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Críticas de GuiLLe22496
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
7
15 de enero de 2016
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía Quentin Tarantino que tenía como objetivo realizar tres westerns antes de retirarse. El primero fue Django Desencadenado, un notable entretenimiento de temas raciales, sangre y violencia con el sello inconfundible del director. El segundo viene de la mano de ocho personajes tan odiosos como interesantemente ricos, en un compendio de actores que van desde Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh o Tim Roth, entre otros veteranos y reconocidos intérpretes.

Tarantino, desde aquella ópera prima que lo encumbró en lo más alto con Reservoir Dogs, ha dejado patente en cada una de sus creaciones su estilo personal, por lo que esta vez no ha sido la excepción y, sorprendentemente, tampoco se ha comido mucho la cabeza: el planteamiento inicial de aquella ha sido trasladado al contexto del viejo oeste, y con el punto de mira en Agatha Christie ha hecho un revuelto bastante apetecible de todos estos elementos, cocinado a un fuego lento por el don de su cocinero. Situada años despues de la Guerra de Secesión en Estados Unidos, na serie de variopintos personajes terminan aislados en la Mercería de Minnie, atrapados por una tormenta y condenados a entenderse para sobrellevar la situación. Pronto, empezarán a sospechar que quizás no lleguen a sus destinos como habían previsto...

Lo primero que ha de aclararse que de western tiene simple y llanamente la ambientación y el contexto, puesto que los personajes y la interacción entre ellos en el tenso cuchillo que maneja el cineasta es el centro de The Hateful Eight. Un popurrí de intriga y misterio con cada una de sus manías y virtudes conocidas por todos: explosivos gags, ironía, humor negro y una desmesura por la sangre que vuelve (como ya le pasó en Django) a estallar en su tercer acto. Sin embargo, en comparación con sus últimos trabajos, todo resulta serio, deliciosamente serio cabría añadir y bastante más contenido de lo habitual, faceta que viene a confirmar una madurez en la dirección que tiene su muestra más palpable en sus casi 3 horas de metraje.

No obstante, hay algo que flojea y bastante, y por desgracia no es la primera vez que vuelven a acusarse estos síntomas. A Tarantino le han faltado balas en el revólver. Los chispeantes diálogos siguen presentes (brutal y brillante la peorata de Samuel L. Jackson en otro personaje inolvidable) y las raciones esperadas por los fans satisfacen de sobra el hambre, pero se presenta un pero importante. Porque más allá de sus constantes y excesivamente largos puntos muertos que sufre la primera mitad de la cinta, el mayor pecado de un director de su nivel es no tener una idea impulsora, un concepto que lleve a la creación de un trabajo para contar algo más que una historia y desafortunadamente esa bala no ha sido disparada. El talento es indiscutible y su mano para los actores sigue intacto, pero Quentin parece empeñado desde ya hace varios años en centrarse en su disfrute personal, y hay tanta maestría en él que nos hace disfrutar también a nosotros. Aún así, debería ir pensando en poner todo ese trabajo al servicio de una idea que realmente valga la pena, encontrar un fundamento que aporte un verdadero sentido a un relato que no presta mucho atención a los elementos que le rodea.

Es una buena película sin duda, con un puñado de secuencias magistrales y otras tantas de exagerada duración que no llevan a ningún lado, acompañada junto a la sensacional banda sonora de Ennio Morricone, pero señor Tarantino, no estaría mal que la próxima vez no realice por realizar una "de pistoleros", pues parece que la fabricación de Los odiosos ocho haya sido exclusivamente por y para su persona, un majestuoso revólver descargado y fútil.

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GuiLLe22496
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7
31 de octubre de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es extraño el temor que empieza a rezumar en las distribuidoras de cine, como tampoco hay que sorprenderse de la bajada de nivel que ha sufrido ‘True Detective’, cuestiones que tienen su origen en un denominador común que no es otro que la próxima televisión del futuro, una renovada y actualizada forma de visionar los productos audiovisuales acorde a los tiempos de la era de Internet y sobre todo, a un director que ha puesto las espadas altas y las expectativas en una vara de medir realmente elevada. Por ello, ‘Beasts of No Nation’ está dando mucho que hablar, pues nos encontramos con la introducción de Netflix en el ámbito cinematográfico por la puerta grande, aún con sus irregularidades, pero suponiendo una forma modélica para empezar en un, hasta ahora, territorio desconocido.

