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España España · Valencia
Críticas de Iris G
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
3
20 de marzo de 2017
28 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney ha decidido recrear uno de sus mayores éxitos de animación, La Bella y La Bestia (1991), en una película acción real. Pero, muy lejos de aportarnos algo diferente después de tantos años, este film se basa casi al milímetro en el clásico de 1991, saliendo así gravemente perjudicado.

Pese a que en esta nueva adaptación de Disney se hayan incluido nuevas escenas y canciones con respecto a su primera versión animada, el hecho de querer seguir la historia a rajatabla crea escenas forzadas que impiden que la historia fluya como en el anterior film. Esto influye a su vez en la interpretación del elenco, que, aunque a simple vista parezca acertado, el relato se desarrolla mediante diálogos postizos y acciones frías y bruscas que buscan su máxima similitud con las de los personajes animados de su versión anterior. Esto es lo que ocurre cuando en un casting se buscan caras guapas que queden bien en pantalla y no actores y actrices como toca. Al final lo bonito sale caro.

Por otra parte, el trabajo de recreación de los escenarios, vestuario, personajes y atrezzo es gratificantemente notorio, ya que si algo ha cuidado Disney en esta cinta es la ambientación y la puesta en escena. Aunque en algunas ocasiones sea molestamente irreal, no tenemos que dejar de lado que se trata de una película de fantasía, género que permite (hasta cierto punto) explotar estos aspectos. Sin embargo, los efectos especiales utilizados para este film no son suficiente como para que digamos que se trata de una buena producción, pues parece que se trate de una película meramente exhibicionista, sin inquietudes cinematográficas. Pero últimamente es a lo que Disney nos tiene acostumbrados.

En cuanto a la banda sonora, es francamente decepcionante, no solo porque las canciones que todos conocemos parecen haber perdido su ritmo original, sino porque además se ofrecen en versión doblada, ocultando de este modo uno de los trabajos más costosos del reparto: la interpretación musical. Y mejor dejemos de lado las nuevas canciones incluidas que se asemejan a versos escritos a correprisa. Esta nueva adaptación de Disney de uno de sus clásicos abusa en demasía de los temas musicales, explotando este factor al máximo y viéndose por esto una vez más perjudicada.

Como el propio título de esta critica indica, concluiré con que es una película más que innecesaria, contando con un guion que se desarrolla al servicio de los efectos especiales sin aportar nada nuevo y ensuciando la originalidad de su predecesor animado.
Iris G
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8
20 de marzo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta es, sin duda, mucho más brillante en su primera parte, hasta a que se nos muestra a un Saroo adulto. Las desdichas que sufre el pequeño son fuertemente desgarradoras y se clavan directamente en el corazón del espectador. En esta primera parte no solo se nos cuenta el viaje de Saroo, sino que también vemos la situación que sufren día a día miles de niños indios, siendo su destino mucho más desafortunado que el de nuestro protagonista, al que podemos considerar, pese a perder a su familia biológica, un niño con suerte.

Este comienzo del film deja el listón muy alto, tanto que ni siquiera su segunda mitad ha podido mantenerse al mismo nivel y es salvada, sencillamente, por su magnífico reparto. Sin embargo, el elenco sigue sin superar el carisma que deja en la pantalla Sunny Pawar, el pequeño y valiente Saroo.

En la segunda parte, nos encontramos con un joven y ya adulto Saroo, interpretado por Dev Patel, siendo esta la mejor actuación de su carrera, pese al éxito de Slumdog Millionare (2008). Saroo se nos muestra como un hijo ejemplar, a diferencia de su otro hermano, también adoptado de la India, Mantosh, que vive apartado de la familia y tiene cierta adicción a las drogas. En un curso de dirección de hoteles, Saroo conoce a Lucy, una chica con la cual entablará una tierna relación. Aunque Lucy tenga una importancia bastante relevante dentro de la vida de Saroo, no la tiene en absoluto en la película, pues este papel secundario, interpretado por Rooney Mara, es inevitablemente eclipsado por la perfecta actuación de Nicole Kidman como la madre adoptiva del joven.

Esta segunda mitad del film, sin ser tan desgarradora como la primera, nos muestra sobre todas las cosas la actitud de perseverancia de un joven que, aun habiendo tenido una vida privilegiada, no puede evitar sentirse culpable por su propia desaparición y la pérdida de su familia biológica, viviendo atormentado por los vagos recuerdos que todavía permanecen en su memoria. Un sentimiento de culpa que le llevará a tratar de encontrar a su familia a toda costa.
Iris G
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8
20 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejemos de lado que esta película habla sobre la situación de Jacqueline Kennedy, la 37ª primera dama de los Estados Unidos, tras la muerte de su marido, J.F. Kennedy, y hablemos de la historia de una mujer que vio como disparaban a su marido delante de sus ojos y que sintió como se le iba la vida sobre su regazo, tratando de detener la hemorragia. Hablemos de una mujer que perdió dos hijos antes de que su marido fuese asesinado, y que se vio de la noche a la mañana con las manos vacías y el corazón roto, pues es la historia que trata de contarnos Pablo Larraín. Pese a que se trata de la muerte de un presidente de los Estados Unidos, el director no nos habla de política, de la que solo nos da unas ligeras pinceladas, sino que se centra en el duro impacto psicológico que sufrió Jaqueline Kennedy, que muestra cambios de humor, inseguridad, dolor, rábia… Sentimientos que son, en ocasiones, apaciguados con la serenidad de Bobby Kennedy (Peter Sarsgaard), que es su principal punto de apoyo junto con Nancy Tuckerman, su secretaria.

