Cada vez que busco determinar la nota, la imponencia de Islandia y el fantástico trabajo de fotografía se interponen en mi inevitable camino al suspenso. Pero entonces, cuando el aprobado va a sacar la cabeza, la terrible experiencia argumental se cierne sobre el paisaje de mi opinión cual borrasca atlántica huracanado, infestada de sulfúrico humo volcánico y terribles cantos esporádicos. Y ahí me digo: "No: he sufrido contigo. No te vas a llevar el aprobado".
Tremendo peñazo. Más grande que la isla. Deambulas por ella con la esperanza de que alguien hable, pero cuando abren la boca ruegas que callen (¡que callen, por el God de su título!). Sosos hasta el extremo, la falta de carisma de los personajes resulta insoportable. Leo usuarios que se quejan de los caballos; pobrecitos, no caen en lo que significaría su ausencia. Hasta ser equino supone un alivio interpretativo frente a una falta de personalidad que escuece, más si cabe, en medio de los excepcionales fotogramas que de vez en cuando caen, como un reloj de pared que suena cada cuarto de hora. El perro, directamente, podría presentar firme a candidatura a la actuación más potente de la película. De no existir la más joven del reparto no tendría ni que hacerlo: directamente no tendría rival, la victoria sería incontestable. Lo cual resulta preocupante.
¿Significa eso que el resto de actores han hecho un mal trabajo? Sinceramente, creo que no. Creo que les han dado un material con el que no pueden más que transmitir '-' o =(. Y, vamos, contagioso en el espectador es: entre el '-' y el =( te quedas seguro, con permiso del omnipresente -_-
Por no ocultar lo bueno, aparte de la fotografía, decir que abundan escenas que resulta impresionante que hayan sido captadas. Lo natural (lo animal, lo salvaje, lo indirigible) resulta un imperial roble centenario. Pero es que se trata de Islandia: preciosa en imagen, pero donde no crecen los árboles.
Porque solo es un gigantesco y tremendo peñazo.

Tras la entretenida primera parte, el regreso de la franquicia generaba opiniones del tipo fantasmada" o "segundas partes nunca fueron buenas" desde antes de que saliese el primer tráiler. Una vez visionada, a los titulares de este tipo de comentario les han convalidado el título de Profeta en la Universidad del Asentimiento con la Cabeza.
La película mantiene bastante en forma la diversión cómoda de la primera entrega, viendo disminuida su calidad por evidentes errores en el montaje, un humor irregular cual carretera de ayuntamiento en quiebra y, sobre todas las cosas, una falta de realismo interno que —cual de si oxígeno en una caja fuerte bajo el agua se tratase— sofoca a la cinta.
Y es que uno de los puntos de verdadero atractivo de la saga es el trato de ese límite entre lo que puede ser y lo que no dentro de la realidad del filme. Si bien ya en su precursora habíamos encontrado fracturas que aceptamos por el bien de nuestras palomitas, en esta lo que consiguen es que las situaciones se tornen predecibles y comentables antes de que sucedan, dándonos un clímax bostezable y la traducción de recursos visuales llevados al extremo a constantes "¡Venga ya!".
En cuanto al reparto —ya despojado de la insulsa jinete femenina de la anterior—, Ahora me ves 2 incorpora acertadamente a una Lizzy Caplan por encima de los descabezados momentos de su personaje, así como a un Radcliffe directamente descabezado él, en una participación de lo menos atractivo que he visto en años. Harrelson y Ruffalo siguen en su eficaz línea, junto con unos Eisenberg, Freeman y Caine infinitamente desaprovechados y un Dave Franco que resulta ser de lo mejor de la cinta.
En resumen, entretenida, sin duda, claro que volveré a tenerla de fondo una noche de WhatsApp en la que la den por la tele; pero no la veo merecedora de la consecución del nivel de Recomendable.

Con permiso de la reciente Logan y sus notables diferencias con el resto de la saga, Primera Generación es con seguridad la mejor cinta de X-Men hasta la fecha. Si bien, casi por tradición, alguna horterada se cuela, la cinta tiene un gusto general muy por encima de alguna de sus hermanas, de la mano de un argumento en el que se puede ver una interesante visión de cómo las experiencias pasadas se entrecruzan con los valores.
Las actuaciones de secundarísimos se ven grotescas ante el eclipse al que los someten los principales protagonistas, entre los que —como todo el mundo, con razón, dice— hay que destacar a un Fassbender fulgurante, magnético, valiendo el juego de palabras. Solo por él y tres o cuatro escenas descomunales tanto en lo visual como en lo conceptual, vale la pena verla.

Decían las críticas de prensa que Johnny Deep se había marcado uno de los papeles de su carrera; tengo la sensación de que no han exagerado. Black Mass no tiene un argumento despampanante, ni es un título que —crea— vaya a ser especialmente recordado con el paso de los años; sin embargo, el nivel de las actuaciones es portentoso.
No solo estamos ante una maravilla de interpretación del inspirado Deep —capaz, a media película, de ponerte en tensión con su simple movimiento—, sino que tras él hacen acto de presencia una recua de maravillosos papeles que difícilmente pueden ser ignorados.
Toda una buena elección para amantes del cine negro.

Tras el naufragio de En mareas misteriosas, cualquier cosa podría parecer potable, y más con el esperado regreso de Bloom. Sin embargo, fase tras fase se suceden los estropicios en el argumento, falto de realismo interno y con una coherencia con sus predecesores flirteando con el insulto al fan.
Como de costumbre, la espectacularidad visual y las diferentes variaciones de su carismática banda sonora parecen levantar todo con la facilidad con la que personas, casas o barcos lo hacen en la pantalla. No le salva de la quema.
Sparrow protagoniza, además, su peor participación de toda la saga, sosa, repetitiva y falta de la chispa que le caracteriza, adjetivos y complementos fácilmente extensibles a todo el humor de la cinta.
¿Mejor que la cuarta? Sí. Pero saliendo de la sala se oía "decepción" cual coro de infaustas sirenas.