Cada nuevo thriller que aparece en la cartelera contiene necesariamente elementos de otros thrillers que le han precedido. La sutileza con que se muestran al espectador, el orden con que aparecen y el oficio de los actores que hilan o entretejen esos elementos marcan la calidad del producto final.

¿Qué aporta esta cinta al género? La respuesta directa es nada. Una vez más el guion es mediocre; la historia no tiene nada de especial que nos atrape o nos haga abandonar el confort del respaldo de nuestro asiento. Adolescentes asesinadas. Un asesino que tras un tiempo sin actividad criminal vuelve a matar. Un policía obsesionado por un caso. No es necesario que siga enumerando los tópicos que salpican la cinta del Sr. Hooker.

La dirección artística o el montaje son correctos pero para nada originales. Washington, Marek y Leto muy por encima de la densidad de sus personajes. El ritmo, andante, de la película se frena en un momento dado para tratar de crear un suspense sin lograrlo. Mantener o incrementar la atención del espectador para alcanzar el momento álgido de la trama no es algo al alcance de cualquier cineasta ni se consigue por un algoritmo establecido. Tampoco la resolución del caso pasará a los anales del cine policiaco.
Llega al aprobado raspado solo por el oficio de sus tres protagonistas.

Lo más logrado del documental es que su metraje íntegro está compuesto por filmaciones originales, sin ni un solo minuto de recreación. Puede apreciarse en él la megalomanía del protagonista y las impresionantes puestas en escena que le ayudaron de manera exponencial a alcanzar las cotas de popularidad aún hoy, en tiempos de las redes sociales, inimaginables para muchos. No obstante sigue siendo altamente recomendable visionar las cintas de propaganda realizadas por Leni Riefenstahl. (Por cierto una mujer increíble, mucho más allá de aquellas cintas que la estigmatizaron de por vida).
Se nos ahorra, pudiendo estar de acuerdo o no, imágenes más crudas de las batallas más descarnadas de la guerra o de los campos de exterminio. Pero, también se nos ahorra, a mi modo de ver injustamente, los matices más importantes que nos permitan discernir el cómo y el por qué. No se aportan detalles del armisticio del Vagón de Compiègne, que supone que es el pilar fundamental del resentimiento del pueblo alemán y del propio Hitler. No se aportan detalles de las peculiaridades de la crisis del 29 que Hitler echó sin rubor sobre los hombros de la comunidad judía, a pesar de ser una crisis económica a nivel mundial. No se aportan detalles de cómo se forjaron las amistades con su cúpula más cercana, ni de los distintos modos en que aquellos afrontaron las consecuencias de la guerra. No se entra a valorar la multitud de detalles de la política exterior y de las circunstancias de los países beligerantes que hicieron que se decidiesen por uno u otro bando. (Creo que el único detalle que se indica sobre la extensión de los términos de la guerra es que hubo más de 50 países que participaron en el conflicto). Y sobre todo, tratándose de una biografía, no se nos cuenta nada de su niñez (salvo que su padre era un funcionario), ni de su juventud. Apenas nada de su experiencia en la primera guerra y de cómo transcurrió su vida desde el fin de la misma hasta formar el partido, salvo la explicación genérica de ser un mero "planchaorejas" de bar y un agitador, sin mencionar hechos concretos, anécdotas ilustradoras o ejemplos de aquellos primeros mítines.
La narración es francamente anodina, muy poco cuidada.
Sinceramente, no creo que aporte nada especial a otros documentales o series sobre este consabido paranoide, acomplejado y ególatra, pero gran manipulador.

Aún siendo un título remarcable de la filmografía de David Lynch, justifico el aprobado raspado que le otorgo a mi parecer en la más que notable ausencia de intensidad del film.
Apenas se nos muestra una ínfima parte de los dolores y padecimientos que el Sr. Merrick sufrió en su corta vida, sobre manera durante toda la etapa previa al momento donde da comienzo la película. No quisiera que se me malinterpretase, puesto que no sugiero que se requiera más crudeza; transformar este drama en una cinta gore tampoco daría la intensidad reclamada, pero creo que, incluso con todo lo que aparece en pantalla, la cinta se queda corta en destacar la grandeza de la persona en que se basa la historia: jamás mostró rencor por la casi interminable lista de agravios que recibió en vida.
Hurt interpreta correctamente pero bajo la capa necesaria de maquillaje y prótesis tampoco podemos decir que, por ejemplo, supere su actuación en "El expreso de medianoche". Hopkins: tibio.

Maravilloso ejercicio estilístico de Bertolucci realizado con un cuidado encomiable de los pequeños detalles, incluso en detrimento de partes de la historia real que pudiesen tener un efecto más impactante en lo que a la trama se refiere, pero que nos distraerían de la armonía de la grandiosa foto de conjunto.

Más allá de las interpretaciones, la típica historia de aquél que teniéndolo todo es infinitamente pobre, antes aun de la incertidumbre a la que le arrojan el devenir de los acontecimientos, ejerce una fascinación más que suficiente para que sigamos con interés toda la cinta. No obstante, al final de la misma echamos en falta cierta intensidad. Quizás la dificultad para empatizar con las desventuras del protagonista, debido al salto geográfico, social, cultural y temporal, y su manera de afrontarlas, ora con el corazón ora con el entendimiento que su formación le brinda, sea la que no nos permite emocionarnos más allá de lo básico con esta historia, quizás mejor presentada en la gran pantalla que narrada por su protagonista.

La querencia por disfrutar de la belleza, es disculpa más que suficiente para recomendar su visionado.

Como un vestido hecho de retales. Es la mejor comparación que se me ocurre después de sufrir durante algo más de 2 horas este esperpéntico espectáculo que es "máquina de guerra".
Desde el título de la propia cinta hasta los títulos de crédito soy incapaz de salvar absolutamente nada, salvo quizás, la fotografía.

Esté o no basada en hechos reales, la historia carece de interés, de intriga, de ritmo, de emoción y de humor, aunque en muchos fragmentos éste parece ser el objetivo apenas alcanzable.

Brad Pitt parece, en mi opinión, haberse unido a aquellos que con cada nuevo proyecto quieren inmolarse en la pira de "lo que fuimos y ya nunca seremos". Es conocido, y manido, el argumento de que no llegan guiones interesantes que interpretar; pero en el caso del Sr. Pitt produce últimamente películas mejores de las que protagoniza.