Y de la mano, iniciándose en ese camino, ha entrado Cary Joji Fukunaga para contarnos la historia de Agu, un niño africano que se ve obligado a revolcarse en la encarnizada guerra de un país cualquiera y de un conflicto cualquiera, pues aquí no importa ni el qué ni el por qué, y es en el retrato de un chico obligado a adaptarse a circunstancias que por terribles, no deja de ser algo frecuente en una representación de un colectivo. Su director, como ya hacía gala en la primera temporada de la serie detectivesca, narra con brío, brillantez y crudeza una travesía de horrores tratada con belleza, explotando no solo un guion para contar sino la parte meramente visual para transmitir. Unos primorosos 20 minutos iniciales se suman a una serie de escenas que van dejando no destellos, sino centellas de un poderío en las imágenes deslumbrantes, llegando al corazón de lo emocional y confirmando el talento del californiano para exprimir la pantalla. Y a ellas hay que agradecer la salvación de algunos tramos irregulares, que roza peligrosamente con derrumbar el conjunto y se sobrepone a ciertos momentos en el que el foco se desvía a lugares correctos pero equívocos en una historia bélica en el fondo, pero sin ser lo primordial, aspecto que el propio film se olvida en ocasiones. Esa confusión arrastra algunos puntos muertos en exceso largos derivando en una duración demasiado abultada, pero que por suerte no termina por condenarla.

Y en todo el enmarañado de la selva y su espectacular fotografía, con balas, hachazos y sangre incluida, sobresalen dos figuras: la de un Idris Elba que se come la pantalla cada vez que aparece con un personaje imponente y claras dotes de liderazgo, y la del pequeño Abraham Atta, cuya fascinante interpretación supone una de las grandes sorpresas del año; el primero por brutal, seco e impactante, a la vez que realista y sádico y el segundo por una conmovedora representación, tan difícil como certera y un encuentro del equilibrio prácticamente perfecto entre la sensiblería y la falta carente de emociones, a pesar de un reiterado uso de la voz en off que no siempre funciona como debiera. Es entonces, en la interacción entre estas dos bestias donde el film brilla con más potencia, en la relación que ciertamente podría haber sido más explotada, pero que destila un sobrecogedor torrente de emociones y que bien podría valer unas nominaciones a los Oscar. Entre tanto, Fukunaga maneja con acierto el contraste de situaciones a la par que conjuga el realismo con la parte más lírica de la guerra y sus consecuencias, una experiencia agotadora y francamente potente y desoladora

Finalmente, la reflexión de una película con contundentes críticas hacia la guerra, la hipocresía y la ignorancia premeditada, ademas de diversas cuestiones sobre la esencia de la vida y el propio ser humano; temas tan trascendentes como lo puede ser el producto que nos ocupa y aunque es temprano para saberlo, se empiezan a ver esbozos de lo que es una forma futura de distribución de películas. Ha empezado fuerte y Netflix sabe de su importancia, así como la cadenas distribuidoras, las cuales muchas se han negado a proyectarla en cines. ‘Beasts of No Nation’ es una buena muestra de lo que pueden conseguir las plataformas online, y su ascenso y recepción pueden suponer una brecha en el cine tal y como lo conocemos, si bien ello no supone que termine desapareciendo el formato actual, pero puede haberse abierto un camino más moderno, digitalizado y con claras vistas hacia una remodelación profunda en el panorama cinematográfico. Si se confirma o no o si es para mejor o para peor, solo el tiempo lo dirá, pero quizás la obra de Fukunaga y su equipo no solo sea una excepcional película, sino un punto y aparte en la industria del cine.

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GuiLLe22496
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8
30 de diciembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha habido un despertar. Algunos lo llamarán nostalgia, otros magia y el resto simplemente un recuerdo, pero al fin y al cabo todos coinciden en lo mismo, bien sea de forma moderada o excesiva. El Episodio VII recupera aquello que muchos añoraron en esa trilogía de precuelas que supuso el paso al lado oscuro de su creador, un George Lucas seducido por el poder del dinero, del exceso y de los efectos especiales. Abrams vuelve a la fuente original para rehacer los entresijos de la aventura que predominaba en los inicios del icono cultural que es y seguirá siendo Star Wars. Es lo que los fans pedían, lo que el público deseaba volver a encontrar y J.J., como ya hiciera con ‘Misión Imposible y ‘Star Trek’, devuelve las peticiones en forma de actualización en detrimento de la innovación.

