Película mala sin paliativos, el guión es de un simplismo atroz, las interpretaciones flojas (nunca había visto tan mal a Maribel Verdú), y el desenlace absurdo. Lo mejor, que dura poco. Bueno, y que de puro mala, te puedes reír con algunas escenas supuestamente dramáticas.

Que la franquicia de precuelas de “El planeta de los simios” no iba a ninguna parte quedó claro desde la primera película, al traicionar el mensaje de la original: el origen del planeta de los simios no era la guerra nuclear sino un fallido experimento farmacológico. A partir de ahí la serie ha ido en picado, hasta llegar a este engendro. Aburridísima y simplona, no he podido pasar de la primera hora de metraje. Un horror, con todas las letras.

Tan mala como aparenta en un principio, o incluso peor, lo único bueno que puede decirse de este pésimo ejemplo del cine de superhéroes -y de superheroínas- es que Henry Cavill, el peor Superman de la historia, de largo, tiene un papel escaso. Lástima de Jeremy Irons y de Amy Adams, buenos actores absolutamente desaprovechados. Un desastre, en fin, que no sirve ni para pasar el rato.

Horrible. Desde el minuto uno lo único que quieres es que acabe ya, para no prolongar el sufrimiento. ¿Feminista, dicen algunos? No me hagan reír. Mala, sin paliativos, y sin necesidad de más adjetivos. Si tienen más de una neurona funcionante, evítenla, por favor.

Remake no declarado de "Seis días y siete noches", lo que en esta última era comedia y divertimento, aquí resulta drama y aburrimiento. Bonitas montañas, un perro, un accidente de avioneta, y una pareja de desconocidos que, sorpresa, acaban enamorándose, pese a que ella (doble sorpresa) está a punto de casarse.

Todo absolutamente previsible, y centrado en una historia romántica de escaso interés, pues ni siquiera parecen interesados en dar credibilidad a la historia de supervivencia. Como ejemplo, una ventisca (sabemos que hay ventisca por el sonido ambiente) en la que no se mueve una rama, ni una hoja, ni una brizna. Como ha dicho alguien antes que yo, ideal para la siesta de un domingo. Pena de buenos actores mal aprovechados.