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España España · Madrid
Críticas de Federico
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
9
15 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deseando amar.

Asistimos en esta película a una visión intimista y personal sobre la lenta trasformación de los valores de una cultura tradicional por los de una nueva sociedad más actual. La contraposición de la “civilización de la vergüenza” oriental, frente a la “civilización de la culpa” de raíces cristianas y más occidental. Un hombre, —Chow Mo-Wan (Tony Leung)— y una mujer, —Mrs. Chan (Maggie Cheung)— a los que une la soledad y el engaño de sus respectivas parejas, entablan una profunda amistad. Su situación les obliga a vivirla a escondidas y en silencio lo que les produce un profundo desasosiego. “Podemos sentir vergüenza pero no culpa, porque nosotros no somos como ellos”, —le dice Chow Mo-Wan a Mrs. Chan—. Pero, en la cultura tradicional chi-na, la culpa existe cuando los actos son conocidos o supuestos por los demás, y eso les hace iguales a ellos. La sinceridad, la lealtad y la amistad son los valores que guían sus actos, pero también, su deseo de amar.
Asistimos entonces como espectadores, a una historia de amor que discurre a un ritmo lento y con una dinámica que sólo es posible desde una perspectiva oriental. La cámara, desde una distancia cercana transforma nuestra mirada y nos implica en cada una de las secuencias, convirtiéndonos en observadores indiscretos. Todo se desarrolla sobre un escenario de oscuros pasillos y reducidos habitáculos desdibujados donde nada nos distrae y donde no parece existir nada más allá de los personajes, salvo nosotros con nuestra impertinente mirada. Una gama de colores fríos con predominio de los tonos grises y azules envuelven la mayor parte de las secuencias, absorbiendo junto con la luz, todos y cada uno de los deseos. Salvo el rojo intenso y sin matices del pasillo del hotel donde Chow y Li-Zhen (Mrs. Chan) buscan un refugio secreto y temporal a su amistad. En consonancia con estos colores apagados o planos, se nos mues-tra la resignación y la falta de coraje de Chow Mo-Wan. Mientras, en claro contraste, Li-Zhen se nos presenta llena de matices. Sus dieciocho vestidos sixties de diferentes tejidos y multitud de dibujos y colores, sirven de hilo conductor y nos permiten percibir el paso del tiempo, haciéndola, además, profundamente seductora. En su puesta en escena Li-Zhen nos permite, asimismo, ver aflorar sus sentimientos, sus debilidades y su valor. No obstante, es cuando la observamos o la vemos caminar al compás de las notas de violín de la música de Michael Galasso cuando todo lo dicho en estas líneas adquiere su verdadero sentido.
Federico
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9
15 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Opera prima del director Stephen Daldry, sobre un guion de Lee Hall, desarrollado en la Inglaterra de Margaret Thatcher. La política de reajuste económico de la “Dama de Hierro” produjo el cierre de muchas empresas y las principales minas de carbón del norte de Inglaterra, provocando un profundo drama en muchas familias y originando un auténtico conflicto social. Pero el drama y los períodos de crisis, ya sean personales o no, han sido siempre una fuente para la buena literatura y el cine, como ocurre en este caso. Pero esta película no es el único ejemplo inspirado dentro de este período del Tacherismo, sino que es otra muestra del buen hacer de algunos realizadores, como lo fueron Mark Herman con Tocando al viento, en (1996) y Peter Cattaneo con Full Monty en (1997). Pero si bien en esta última, el paro obliga a la parodia, los otros dos films tienen en común el cierre de la mina y la música. En la película de Herman, la música será un escape, un motivo que permite a los mineros mantener la dignidad, mientras que en Billy Elliot forma parte de los sueños de un niño. De su deseo irrefrenable de bailar.
La madre ausente, la falta de recursos económicos, el fracaso de los adultos y la fuerza de la costumbre que obliga a seguir los mismos pasos de aquellos que le precedieron, envuelven el mundo de Billy. Pero esa realidad, puede impedir a un niño de 11 años realizar sus sueños, pero no arrebatárselos. Por eso, cuando Billy baila, se siente libre, su cuerpo se transforma y se vuelve ligero y el espacio en el que se mueve ad-quiere otra dimensión. Pero a veces, los diferentes intereses de los adultos, sus frustraciones y sus fracasos se convierten en una presión insoportable para el mundo infantil de Billy, que Stephen Daldry muestra con maestría en esta película. Así, mientras ellos discuten sobre su futuro, él baila desesperadamente en un espacio minúsculo e inmundo hasta que sus propios pasos de baile le arrastran por toda la ciudad. No obstante, el guion de Lee Hall deja claro que esta película trata de personas que no deciden sobre su futuro, que su horizonte se ha visto circunscrito al reducido entorno en el que lograr su sustento y que no han tenido razones para ir más allá “donde no había minas”, pero que son gentes luchadoras, sensibles a los sentimientos de los demás y portadoras de una profunda solidaridad.

Valoración: 5/5
Federico
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