El primer paso era claro: borrar de las memorias las precuelas y ofrecer las sensaciones de hace 30 años. Cumplido con nota. El siguiente, establecer las bases para las secuelas venideras y episodios, que esta vez sí, deben ser los encargados de desarrollar los fundamentos para justificar la creación de una nueva trilogía (y una serie de spin-off) que permita explorar la riqueza del universo galáctico y abrir las puertas hacia nuevos y emocionantes caminos. Cumplido a medias. Y es a medias porque nos faltan las otras dos piezas del rompecabezas, que habrá que mirar y valorar con perspectiva cuando todo encaje correctamente en su sitio.

En lo concerniente de manera exclusiva a este trepidante episodio cumple con todo lo pedido: el regreso de nuestros antiguos héroes, con el incansable carisma de Han Solo; la aparición de nuevos personajes, con una nueva y reveladora estrella llamada Rey, que es, con permiso de Leia, la heroína que Star Wars estaba esperando; y la búsqueda finalizada entre lo nuevo y lo viejo, la actualización nostálgica tanto para los veteranos como para las nuevas generaciones. Recicla partes de las más memorables entregas, en especial de ‘Una Nueva Esperanza’, pero la balanza se equilibra con la frescura de Boyega, Isaac y Ridley, quienes arrasan cuando interactúan entre ellos, pues el film funciona mejor cuando construye su propia identidad y deja en un segundo plano los (maravillosos) enganches de pasadas generaciones.

Resulta delicioso el carisma arrollador desprendido por ‘El Despertar de la Fuerza’ en su vertiginoso trayecto, que con sus más y sus menos, ofrece una reconciliación admirable. No se encuentra exenta de fallos, sin embargo, entre ellos una duración que se alarga durante unos minutos de más y la falta de definición de algún que otro personaje, pero lo que importa está y es necesario comprender y recalcar el quid de la cuestión, pues el objetivo de esta primera parte no es expandir, sino asentar para a partir de la base construir. Los cimientos son sólidos y necesitan ser moldeados, tarea delegada ya en Rian Johnson y Colin Trevorrow, y lo único que nos queda es esperar mientras contemplamos la apertura de un camino esperanzador, de una nueva y emocionante aventura, repleta de personajes tremendamente atractivos y llenos de carisma, de un maravilloso despertar que nos invita a volver a soñar con mundos lejanos, jedis, sith y espadas láser. La fuerza, por suerte para nosotros, es intensa en Abrams, quien devuelve al fin el equilibrio en la galaxia.

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GuiLLe22496
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4
20 de agosto de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cameron Crowe lo tenía todo a su disposición: buenos y conocidos actores, una localización tan exótica como Hawai y un punto de partida, que aunque ya mil veces manido, daba lugar a crear situaciones comprometidas que sacaran las sonrisas al espectador. Es por todo ello que el nuevo film del director estadounidense resulta una decepción, porque ‘Aloha’ es un producto irregular, con un guion lleno de incoherencias y un desaprovechamiento enorme de todos los elementos que tenía para, al menos, crear una comedia decente.

La historia sigue al contratista y ex-soldado Brian Gilcrest (Bradley Cooper), que viaja hacia Hawai para supervisar el lanzamiento de un satélite. Allí se volverá a encontrar con el antiguo amor de su vida Tracy Woodside (Rachel McAdams), mientras va conociendo a su capitana y guía por la isla, Allison Ng (Emma Stone), de quien empezará a enamorarse.

‘Aloha’ podría haberse convertido fácilmente en una de esas raras comedias que dejan un buen sabor de boca en el espectador, como ‘Crazy, Stupid, Love’ en 2011, pero Cameron falla en lo más importante, en el guion. El film es todo un conjunto de piezas que nunca terminan de encajar unas con otras, reúne diferentes temas como el romanticismo, la comedia y el drama (e incluso una critica política), sin encontrar la manera adecuada para combinarlas. No consigue unificar todo esos elementos en un mismo tono, y en vez de conseguir una narrativa fluida, la historia va avanzando a trompicones, cambiando de estilo según vaya dictando el guion. Hay algunas situaciones que están correctamente construidas, sobre todo en el tramo central del metraje, donde se aprecia una interacción mas natural y una comunicación entre los personajes mas íntima y personal; pero como suele pasar durante todo el film, Crowe se vuelve a desviar hacia otros temas que no encajan en la mecánica del relato y desperdicia el buen hacer de esos minutos.

