Estoy seguro que dentro del nuestro egocéntrico mundo, todos deseamos ser como Michael Corleone. Pasar al descuido en el escabroso melodrama de una familia inestable, con un hermano mayor impulsivo, una hermana deslumbrada por la vanidad y un hermano que busca soñar con un futuro lleno de mujeres de cristal, un padre ejemplar como muchos pero inteligente como pocos y una madre que siempre está aunque no se la vea.

Algo de la vida real pero a la vez irreal. Así es EL PADRINO. Una película que dentro del tecnicismo encuentra una fotografía excepcional y un argumento que para su director que resulta tan compresible como un cuento de hadas. Aquí el héroe es Don Vito, la mafia viene a ser el hada de los cuentos y el príncipe es Pacino. Una herencia que no podemos dejar de regalar a nuestros hijos, una película que nos deja las ganas de repetirla una y otra vez. Una película que nos hace entender porque existe el cine.

En mi opinión el título pudo trabajarse mejor ante la magnitud de calidad descubierta en el argumento. Como dice mi esposa: "Para mí una película buena es aquella que me deslumbra desde el principio" y en verdad lo logra.

Quién no ha pasado por los temores de un primer día de trabajo y cuanto más al encontarse en una penitenciaria con reos de alta peligrosidad, el aire se percibe denso y violento; pese a ello la pacifidad del protagonista nos permita intuir que todo está marchando bien. De repente en un intenso giro, ocurre un accidente que te permite despertar a la realidad, estás en un infierno! Lo más sencillo es quemarse en la hoguera, pero aquí está el detalle, decides formar parte del infierno que al final te consumirá.

Sin duda Celda 211 constituye un reencuentro con género maltratado durante mucho tiempo por el cine norteamericano al apegarse a la realidad humana. Sin ser grotesca como el encierro de Bound by Honor (Sangre por Sangre) merece ser vista sin popcorn porque la tensión se mantiene hasta el final !!!