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Alemania Alemania · Münster
Críticas de Antonio
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de mayo de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drive es un film sobre un héroe. Así lo indica la irrupción del tema ‘A real Hero’ en dos momentos clave de la película. El héroe es el ‘conductor’. Antes de que se ponga en movimiento el drama, vemos cómo en el hombre se alternan la luz y las sombras: de día trabaja como doble para escenas de accidentes y de noche sirve de conductor para la fuga de ladrones. Ambas actividades están conectadas por dos aspectos: requieren de un conductor y ponen en peligro la vida. Como ‘conductor’ se es simplemente un medio. El conductor domina su técnica y la pone a disposición de los fines del mejor postor. La indiferencia frente al ‘complejo de fines’ tiene su reflejo existencial en la constante puesta en peligro de la vida del conductor.

Son los antecedentes de nuestro héroe: un gran técnico que no se inoportuna por el sistema de valores de la sociedad y que, en consecuencia con esta actitud, no tiene apego a su vida. Sin embargo, todavía no tenemos un héroe. Todo héroe se debe a una prueba. El amor no constituye la prueba, pero es la condición para que el ‘indiferente’ pueda ser puesto bajo prueba. Por el amor el mundo del conductor comienza a ser significativo. Mas el héroe comienza donde termina el amante. ¿Puedes amar tanto que te quedes tú mismo a un costado? es la pregunta que mide el importe del héroe.
El sacrificio del conductor no esconde sin embargo sus sombras. Sombras que a la amada también pueden dañar y que incitan al héroe a volver a su soledad. Luces y sombras parecen constituir la materia prima del héroe. Decimos de un hombre que es héroe ‘anti-héroe’. Es quien se destaca por cometer actos heroicos sin dejar a un lado sus bajezas humanas. La figura del anti-héroe puede incluir estas bajezas en distintos momentos: antes de ser un héroe, en el acto de heroísmo y en la posterior vida del héroe ya constituido como tal. Del énfasis que se ponga en estos distintos momentos surgen las diferentes concepciones del anti-héroe.
Las sombras del anti-héroe no son tampoco cualesquiera sombras. Resuenan aquí las palabras de Hölderlin: ‘pero donde hay peligro, crece también lo que salva’. La indiferencia frente a la vida y el amor a la soledad, dos marcas irrenunciables del anti-héroe, crecen como malas hierbas hasta que sobreviene la posibilidad de ponerlas a disposición de un fin superior. Lo mismo ocurre con la técnica del anti-héroe, indeterminada por sí misma, dispuesta de un modo determinado por un fin que se encuentra más allá de sí.
El amor es el verdadero origen de la moral. ‘Se es introducido’ en un sistema de valores ‘por el amor’. El anti-héroe es quien puede avizorar la presencia del Bien desde las tinieblas de una sociedad nihilista y a pesar de las tinieblas propias. En el fondo de las tinieblas – en el corazón del solitario – nace también la luz. Por eso es que los anti-héroes antes que fundar una moral, son quienes en la oscuridad pueden todavía reconocer las señales del camino. Y sólo el amor es lo que permitirá ver a estos topos.
Antonio
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