Es un sinsentido de situaciones y diálogos con unos personajes poco definidos, con algunas lineas que rozan lo ridículo y lo incoherente, y una historia demasiada auto-complaciente que espera, erróneamente, que la salven sus actores protagonistas. Actores, que dicho sea de paso, hacen lo que pueden y en el caso de Bradley Cooper y Rachel McAdams, consiguen salvar a sus personajes de manera más o menos eficiente. Pero la que sale menos beneficiada es el personaje de Emma Stone, que se lleva sin duda el peor tratamiento de un fallido guion con las frases más vergonzosas de la película, y que ni siquiera la actriz consigue salvarlo a pesar de sus evidentes esfuerzos, solo logrando en ciertas situaciones explotar su talento. Tampoco Bill Murray, que aparece como secundario, consigue sobreponerse a un personaje que poco o nada ayuda al film y que, claramente, podrían haberse ahorrado. Es todo un conjunto de personajes que toman decisiones que van contra la lógica y el sentido común, y que lo único positivo que se pueden sacar de ello es gracias a los actores que los interpreta, que sí consiguen enamorarnos con sus miradas y su talento.

La dirección no es mala, aunque a veces al igual que su guion, se desvían a técnicas que rompen con la tónica de la cinta; y la fotografía, a pesar de ser una de las mejores cosas del conjunto, también podría haberse explotado más, ya que las impresionantes estampas de la islas hawianas es un marco perfecto para una película de este género y así, haber conseguido un estilo más colorista del que finalmente termina siendo. Algunos temas, como la crítica hacia el ejercito estadounidense y su política no termina de estar clara, siendo incoherente y con una resolución floja y tomada muy a la ligera, que no termina de apostar por una forma de abordar el asunto. Mentiría si dijera que el film no es medianamente entretenido, pero sus formas tan chapuceras y su contenido tan mal desarrollado condenan a una comedia que resulta demasiada ingenua.

‘Aloha’ es un trabajo irregular, sin un tono definido y una serie de elementos totalmente desaprovechados y mal combinados. No tiene un rumbo a seguir, sus personajes están desdibujados y ni siquiera los actores consiguen salvar un guion que se hunde por sí solo. No es un desastre absoluto, ya que en lineas generales podríamos decir que es algo entretenida, pero son muy escasos los momentos que hagan recomendable un visionado que, mas allá de su atractivo reparto, es irremediablemente olvidable.

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GuiLLe22496
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6
2 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joy se siente atrapada. Vive con su madre, sus hijos y su exmarido, a los que se le suma la presencia de su padre. Desde niña su gran sueño ha sido la creación, construir. No importa tanto el qué o el cómo, sino aprovechar su don, ya sea para un edificio, una mesa o un simple bolígrafo, pero su situación familiar y económica siempre ha sido un obstáculo y las cuatro paredes de su casa son una prisión para su talento, encerrada por un contexto que no puede manejar.

Sin embargo Jennifer Lawrence no tiene tantos problemas. Las restricciones y limitaciones impuestas no resultan un impedimento para ella. Las cuatro paredes de David O. Russell, llena de constantes cambios de tono y dibujada con pinturas de una calidad cuestionable que van deshaciéndose tanto en el muro como en nuestra memoria, ofrece simplemente otro escenario para que la actriz vuelva a explotar su talento en otra gran actuación. La casa del cineasta, un nuevo trabajo que vuelve a unir a Lawrence y Russell por tercera vez (una colaboración beneficiosa, la primera para lucirse y el segundo para usar a la primera como salvavidas), es agradable a la vista y al oído, no molesta y es ligera. Como un anuncio de teletienda, y como bien señala el personaje de Bradley Cooper, no influye en demasía la cara bonita, ni el maquillaje, ni las luces al vender tu producto, sino lo qué haces con las manos, la forma de mostrar el objeto deseado a la audiencia. Por suerte para ‘Joy’, su estrella televisiva luce bien de cara a la galería y también sabe qué hacer con el material, pues ella es quien lleva el peso de un relato sobre un éxito tan cotidiano como extravagante.

Pero lo cierto es que los demás elementos de este pequeño circo, que va dando tumbos entre la parodia, el drama y la teatralidad, son acertados en su individualidad, aunque no así en la torpeza narrativa de un guion que no sabe qué teclas apretar. Un aspecto que afecta a un desarrollo que avanza a saltos y trompicones, sin mucha claridad, y que deja a una Jennifer Lawrence sola ante las cámaras, dejándonos su actuación más sutil en toda su carrera y siendo, obviamente, el anuncio más destacado de este entretenido, aunque vacuo producto.

Más críticas en: elseptimocritico.wordpress.com
GuiLLe22496
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