y vulgares posibles en verdaderas hazañas extraordinarias.
¿Su secreto?, desvelar que incluso lo más insípido y mediocre es divertido si lo llevamos al absurdo.
Esta serie ha logrado establecerse en un nicho seguro que le garantiza cierta estabilidad, esperemos que sus responsables y protagonistas puedan tener oportunidades de expandirse a nuevos horizontes.

La Soberbia era la peor transgresión que los griegos podían cometer en su escala de valores, los autores cristianos, quienes más tarde dieron forma a nuestra civilización, instruidos en la cultura clásica mantuvieron este mismo principio. De paso también elaboraron a su gusto los cánones de la música occidental que se mantuvieron vigentes hasta el Punk, el mayor insulto a la cultura musical que se hubiese nadie atrevido a realizar. Contando que los artistas Punk apenas sabían tocar un instrumento tenemos por fin ese acto de Soberbia supremo que nos llevará al desastre: la música ya no tiene forma. Es el fin de la cultura, el final del mundo.
La película narra precisamente la historia de la escena músical de Madchester, el Leviatán que arrasará todo a su paso.
La historia es relatada de forma brillante, con un pulso y una armonía propia de las mejores piezas musicales.
Siendo el Rock una galería de excesos no nos extrañe que esta película sea excesivamente brillante.