Larraín nos muestra la angustia de Jackie Kennedy mediante primerísimos primeros planos que nos regalan una expresión brillante por parte de Natalie Portman, planos que llegan en ocasiones a ser agobiantes, representando la presión que ella sufre. Además, el director articula la película haciendo saltos temporales que nos trasladan desde la cita de Jackie con el escritor, al asesinato de J.F. Kennedy y su funeral, mostrándonos exclusivamente las vivencias de Jacqueline, creando así un retrato vivo de la que fue primera dama.

Los interiores y el vestuario de los personajes están elegidos de forma cuidada y exquisita, ofreciendo una bellísima puesta en escena a nuestra retina, que baila con una maravillosa banda sonora, nominada al Oscar®, que nos lleva, literalmente, de funeral. Larraín juega también con la iluminación para transmitirnos los sentimientos de Jackie Kennedy, armonizando los momentos en los que Jacqueline se encuentra con Kennedy con luces cálidas y acogedoras que se avivan al ser contrastadas con los planos simétricos y la estética fría que predominan en la casa de la señora Kennedy durante su cita con el escritor, una semana después del asesinato de su marido.

Pese a que este film no logró situarse entre los nominados a Mejor Película, se trata de un gran trabajo por parte del director, Larraín, y, sobre todo, de una perfecta actuación de Natalie Portman, que sí consiguió colocarse entre las favoritas de los Oscar®, optando al de Mejor Actriz y siendo su rival más fuerte Emma Stone, aunque Portman no tiene nada que envidiarle y, para mi, era la digna ganadora por este espectacular papel. En pocas palabras, un film psicológico, desgarrador y emotivo que provoca que nos podamos meter en las carnes de Jacqueline Kennedy tras la muerte de su marido en 1963.
Iris G
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9
20 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se marca por un ritmo lento que se refuerza con los planos generales de paisaje, especialmente los del mar en calma, además de presentarse con una puesta en escena en la que predominan los colores fríos (blancos, azules, grises…), que contrastan especialmente con el interior de la casa de Joe (el hermano fallecido de Lee) donde apreciamos una luz cálida envuelta de naranjas, ocres y marrones, que hacen que veamos la casa como un hogar acogedor y tranquilo en el que, quizá, Lee podría tratar de empezar una nueva vida junto a su sobrino Patrick.

En cuanto al reparto, cierto es que la actuación de Casey Affleck no se puede catalogar como “magistral” pero desempeña muy bien su papel, un hombre que vive en un shock continuo tras un fatídico accidente del que no puede evitar sentirse culpable. Aunque algunos cataloguen a Casey Affleck de inexpresivo, al igual que su hermano Ben, la diferencia es que, en este caso, el personaje lo requiere, y es por esta razón que es un digno ganador del Oscar® a mejor actor. Por otra parte, y más destacable todavía, es el gran trabajo que ha realizado Lucas Hedges como el sobrino adolescente de Lee, un chaval que afronta la muerte de su padre de una forma muy valiente, sin dejar que esto perjudique su vida y manteniendo un espontáneo humor negro que nos brinda pequeñas dosis de comedia en este dramático largometraje. Otro digno nominado al Oscar® a mejor actor de reparto, junto con su tía ficticia, Michelle Williams, que lo hizo en la categoría femenina al desempeñar el papel de Randi, la ex-mujer de Lee. Otra bellísima actuación de amor y desamor en esta historia llena de tragedias.

Poco más se puede decir en resumidas palabras de este gran film, se agradecen este tipo de producciones made in Hollywood que siguen una trayectoria totalmente distinta a lo que estamos habituados a ver de la mano de las grandes productoras. Se agradece, sobre todo, el guion original de la cinta, ya que cada vez se ven menos ideas originales y más adaptaciones y remakes. Me alegra que los críticos y la audiencia sigan apostando por este tipo de largometrajes, poco efectistas y con un gran mensaje, donde realmente importa qué se nos cuenta y cómo se nos cuenta.
Iris G
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La tortuga roja
Francia2016
7,1
9.025
Animación
10
20 de marzo de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no se hacen películas de animación como esta. Fuera el 3D y los malditos efectos especiales que se usan como excusa para hacer películas donde no importa lo que se cuenta. Viva la animación tradicional, la delicadeza y la sutileza. Vivan las texturas de la pintura y los dibujos sencillos que cobran vida. Viva la puesta en escena en la que las palabras se obvian con los gestos.

La mejor película de animación que jamás he visto y que seguramente jamás veré. Vemos al hombre ante la bestia y entendemos que, no hay mayor bestia que el hombre.
Iris G
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