Me demore una semana en poder hacer esta crítica porque si bien la película de Aronofsky se deja interpretar con libertad, sus perturbadoras situaciones te sacan de tu eje, este director que se ha destacado por sus innovadoras y oscuras películas nos entrega la Saló de nuestro siglo, una película que si bien puede disgustar o fascinar con su profundo y retorcido guion al menos logra llamar toda tu atención.
Madre baila en las profundidades del ser humano con una Jennifer Lawrence que vuelve a afirmar sus dotes actorales con todos sus primeros planos que logran generar una extraña empatía, incomodándote desde el primer minuto, sin embargo lo hace desde adentro, siempre te sientes inmerso en esta trama, cortejados por unos Bardem, Harris y Pfeiffer que no hacen más que recordarnos sus mejores épocas con personajes complementarios que sacuden el tranquilo paraíso de Lawrence.
En conclusión, el ultimo largo de Darren cuenta con una locación mística, un sonido que a mi parecer a veces sobresale, pero que en otros no logra su total objetivo, una situación que va más allá del bien y el mal en el cine, más allá de los géneros y más allá de cualquier expectativa, pero que sin embargo nos deja en presencia de, al menos, la película más controvertida e innovadora del año.

Tan brillante como oscura, la nueva película de Lelio nos sumerge en un mundo lleno de atrocidades, vulneraciones e intolerancia que se ve magníficamente reflejada sin la necesidad de la violencia física recurrente, sino que mediante el arma más dura de nuestra sociedad, el rechazo y las palabras. Usando nuevamente a la clase media chilena(como ya hizo en "Gloria"), logra reflejar las vicisitudes que sufre Marina ante una sociedad que si no es indiferente es hiriente, haciéndola caer en una vida intermitente, bien aludida gracias a la maravillosa fotografía, contra la que pelea día a día. Destacando así también la crítica a la clase alta que se muestra despojada de humanidad, tanto con el círculo externo como interno, donde intentan cuidar a su familia de una falsa amenaza, que solo es miedo a salir de una burbuja y conocer al mundo real. En aspectos técnicos, el director se deja querer con una banda sonora que logra una armonía entre la tristeza, rabia e impotencia de la protagonista, impregnando esos sentimientos en los espectadores, manteniéndonos en linea con ella durante todo el film.
Por último, si bien a ratos se veía un tanto forzada en su diálogos, quizás por un hieratismo que representa la incapacidad de expresión de los grupos minoritarios en este país, Daniela Vega logra hacernos olvidarlo, con una cátedra de expresión facial y corporal que logra clavarte desde el primer minuto, convirtiéndola en la aguja que termina este complejo bordado y no una puntada más.
Una película que sirve de espejo, una película que desprecia las etiquetas mediante el uso de todos los géneros, una película necesaria que sin hablar desde la superioridad moral nos deja una enseñanza desde distintas lecturas.

Una nueva película dentro de la filmografía de uno de los directores más prolijos de nuestra época, si bien me declaro un gran seguidor de Nolan tenía mis discordancias con una película de carácter bélico, ya que lo podía alejar de su fuerte, los guiones con estructuras complejas, finales absolutamente abiertos y salidas del mundo tal y como lo esperamos. Sin embargo, el director inglés nos trae de nuevo al cine total, nos inserta en una guerra, en la claustrofobia misma, un encierro que nos genera una ansiedad constante, que no necesita una gran explicación del conflicto para hacernos palpitar a todo dar, gracias a su increíble cuidado técnico, con su increíble paleta e increíble fotografía, que espero se concrete en una nominación para Van Hoytema, que da una puntada directa al corazón con el siempre correcto Hans Zimmer encargándose de la banda sonora.
No obstante todo lo anterior es solo la cualidad más tangible de este alucinante largometraje, ya que considero que la base y pilar fundamental de esta obra de arte es la capacidad de Nolan de no tener un protagonista que se robe el espectáculo, impidiendo así nuestro amor un personaje, su actuar y su situación, dando una vuelta mucho más importante, convertirnos a nosotros mismos en los protagonistas de la historias siendo un participe silente pero constante de todas las acciones ocurridas a lo largo de toda la película, acercándonos al conflicto de manera real, sintiéndonos atravesados por las balas y ahogado por los sentimientos, produciendo un conflicto ético entre supervivencia o una altruista solidaridad.
En fin, Nolan con un film aparentemente simple nos entrega una enseñanza anti bélica, en una película con reducidos diálogos, algo totalmente metafórico ya que lo que menos se cruza en una guerra son palabras reales, dándonos una reflexión que puede ser más que útil en tiempos tan ajetreados como estos.

Nuevamente Villeneuve logra hacernos palpar lugares con sus imágenes, que lógicamente van de la mano con el excelente y siempre prolífico Roger Deakins, acercándonos a una de las zonas más despojadas de sentimientos en el mundo. Sin embargo, en este intento se perdió a ratos el foco de la tensión.
Quiero ser claro en decir que sicario es una gran película, pero que a mi parecer es una imitación, menos abstracta en el tema del tráfico, de una de las máximas obras de los Coen, ¨No country for old men¨, lo que se puede ver sobretodo en un uso extraño del ¨unstoppable evil¨ que magníficamente hizo Bardem, pero que en Del Toro no logró convencer del todo.

Una película con honestidad y pulcritud, la ópera prima de Rodrigo Bacigalupe supone un inicio prometedor de un director que logró plasmar una idea tan común como simple con un estilo personal que la hace única y cercana, con un humor que se equilibra a la perfección con los sentimientos, que no caen nunca en los excesos buscando una reacción forzada del espectador, sino que una emoción auténtica y bien intencionada.
La memoria de mi padre trae a la cabeza películas como Nebraska y El gran pez, que nos acercan a nosotros mismos, que nos entregan la posibilidad de un viaje interior para conciliar con todo nuestro mundo exterior, haciéndonos repensar nuestras relaciones incluso más allá de la familia, invitándonos a darle objetividad a nuestros sentimientos mediante el entendimiento y la empatía de la vida de los que nos rodean.
Simple, emotiva y sumamente cómica, la memoria de mi padre cumple con su prometido entregándonos una película moralizadora que nos recuerda la importancia de las relaciones humanas con colores preciosos que nos da la impresión de un baúl de recuerdos, una película como las que faltan muchas veces en el cine, una película de piel y corazón.